Desde dentro, desde el cuerpo técnico del Real Madrid, y desde el vestuario, dejaban entrever que Arda Guller, el turco que llegó en el mercado de verano, era un futbolista diferente, y que solo necesitaba juego, acción, para demostrar unas condiciones excepcionales, de las que nadie dudaba en la plantilla. Y sabían también que su momento llegaría, más temprano que tarde.
A principios de julio pasado, el Real Madrid anunció el fichaje de Guller, un chico de 18 años, proveniente del Fenerbahce, por el que pagó 20 millones de euros, una cifra que podría subir a 30, en dependencia de algunos pluses, que de cumplirse no habría más remedio que abonar. Además, el club turco, según fuentes de aquel país, se aguardaba el 20 por ciento en caso de una futura venta.
El chico, atrevido como todos los jóvenes ambiciosos, condicionó al club y al cuerpo técnico. Y dijo algo así como que me voy al Madrid, pero para quedarme en la primera plantilla, no para ir cedido a otro equipo de España, o de cualquier otro país europeo. La bravuconada, en lugar de irritar a Florentino Pérez y a Carlo Ancelotti, les gustó, y aceparon esa condición.
ROBO AL BARCELONA Y LAS PRIMERAS LESIONES
Desde antes del final de la pasada temporada, los ojeadores de varios clubes importantes de Europa tenían los ojos puestos en la perla del Fenerbahce. El chico jugaba un fútbol diferente, con desparpajo, como si fuera un jugador curtido, y encima de eso tenía gol, al extremo de que la selección absoluta ya lo había convocado. Con 17 años no estaba mal.
Entre los principales candidatos estaba el Barcelona. Y la prensa cercana al club catalán dio por hecho que el chico tenía la decisión tomada, a pesar del interés de dos poderosos de Inglaterra, como el Arsenal o el Newcastele United, de un histórico de Italia, como el AC Milán, y del más grande de los clubes europeos, el Real Madrid. Casi era un hecho que se iba a vestir de blaugrana.
Incluso, el diario Sport se aventuró a decir que el atacante se iba a poder quedar un año más en su club, en caso de una cuerdo con su comprador, en calidad de cedido, o si no llegaba a un acuerdo con ninguno de los pretendientes, pero lo cierto fue que llegó el Madrid, puso el dinero y, casi de manera sorpresiva, Florentino Pérez lo presentó como nuevo jugador blanco.
¿Cómo lo consiguió el Real Madrid? En primer lugar porque el proyecto que lidera Ancelotti seduce a cualquier futbolista, máxime si es un chico que cree tener todas las condiciones del mundo, como demostró en su país, y luego, en las negociaciones con el Fenerbahce, Florentino Pérez, en lugar de regatear por el chico, o insistir en la cláusula de rescisión, pagó más.
No había nada que hacer, pero a los pocos días de aterrizar en España, se supo que estaba lesionado. El jugador al que Juni Calafat le había echado el ojo y advertido al Madrid de su clase, se perdía así la pretemporada, el inicio de la campaña y cuando estuvo bien, arrancó en desventaja con el resto de los jugadores, además de que Ancelotti no le dio muchas oportunidades, salvo unos minutos aislados.
LA EXPLOSIÓN DE ARDA GULLER
Ancelotti arrancó la temporada con un once tipo, y solo se atrevía a cambiar a Tony Kroos por Modric, a Eduardo Camavinga por Aurelién Tchuaméni, a Frank García por Ferland Mendy, o a Lucas Vázquez por Carvajal, muy de vez en vez. Salvo por lesiones, los titulares eran fijos, y los otros tenían que esperar su oportunidad, como hizo Brahim Díaz, que derribó la puerta del técnico.
Joselu siempre tuvo más opciones. Jugó casi todos los partidos, porque daba una opción para la cual estaba él solo en la plantilla, la de delantero centro puro. Arda tuvo que esperar. A pesar de estar bien, Carletto no le dio opciones, más allá de unos 60 minutos en la Copa del Rey. Mientras, sus compañeros y la directiva aguardaban con impaciencia a que tuviera más opciones.
Y al final, Ancelotti cedió. Lo que veía en los entrenamientos lo obligó a aflojar la mano e incluir al turco en esas partidas de jugadores que entran de cambio a finales de los partidos y el turco explotó. Lo resolvió con goles. Cada oportunidad que le dieron, la aprovechó, al extremo de que hasta el momento ha lanzado seis pelotas entre los tres palos en La Liga y todas han ido a las redes, las dos últimas ante el Villarreal este domingo.
Los medios, los tertulianos de los programa de fútbol por tv, los influencers, dicen que tiene algo muy especial. Y sí, claro que tiene algo diferente: tiene gol. Y eso lo hará un jugador importante de cara a la próxima temporada, porque ya dicen que Arda, que fichó por seis años, no dejará el club, ni cedido, ni vendido, lo cual quiere decir que el cuerpo técnico cuenta con él.
El gran problema será buscarle acomodo, darle más minutos, en un equipo que tiene una plantilla cuajada de estrellas, a la que se incorporarán dos más desde el verano, Endrick y Kylian Mbappé. Hay quienes dicen que ambos llegan para ser titulares, pero Arda Guller también quiere serlo. Menudo problema tiene Ancelotti, pero el italiano es un grande en eso de mantener contentos a sus futbolistas.