Es triste observar cómo aquellos que crecieron en un país meramente futbolero donde en sí lo que importaba era el deporte y no el negocio, hoy ven al fútbol como su pasión pero ya no confían en él, y mucho menos en su selección.
Apuesta en la Copa América con Bet365Cada Copa del Mundo, cada Copa América, e incluso cada amistoso, se ha convertido en una duda sobre qué papel hará México en dichas competencias, pues el aficionado mexicano se siente un espectador del juego, pero a la vez no es partícipe de la alegría y la emoción que antes el fútbol desataba en la mayoría de la población mexicana.
Aún así, como si se tratara de una relación amorosa tóxica, se sigue amando al equipo tricolor. Miles de mexicanos pagan el dinero que no tienen para viajar a las Copas del Mundo, o gastan dólares al por mayor (que créame, en México es mucho dinero), por ver un duelo del combinado azteca frente a equipos que no son de esos que hacen lucir las carteleras.
Otro reproche que los aficionados que viven en México han realizado en los últimos años, es que ya parece casi imposible ver un juego de la selección en casa. El negocio, se sabe, está en Estados Unidos, donde los millones de inmigrantes que radican en suelo estadounidense pagan lo que sea por ver dos horas a su equipo, lo cual corresponde a un sentido de pertenencia, pues para ellos, quienes a diario tienen que lidiar con las trabas que vivir el sueño americano conlleva, estar cerca de su equipo es una motivación, es un acercamiento a lo que se siente estar en casa. ¡Y está bien! Ellos merecen saborear las jugadas del combinado tricolor, sin embargo lo exorbitante de los precios sobrepasa el sentimiento, pues los organizadores saben de antemano que la afición va a pagar lo que sea por presenciar el duelo.
Mientras tanto, los seguidores que viven en México, siguen a la espera de un partido en casa. ¿Qué tal un duelo frente a los Estados Unidos en Monterrey? ¿O en Guadalajara? Seguramente sería lleno total, frente al “odiado” enemigo histórico. Pero yo que vivo en la Ciudad de México he sido testigo de que ya ese tipo de encuentros escasean.
Pero ¿cómo revivir ese amor puro entre la Selección Mexicana y su afición? ¿Cómo dejar de pensar que “jugamos como nunca y perdimos como siempre”? Se necesita restablecer esa conexión entre ambos entes desde sus entrañas, desde aquellos orígenes del equipo. De hacer más cercana la relación donde uno sea complemento de otro, lejos de patrocinios o promociones donde si compras algún producto podrás obtener una convivencia con los jugadores.
Estamos en una etapa donde sólo los llamados ‘influencers’ tienen acceso a ese tipo de eventos, en los que sólo se busca la foto para subirla a las redes sociales. ¿Y el aficionado promedio? ¿El que gasta su dinero, mismo que le cuesta ganar, en un partido de México? ¿El que ya está haciendo lo posible por obtener la ansiada visa para viajar a la Copa del Mundo?
Como medios de comunicación es hora de buscar esas historias que hagan de ese vínculo (afición-selección) algo bonito, algo complementario. Entiendo que en pleno 2024 no puedo romantizar el fútbol, y que hoy es un negocio, por cierto, de los que más dinero dejan a nivel mundial, pero ya si el nivel de México deja qué desear, por lo menos que se acerquen a su afición, a esa que ellos mismos llaman “incondicionales”.
Estamos en muy buen tiempo, a sólo dos años de la Copa del Mundo que se celebrará en México. Esperamos etapas de crecimiento, de un mejor fútbol, de buen funcionamiento, de compañerismo, pero sobre todo, un momento donde aficionados y seleccionados formen un eje que haga aún más fuerte al fútbol mexicano.
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