El mundo del fútbol muchas veces no es tan serio como parece, o como quisiera. Incluso, la Federación Internacional del referido deporte, la poderosa FIFA, se come marrones que pudo haber evitado, porque la entrega del último premio The Best, con una gala disminuida en Londres, es una muestra fehaciente de que hacer el ridículo no conlleva excepciones y está vez les tocó a sus dirigentes y hasta algunos futbolistas.
Los encargados de escoger, seleccionadores, capitanes de selecciones, periodistas seleccionados por influencia de sus respectivas ligas, le dieron la mayoría de votos al argentino Lionel Messi, algo que no se esperaba nadie, ni el mismísimo campeón mundial con la albiceleste, considerado uno de los mejores jugadores de la historia, sino el mejor, pero que nada hizo esta vez.
El The Best solo incluía el tiempo entre el final de la pasada Copa Mundial de Qatar 2022 y agosto de 2023. En ese tiempo, Messi solo ganó la Liga de Francia, y lo hizo sin protagonismo alguno, con infinidad de jugadores a mejor nivel que él, y con más influencia en el juego, pero los votos fueron, en su mayoría, para el otrora jugador del Barcelona, y los del Manchester City, que lo ganaron todo, marginados.
COSAS RARAS EN EL FÚTBOL
Votación aparte, porque cada cual puede votar por quien se le antoje, incluso sin ser coherente, entregarle a Messi el galardón individual de más rango de la FIFA, no solo es una falta de respeto a él, a los otros aspirantes, sino al propio mundo del fútbol, porque deja al descubierto que hay escrúpulos a la hora de influir en una determinación u otra y también deja claro que todo es posible.
Fue posible una Copa Mundial en Qatar y otra en Arabia Saudita. Poco después de otorgarse la sede de la primera, hubo un escándalo enorme en el seno de la FIFA. Muchos de los directivos perdieron sus puestos, incluido alguno de los pejes gordos y hasta a prisión tuvo que ir alguno. Por ahí están los nombres y solo hay que buscarlos para refrescar un poco lo que ocurrió.
Hace poco más de un mes, la FIFA, de manera un tanto solapada, decidió resolvió con facilidad los escenarios en los que se jugará en 2030. Las dos candidaturas conjuntas, una europero-africana y otra suramericana, acogerían la lid. La intención, tener contentos a todos: Argentina tendrá un partido o dos, y lo mismo Uruguay, y tienen que estar contentos. El resto en España, Portugal y Marruecos.
Pero ahí no está el problema. Con el otorgamiento de una sede a medias a Argentina y Uruguay, los que dirigen el fútbol se quitaron de arriba un candidato para la Copa Mundial siguiente, la de 2034, a la que aspiraba Arabia Saudita. Y así, casi en silencio, decidieron que sería el reino saudita el encargado de organizarla. Lo informaron sin darle tiempo a nadie a postularse, sin tener en cuenta nada ni a nadie.
Ante estas cosas, un mundo tan escrupuloso como el actual, suele pasar de largo. No pasa nada, es una sede más, no había otros aspirantes, una Copa Mundial es cara, los saudíes tienen mucho dinero y le han puesto a su liga para llamar la atención del mundo. Eso se escucha en los corrillos de cualquier lugar, pero lo cierto es que los que dirigen el más universal no terminan bien parados, como tampoco con una gala a la que no va ninguno de los finalistas hombres.
¿MERECIÓ MESSI EL THE BEST?
Kylian Mbappé no fue a la gala porque no quiere prestarse más para este tipo show. No gana, porque está en el Paris Saint-Germain y allí es muy difícil conseguirlo, a menos que hagas algo grande con tu selección y que los otros candidatos eternos no hayan estado a una altura media, incluso. Él sabe deesto, porque ya lo ha vivido en carne propia y por eso no acudió. Prefirió quedarse en su casa de la capital francesa.
Haaland mandó a su padre. Es cierto que está lesionado, pero desde su mansión en Manchester hasta Londres, en línea recta, hay apenas 262 kilómetros, y 322 por carretera. En un tren rápido el viaje demora poco más de dos horas, y él pudo haber estado, pero sabía de antemano que el ganador sería otro, y no él, que lo mereció más que ninguno, porque ganó todos los títulos que disputó con protagonismo siempre.
Haaland ganó la Liga Premier de Inglaterra y fue máximo artillero de un torneo, mucho más importante que la Liga 1 de Francia. Y encima de eso, levantó la UEFA Champions League, la primera para su equipo, de la que también fue el más goleador. Sin embargo, los entrenadores, los periodista escogidos y los seleccionadores prefirieron al argentino, que no se le acercó ni de lejos. Pero como hubo una votación, hay que aceptarlo.
El noruego sabía que no era el triunfador. Y Messi que tal vez lo hubiera sabido, prefirió quedarse en su reducto de Miami en lugar de hacer un viaje trasatlántico para un galardón más, que hasta él considera -estoy seguro- que no le tocaba. Al final, la velada fue un desastre, porque ni Thierry Henry sabía que hacer con aquel trofeo que nadie había ido a buscar. Por suerte, resolvió la situación, con un comentario y una sonrisa.
Esta edición de los The Best puede marcar un antes y un después, y la FIFA tiene que hacer algo para que en los próximos años no suceda una situación similar, porque puede terminar por perder el tirón mediático, que ya es escaso y por lo cual, creen algunos, terminan por premiar a viejas glorias, como pasó con Lionel Messi en esta ocasión, sin que la culpa no haya sido nunca del jugador.
