Vuelve la Serie Mundial de las Grandes Ligas, con un habitual de los últimos años, los Astros de Houston, y otro que tuvo que esperar 14 años para verse envuelto de nuevo en la pelea por un anillo, Phillies de Filadelfia, sorprendente ganador de la Liga Nacional, donde quedaron en el camino, entre otros, los Dodgers de Los Angeles, los Mets de Nueva York, los Bravos de Atlanta y los Padres de San Diego.
De la serie, pactada a siete juegos, saldrá el nuevo campeón, que no siempre tiene que ser el gran favorito, el que más juegos ganó en la temporada regular, incluso ni quien mejor lo hizo en la postemporada hasta ahora, porque de ser así no tendría que jugarse nada y bastaría con entregar el trofeo máximo al equipo texano, que sumó más victorias hasta el momento.
El béisbol siempre tiene as guardados bajo la manga, y no siempre quien mejor hizo las cosas a través de un larguísimo campeonato de seis meses, se lleva al final la recompensa. Los Marlins de la Florida -ahora Marlins de Miami- llegaron dos veces a la postemporada como wild Card, en 1997 y 2003, y se proclamaron campeones mundiales, algo que nadie esperaba, ni cuerpo técnico, ni jugadores y mucho menos los aficionados.
Eso es lo lindo del béisbol, donde basta con hacerlo bien a la hora de la verdad para llevarte el premio mayor, sin tener en cuenta muchas otras cosas, aunque hay algunas que pesan, como la profundidad del staff de pitcheo, la potencia de la alineación, incluso la buena defensa del campo, aunque cuando un equipo llega a estas instancias, esas son cosas que deben haberse resuelto con antelación.
Los Astros jugarán su cuarta Serie Mundial desde 2017, en busca de su segundo título, luego del conseguido en ese mismo año a las órdenes de A.J. Hinch, quien luego fue despedido tras el famoso escándalo de robos de señas, que le costó al equipo y hasta a sus dirigentes perder prestigio ante el mundo del béisbol. Los Phillies ganaron por última vez en 2008, a las órdenes de Charlie Manuel.
EL BÉISBOL LE DEBE A DUSTY BAKER...
Dusty Baker lleva casi 30 años como dirigente en equipos de Grandes Ligas, en los cuales superó las dos mil victorias, pero nunca ha podido conseguir un anillo de Serie Mundial, y espera que esta sea su oportunidad, luego de pasar por varios equipos con opciones de proclamarse campeón. Es el debe que tiene el béisbol con él, o viceversa, pero solo como manager, porque como jugador ganó en 1981 con los Dodgers de Los Angeles.
Baker, de 73 años de edad, enseñó clase como manager desde su debut al frente de los banquillos, porque en el mismo estreno, en 1993, se consagró como Manager del Año, al llevar a los Giants de San Francisco a conseguir 103 victorias en la temporada regular, pero eso, como ya dijimos anteriormente, no te garantiza ser campeón de la Serie Mundial. Y Baker lo sufrió en carne propia, porque ni a esa instancia llegó.
En 1997, el aún novel dirigente volvió a tener una gran temporada en 2007, pero el equipo de San Francisco cayó ante los sorprendentes Marlins de La Florida. Y así ocurrió en otros años sin que pudiera alcanzar una Serie Mundial. Alcanzar la instancia máxima era un sueño y lo logró en 2002, pero entonces cayó en siete partidos ante los Angelinos de Anaheim. Y entonces dijo adiós a San Francisco.
Entonces comenzó un periplo por varios clubes: Cubs de Chicago, Reds de Cincinnati y Nacionales de Washington, hasta que en 2000 llegó a los Astros, después de destaparse el escándalo del robo de señas. Sin embargo, no pudo llegar a la Serie Mundial, porque cedieron en siete juegos ante los Rays de Tampa Bay. Al año siguiente, el pasado, su equipo jugó por el título, pero los Bravos de Atlanta fueron los campeones. Ahora, de nuevo, es su oportunidad.
Y LOS ASTROS MERECEN GANAR
El béisbol, como decíamos, tiene una deuda con el dirigente de los Astros, pero el propio equipo merece un título más, sobre todo porque en los últimos años ha sido el gran animador del torneo, y ha estado en postemporada una y otra vez, a pesar de que en sus filas no estuvieron esas grandes estrellas del béisbol, y más bien fueron un equipo homogéneo, donde destacó más la labor colectiva que las individualidades.
Incluso, las grandes celebridades no aportaron a la hora de la verdad, como ha pasado con la más fulgurante de sus estrellas, el veterano lanzador Justin Verlander, candidato a ganar otro premio Cy Young, quien, sin embargo, ha tenido muchas más penas que glorias en estas rondas definitivas. Verlander volverá a abrir el partido inicial y de su actuación en estos días de octubre y principios de noviembre, dependerá el futuro de los Astros.
Verlander acumula seis decisiones en partidos de Serie Mundial, todas derrotas, y exhibe un altísimo 5.68 de promedio de carreras limpias, muy lejos todo de sus consistente carrera como lanzador en otras instancias, una razón de peso para salir en busca de su redención ante unos Phillies que no se lo pondrán fácil en ningún momento. De su forma física y mental depende salir o no del bache de las derrotas.
La otra parte le corresponderá a un cuerpo sólido de lanzadores, que ha tenido una campaña excepcionar, incluido Framber Valdez, y una alineación que ha golpeado en los momentos más importantes, con una oportunidad tremenda, como los casos del cubano Yordan Alvarez, o el dominicano Jeremi Peña, de destcadas actuaciones en las fases anteriores de la postemporada.
NO DESCARTEN A LOS PHILLIES
Si grandes son los Astros, no menos son los Phillies, que se colaron en la postemporada a última hora por la División Este de la Liga Nacion al, comandada por dos colosos que ganaron más de un centenar de juegos: los Bravos de Atlanta y los Mets de Nueva York. Sin embargo, mientras los dos caían uno tras otro en sus estrenos en octubre, los de Filadelfia continuaron su camino.
Y más allá de lo conseguido en la campaña regular por Kyle Schwarber como segundo máximo jonronero de las Grandes Ligas, en postemporada han sido él, Bryce Harper y Rhys Hoskins quienes han llevado la voz cantante en el ataque, sobre todo Harper, que ganó el título de Jugador Más Valioso de la serie de campeonato de la Liga Nacional, además de comandar en jonrones y hits conectados y exhibir un fabuloso .419 de promedio de bateo.
Esos nombres, además de los del jardinero derecho Nick Castellanos y el receptor J.T. Realmuto aportarán todo el caudal ofensivo que necesita una alineación para ser considerada poderosa ante el fortísimo pitcheo de la novena texana, sin descuidar que los Phillies también han estado a la altura en el pitcheo, sobre todo con Zach Wheeler y Aaron Nola, quienes han tenido salidas de calidad cada vez que salieron al montículo en postemporada, o casi.
Un triunfo de los Phillies sería bueno para el béisbol, porque demostraría que no solo pueden ganar aquellos que tienen las plantillas con los mejores salarios, o los jugadores más glamorosos, pero igual ocurriría si el vencedor fuera Houston, porque ambos distan de los rosters de algunos eliminados, sobre todo Dodgers de Los Angeles y Yankees de Nueva York, por solo citar a dos.
Ahora mismo, sin embargo, no tengo claro cuál de los dos tiene más opciones de ganar la Serie Mundial. Unos, los Phillies, vienen lanzados desde atrás y llegaron como trenes a la postemporada. Los otros, los Astros, han tenido una temporada muy pareja de principio a fin. Entonces solo diré como suelen hacer los árbitros tras discutir las reglas de terreno: ¡A jugar y que gané el que lo haga mejor! Y tú qué crees?
