Yasiel Puig está sin equipo y lo más probable es que arranque la próxima temporada de las Grandes Ligas y el cubano no consiga un contrato para jugar. Y lo peor de todo es que cabe en cualquiera de las nóminas, tanto de la Liga Americana como de la Nacional. Son pocos los jardineros derechos que tienen las condiciones del cubano para el deporte, pero a veces la cabeza no acompaña al físico y eso suele pasarle la cuenta.
Puig tiene un físico privilegiado. Se dedicó al béisbol, pero pudo hacerlo en el fútbol, el atletismo, en lo que se le hubiera ocurrido, y tal vez hubiera triunfado, pero prefirió el deporte de las bolas y los strikes e hizo una irrupción espectacular con los Dodgers de Los Ángeles en las Grandes Ligas, pero unos años después, rodeado de problemas y envuelto en infinidad de escándalos, se quedó sin trabajo y sin equipo.
Lo peor de todo es que Puig tiene solo 33 años recién cumplidos, una edad óptima para aspirar a un buen contrato, cualquiera sabe con cuantos ceros a la derecha, está sin trabajo y sin opciones reales de volver, a menos que uno de los dueños de club quiera apostar por él, invitarlo a la pretemporada y cerciorarse de que está en forma y de que puede volver a ser decisivo, porque condiciones, insistimos, le sobran. De lo contrario, tendrá que jugar en México o en Asia.
UN INICIO ESPLENDOROSO
Yasiel Puig se dio a conocer como jugador de béisbol en Cuba, en la provincia de Cienfuegos, ubicada al centro sur de la isla. Antes de dedicarse por entero al béisbol, siendo aún muy niño, probó en cuanto deporte se le ocurrió y en todos era bueno. Por suerte, se decidió por el béisbol y su carrera fue tan espléndida que en poco tiempo se hizo un hueco en el equipo de la provincia, con participación, incluso, en un Juegos de las Estrellas.
En Cuba estuvo poco tiempo. Los beisbolistas con opciones de jugar en Grandes Ligas suelen dejar el país cada vez con menor edad. Unos se van directamente a México, otros a República Dominicana, Haití, cualquier lugar desde donde se pueda acordar con un agente del béisbol profesional y eso intentó Puig. Salió, enseguida encontró agente, aunque con problemas posteriores, y poco tiempo después debutaba con los Dodgers.
Enseguida demostró clase. Era la temporada de 2013 y fue decimoquinto en la votación para el premio de Jugador Más Valioso (MVP, segundo para la de Novato del Año, y al momento comenzaron las comparaciones con Mike Trout, el jardinero central de los vecinos Angelinos de Los Ángeles. Puig impresionaba por ser un pelotero total: fuerza, velocidad, contacto, buen fildeador y mejor brazo.
Ese año jugó 104 partidos, conectó 122 hits, entre ellos 19 cuadrangulares, unas cifras nada malas para un jugador que llega de pronto al máximo nivel del béisbol profesional, pero también comenzó a enseñar la patica de la polémica, se calentó por algún pelotazo, hizo algún gesto de más o se fue a las manos con algún rival, algo que ha sido una constante en su carrera. Ese año bateó para .319, la cifra más alta de su carrera.
Históricos fueron sus encontronazos con el lanzador zurdo de los Gigantes de San Francisco, Madison Bumgarner, aunque también protagonizó trifulcas con los Diamondbacks de Arizona, en una situación que en cinco años llegó a convertirse en insostenible para el equipo, porque cuando no estaba en una, era en otra. Y esos temas siempre se saldaban con a expulsión, una situación que los contrarios sabían y aprovechaban.
FIN A SU ETAPA EN LOS ÁNGELES, PEREGRINAJE Y LIBRE
Seis años duró la aventura de Puig en Los Dodgers. Al final, a pesar de sus condiciones naturales, sus temporadas no fueron espectaculares: nunca bateó más de 30 jonrones, ni 200 hits, ni impulsó más de un centenar de carreras. Eso sí, si buscamos los highlights, encontraremos jugadas espectaculares, disparos precisos desde los jardines al home o la tercera base, y alguna que otra bronca, o un peloteo con Cristiano Ronaldo, el día que el Real Madrid visitó Los Ángeles.
Con 28 años, en 2019, se fue a los Rojos de Cincinatti, donde jugó 100 juegos, y terminó la temporada con otros 49 en Cleveland. Al final, tuvo su mejor año en las Grandes Ligas: 148 hits, 30 dobletes y 24 jonrones, con average de .267 y 84 carreras remolcadas, la cifra más alta de su carrera. Pero al año siguiente ya no encontró equipo. Pesaba en su contra acusaciones por violencia doméstica y su mala fama.
Puig seguía teniendo un talento tremendo, con una edad ideal, pero su historial lo dejó sin trabajo en Grandes Ligas. Tras un tiempo fuera, se dio cuenta de que había desperdiciado una oportunidad, pero nadie quiso echarle una mano y ofrecerle la oportunidad de volver, a pesar de su juego espectacular. No tuvo más remedio que irse a Asia, a jugar otro béisbol, y luego regresar al Caribe. Por su cabeza pasó siempre la idea de volver, pero hasta ahora nada.
Este invierno lo comenzó en República Dominicana, pero solo jugó unos partidos antes de que fuera llamado por los Tiburones de La Guaira, el equipo venezolano que reinó en su país y que luego ganó, bajo el mando de Ozzie Guillén, la Serie del Caribe, que se disputó este año en el IoanDepot Park de la ciudad estadounidense de Miami, donde tiene Puig miles de seguidores. Con los Tiburones se lució, pero el mundo de las Grandes Ligas no se ha vuelto a abrir para él.
Cierto que tuvo un principio de acuerdo con los Rays, pero lo cierto es que todo sigue en un limbo y hasta ahora no tiene equipo. Cada vez el tiempo se le acorta, porque las 30 franquicias de las Grandes Ligas iniciaron hace días la preparación para la próxima campaña y no estar a tiempo es una señal de que su hora no llegará. Aun tiene opciones, pero cada vez son menos. Lástima.