Los banquillos argentinos tienen dos dioses: César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo. El primero llevó a Argentina al título en 1978, en la Copa Mundial que organizó el país austral en tiempos de la dictadura, y fracasó cuatro años después, en España, en la primera cita grande de Diego Armando Maradona. A Menotti no le perdonan haber dejado fuera al Diego en 1978, pero igual, lo veneran.
Bilardo, el rey de las anécdotas, estaba en el puesto de mando en 1986, en aquella Copa Mundial en México, en la que Maradona fue dueño y señor. Sin el 10, la albiceleste no hubiera ganado nunca. Pero sin Bilardo, tal vez tampoco Diego hubiera llevado al equipo al título mundial. Había compenetración entre ambos, los jugadores lo notaron y asumieron que uno y otro eran los líderes, y así ganaron.
Cuatro años después, en 1990, Edgardo Codesal le regaló un penal a Alemania en la final. Lo convirtió Andreas Brehme y Argentina perdió una final que tal vez mereció perder, pero que pudo haber ganado, de no haber sido por aquel injusto castigo en contra marcado por Codesal. Ahí terminó el paso de Bilardo por la albiceleste, para convertirse en un mito después, y ganarse la admiración de todos dentro y fuera del país.
MUCHOS FRACASOS Y LLEGA SCALONI
Tras Bilardo, Argentina tuvo muchos seleccionadores: Alfio 'El Coco' Basile, José Néstor Pekerman, Daniel Passarella, Marcelo Bielsa, el propio Diego Maradona, Gerardo Martino, Sergio Batista, Alejandro Sabella, Jorge Sampaoli, y ninguno de ellos pudo devolver a la escuadra nacional a la élite mundial. Y jugadores hubo por montones, incluso grandes goleadores como Gabriel Batistuta, Claudio Caniggia, y Hernán Crespo, entre muchos otros.
Algunos hasta trabajaron con Lionel Messi y la hornada de jugadores que lo acompañó y jamás pudieron ganar una Copa Mundial. Lo más cerca que estuvieron fue en Brasil 2014, pero se tropezaron en la final con Alemania y un gol de Mario Gotze, luego de haber desaprovechado los argentinos alguna oportunidad clara, sentenció el que hubiera sido su tercero título mundial. Parecía que Messi, sobre todo, se iría del fútbol, sin alzar la Copa del Mundo.
En 2018, tras el descalabro en la Copa Mundial de Rusia, la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) no tenía muchos técnicos de donde escoger el encargado de dirigir la escuadra nacional y decidió probar con Scaloni. Claudio Fabián Tapia (Chiqui), el presidente de la AFA, pensó en Lionel Scaloni, quien entrenaba la sub-20 y le pidió que se hiciera cargo de la absoluta para dos partidos: Guatemala y Colombia.
Scaloni ni se lo pensó. El mismo cuenta que recibió la llamada en una playa en Valencia, en compañía de Pablo Aymar y aceptó. Serán solo dos partidos, le dijo a Aymar, cuando esté le preguntó si estaba loco de aceptar. La locura se extendió en el tiempo por cinco años, muchos partidos y dos títulos muy importantes, uno de Copa América, y la Tercera Copa Mundial de Argentina en su historia. Aún así, no estaba aún a la altura de Menotti y Bilardo.
El gran mérito de Scaloni fue poner al equipo a jugar para Messi, sin muchos otros condicionamientos, y darle protagonismo, sobre todo en la Copa Mundial de Qatar, al que lo mereció. El que no estuvo bien se fue al banquillo, y el que demostró clase y buena forma física tuvo su sitio en la cancha. Y eso hizo que Messi se sintiera cómodo, arropado, protegido, y brillara en el césped, a pesar de arrancar la lid con derrota.
COMIENZAN LOS PROBLEMAS
Argentina va líder cómoda de las Eliminatorias Suramericanas para la Copa Mundial de Estados Unidos, México y Canadá en 2026. Ahora mismo suma 15 puntos de 18 posibles y viene de vencer por 0-1 a Brasil en el mítico campo del Maracaná, sin embargo, parece que Scaloni no atraviesa su mejor momento y, según rumores, su relación con el presidente de la AFA no es la mejor. O al menos no la que debiera ser.
El seleccionador que ganó la Copa Mundial apenas tiene un salario de 700 mil dólares. No es poca plata, pero no tiene nada que ver con lo que ganan otros técnicos argentinos diseminados por el mundo, entre ellos Diego Pablo Simeone, el mejor pagado del mundo, o Mauricio Pochettino. Al lado de los salarios de estos dos, el de Scaloni es una bicoca. Y él lo sabe, y su cuerpo técnico también.
Ahora mismo, cualquier club europeo le entregaría las llaves de su equipo por una suma hasta 10 veces mayor, sin pensarlo mucho, pero Tapia, al parecer, se niega a aumentar los emolumentos del técnico. Y encima de eso, aún el cuerpo técnico, en el que están Aymar, Walter Samuel y Roberto Ayala, entre otros, no ha cobrado las primas por haber ganado la Copa Mundial. Y todo eso crea desavenencias entre el seleccionador y la AFA.
Ninguno de ellos quiere abandonar la selección, porque tienen ante sí la posibilidad de conseguir algo que ningún otro entrenador argentino ha logrado antes: repetir título en Copa Mundial, pero también quieren que su trabajo sea reconocido, y esa, al parecer, ha sido la causa de las declaraciones recientes de Scaloni, quien dijo que hay cosas que tiene que hablarse, que no todo es tan seguro... como dejando entrever una posible salida.
Trabajo no le faltará a Sacaloni, pero seguro que no será en un lugar tan importante como el banquillo de la albiceleste, para muchos el más exigente del mundo y el más reconocido, siempre y cuando sus inquilinos logren sus objetivos, algo que se traduce en títulos importantes. Por eso la hinchada argentina no olvidará jamás a Menotti, ni a Bilardo, y tampoco a Scaloni, aunque este tiene la posibilidad de colocarse como el mejor de todos, filosofías ap
