La rivalidad entre el Real Madrid y el Paris Saint-Germain ha ganado enteros en los últimos años, con el último capítulo aún por escribirse y con los parisinos dispuestos a copiar a los madrileños con el nuevo estadio, o el mismo Parque de los Príncipes readaptado, tal como hiciera la directiva blanca con el Santiago Bernabeu, al que ha convertido en una especie de campo deportivo y centro de ocio de la capital española.
Antes de acometer la remodelación de su campo, el PSG tiene que resolver sus diferencias con la alcaldía de la capital francesa, la verdadera propietaria del estadio, que se niega a venderlo al club, propiedad del gobierno de Qatar. Por el momento, la edil de París, Anne Hidalgo, se ha mantenido firme en su decisión de no deshacerse del Parque de los Príncipes, pero todo sabemos el poder que tienen los petrodólares cataríes.
Hidalgo, cada vez que ha aparecido en público, últimamente, se ha mostrado totalmente contraria a vender el recinto, mientras el presidente del club, Nasser Al Khelaifi, insiste en su campaña para adquirirlo en propiedad, su condición para emprender la remodelación y hacer que se parezca al Santiago Bernabeu, cuya inauguración oficial, luego de la transformación, se realizará antes de que termine el mes de diciembre.
AL KHELAIFI Y FLORENTINO PEREZ ENEMIGOS IRRECONCILIABLES
Cuenta la leyenda que el Real Madrid y el Paris Saint-Germain fueron en algún momento clubes amigos, y que sus presidentes, Florentino Pérez y Nasser Al Khelaifi, respectivamente, eran buenos amigos. En las reuniones de la UEFA se saludaban afectuosamente, hablaban sobre cualquier tema y se lanzaban invitaciones mutuas para visitar sus respectivos estadios, pero un buen día todo cambio.
Como todos los grandes clubes, el parisino y el madrileño comenzaron a poner los ojos en los mismos jugadores y esa situación terminó por enfrentarlos, sobre todo cuando entró en escena Kylian Mbappé, y cuando el Real Madrid se puso a la cabeza del proyecto de la Superliga, algo en lo que no entró Al Khelaifi, que, alineado con la la UEFA, se convirtió en presidente de la Asociación de Clubes Europeos (ECA).
Cuando Mbappé digo que se iba del AS Mónaco, aparecieron como buitres los grandes de Europa, entre ellos el Real Madrid y el PSG. y Florentino creyó tener a su favor que el jugador era fan del equipo blanco desde niño, que admiraba a Zinedine Zidane y Cristiano Ronaldo, y que tenía su habitación repleta de posters de ambos. Pero no bastó con eso, porque el joven atacante puso condiciones.
Era 2018 y Mbappé quería una titularidad garantizada, y el Real Madrid no aceptó tal condición, tal vez en el error más grande de Florentino Pérez en sus 20 años al frente del equipo blanco. Pagaba el mandatario blanco lo mismo que el PSG, pero no asegurarle jugar todos los días, porque el Madrid tenía a Gareth Bale, lo mandó al Parque de los Príncipes y ahí comenzó una de las disputadas más grandes por un jugador en la historia del fútbol.
Mbappé dijo que algún diría jugaría en el Real Madrid. Y cuando le faltaba un año para terminar su contrato, desde la capital española ofrecieron hasta 200 millones de dólares para llevárselo. Desde París -o desde Qatar- ni se tomaron el trabajo de responder. La directiva tenía toda la confianza en que lo iba a renovar, y a pesar de todas las gestiones, de quedar libre, de la espera hasta último momento, Mbappé se quedó en París.
FLORENTINO PIERDE UNA PARTIDA Y VA A POR OTRA
Al Khelaifi puso sobre la mesa todo lo que pudo y se quedó al ahora capitán de la selección francesa. Y desde entonces vio con malos ojos a Florentino y al Real Madrid. La puja por quedarse a Mbappé tuvo un antecedente: en los octavos de final de la UEFA Champions League de la temporada 2021-2022, el Madrid eliminó espectacularmente al PSG. Solo unos minutos buenos necesitó el equipo blanco para eliminar al favorito once francés, con todo y Mbappé.
Al Khelaifi quería hacerle pagar al Madrid la afrenta y no se midió en millones. Mbappé se quedó y juntos levantaron una camiseta donde se podía leer 2025. Sin embargo, unos meses después salieron a relucir detalle del contrato, que no es hasta esa fecha sino que termina un año antes, con la condición de que si el jugador iba a renovar, que lo dijera en el veranos de 2023. Pero hizo todo lo contrario. dijo que no.
Eso hace que la estrella sea libre para negociar a partir de enero del próximo año, lo cual ha disparado de nuevo los rumores sobre un posible acuerdo entre el jugador y el Real Madrid, desmentida en un comunicado reciente por la entidad española, que, para cuidarse las espaldas, renovó a todas sus estrellas emergentes con cláusulas de mil millones de dólares, para evitar represalias, al menos por el momento.
El Madrid, eso sí, le arrebató al PSG a dos jugadores por los cuales pujaron mucho desde París: Aurelién Tchouaméni desde el AS Mónaco y Endrick, casi un niño que jugaba para el Palmeiras brasileño. Qatar ofreció más, pero a ambos les apetecía más el proyecto del Real Madrid y Al Khelaifi no tuvo más remedio que aceptar la derrota, aunque con los cataríes todo puede ser transitorio, como ha quedado claro en más de una ocasión.
Ahora, según reportes de prensa, a pesar de las tensas relaciones con l alcaldía de la capital francesa, el PSG pretende extender las capacidades del campo de 47 a 60 mil personas, colocarle un techo retráctil y un césped tal cual tiene el del acérrimo rival, que puede recogerlo y guardarlo y utilizar el estadio para otras cosas. Al parecer, Al Khelaifi piensa que con un campo parecido puede cambiar el destino de algunos jugadores y llevarlos consigo.