El Sevilla vive una de las peores temporadas de su historia. Luego de 17 fechas de la Liga Española de Fútbol solo suma 13 puntos, los mismos que el Celta de Vigo, que está en zona de descenso. Cierto que el club andaluz ha jugado un partido menos, por una suspensión frente al Atlético de Madrid, que posiblemente hubiera perdido, pero ahora mismo la afición teme por una posible pérdida de la categoría.
Ese puesto no está acorde con la categoría del Sevilla, uno de los cuatro clubes más importantes de España en los últimos años, y último campeón de la UEFA Europa League, un título conseguido en la temporada pasada que le ayudó a salvar la campaña. Esa victoria en Europa maquilló la mala temporada en Liga y le permitió jugar la UEFA Champions League 2023-2024, una lid en la que hicieron un papelazo.
El papelón del Sevilla en Champions fue tan grande que no tuvo acceso ni a la segunda competición europea, algo que se veía venir, sobre todo porque a los de Nervión les falta estabilidad en el banquillo desde hace mucho tiempo y ningún equipo puede imponerse con ese desfile constante de entrenadores. El último en caer, segundo en la temporada, fue el uruguayo Diego Alonso, quien dio paso a Quique Sánchez Flores.
AQUELLA PROFECÍA DE QUIQUE SÁNCHEZ FLORES
En 2011, en una entrevista para una cadena de Radio, Quique Sánchez Flores dijo que en algún momento se sentaría en el banquillo del Ramón Sánchez Pizjuán. Por aquel entonces era candidato a técnico pero la junta directiva lo dejó a un lado y le dio el puesto a Marcelino García Toral, quien hizo un gran trabajo en la institución, aunque solo estuvo un año antes de dar paso a Michel, otro que también duró una temporada.
Tras Michel recaló en el Sevilla Unai Emery, por mucho el entrenador que más estabilidad le dio al club y al equipo, al que llevó a títulos europeos y a estar arriba en La Liga, pero el tiempo del actual técnico del Aston Villa también se terminó y comenzó un desfile tremendo de preparadores, que terminó en Quique, tal y como el advirtió allá por 2011. Ahora está al timón y le tocará arreglar el entuerto que se ha encontrado en Sevilla.
Quique fue despedido una vez en Sevilla, pero entonces era técnico del Valencia y cayó en el Pizjuán. La directiva del equipo valenciano, que ya lo tenía apuntado, le comunicó allí mismo que estaba cesado, y el técnico no tuvo más opciones que buscarse la vida por ahí, como un trotamundos más, tal como hacen muchos técnicos. Incluso, ahora llega al Sevilla tras caer este ante el Getafe por 3-0, que provocó la salida de Diego Alonso.
El nuevo entrenador debutará ante el Granada, también en zona de descenso, sin embargo antes de que La Liga pare por las fiestas navideñas, se medirá a otro de sus exequipos, el Atlético de Madrid, para el partido suspendido entre ambas escuadras, en la cual estarán en juego tres puntos muy importantes para ambos. Si gana el Atlético, se colocará tercero, con 37 puntos. Si lo hace el Sevilla, se alejaría de la zona de peligro.
El partido ante el Granada constituye una oportunidad ideal para Sánchez Flores para mejorar a Diego Alonso, quien se estrenó con empate ante el Real Madrid y que en los 12 partidos posteriores solo venció en dos ocasiones, siempre en Copa del Rey, sin victoria en Liga ni en la UEFA Champions League, de donde fue echado, incluso sin opciones de jugador la ronda de 32 de la Europa League.
DESFILE DE TÉCNICOS
Si dejamos a un lado a Quique Sánchez Flores, incluso a Diego Alonso, y nos vamos unos meses atrás -solo unos meses- nos encontramos con la era Lopetegui, el otrora exseleccionador y también técnico del Real Madrid, quien recaló en Nervión en 2019, poco después de dejar el club blanco, y aguantó en el Sevilla hasta 2022. Fue un largo período, con éxitos para el club, pero muy desgastante al final, por supuestos problemas con Monchi, el director deportivo.
Los últimos tiempos de Lopetegui al frente del Sevilla fueron tremendos, El club había vendido a varios de los principales jugadores, entre ellos los defensas Diego Carlos y Joules Koundé, incluso había cedido al Ajax al punta argentino Lucas Ocampos, quien regresó poco después de la marcha del técnico vasco. Lopetegui quería irse, pero su intención era la de que lo echaran, para al menos cobrar el finiquito. Así fue.
Luego llegó el argentino Jorge Sampaoli, quien también había estado antes al frente del banquillo, en la temporada 2016-2017, pero abandonó el club porque recibió el llamado de la selección de su país para hacerse cargo de la misma camino a la Copa Mundial de Rusia 2018, en sustitución de Edgardo Bauza, quien tenía a la albiceleste al borde de la eliminación. Pero segundas partes nunca fueron buenas y también fue cesado.
Tal vez la salida de Sampaoli fue lo mejor que pudo pasarle al Sevilla, porque su sustituto, José Luis Mendilibar logró salvar la temporada con un título en la UEFA Champions League, que le daba un boleto a Champions. El acuerdo con el nuevo técnico se terminaba al final de temporada, pero la afición pidió que se quedara y la directiva no tuvo más remedio que aceptar el clamor popular.
En el palco del Sánchez Pizjuán se arrepintieron pronto. Mendilibar no pudo sacarle al equipo lo que la directiva pensó que tenía y pocas semanas después lo despidió, para traer al otrora seleccionador uruguayo Diego Alonso, pero este tampoco pudo devolver a la escuadra a las posiciones de arriba, y para colmo fue eliminado en Champions. Ahora mismo, el Sevilla solo tiene el consuelo de la Copa del Rey y de intentar un forzado y muy difícil retorno a Europa.
