La fase de octavos de final de la Copa Mundial de Fútbol hizo mutis. Ocho equipos se ganaron el derecho a estar en octavos, algunos con un funcionamiento exquisito. Y la misma cantidad no tuvo más opciones que volver a casa, con el sueño frustrado, sobre todo para aquellos cuyas aficiones pensaron que tendrían opciones hasta de levantar la Copa el 18 de diciembre.
De los favoritos, se fue España. Una España viciada, con un juego timorato, cuasi inofensivo, y con un técnico que se aferró a sus ideas y lanzó por un barranco las opciones de un país y de unos jugadores, en tanto otros, tal vez más talentosos, quedaban en casa y miraban los toros desde la barrera. Después del triunfo por 7-0 ante Costa Rica, nunca más el once ibérico encontró los caminos al arco rival, y sin goles no se gana.
Luis Enrique tiene las horas contadas. El técnico que se convirtió en streamer para contentar a los seguidores, que se enemistó con los medios de prensa y que dio la espalda a los que a pedían Sergio Ramos, Sergio Canales, Iago Aspas o Borja iglesias, dimitirá o la Federación Española lo echará. Cargar con Eric García, Ansu Fati, Marco Asensio y Sergio Busquets le salió mal y ahora tiene que pagar por eso. España necesita otras ideas para el puesto de mando.
HOLANDA Y BRASIL POR UNA PARTE
Una parte del organigrama del Mundial dejó a Holanda y Brasil como grandes candidatos a llegar a la final. Los holandeses dominaron con claridad absoluta a una selección estadounidense que distó mucho del nivel que exhibió en la Fase de grupos y no le quedó más remedio que decir adiós. Una goleada por 3-1 certificó el pase del equipo de Louis Van Gaal.
En cuartos, el rival de Holanda será la Argentina de Lionel Messi, una escuadra que ha tenido altibajos durante la lid. Debutó con derrota ante Arabia Saudí y luego venció, no sin problemas, a México y Polonia. Y en octavos las pasó negras ante Australia, que tuvo el empate en el último minuto, evitado por un brazo salvador del arquero Emiliano Martínez. Aunque cualquier equipo que tenga a Messi sale siempre de favorito, Holanda parece más equipo y más sólido.
Brasil, por su parte, despejó cualquier duda en el partido ante Corea del Sur. La canarinha tuvo algún problema con el gol en la Fase de Grupos y su engranaje ofensivo no estuvo siempre a la altura, no obstante terminar primera de su llave. Por momentos se echó en falta a Neymar o más pegada arriba, pero ante los asiáticos el Scratch do Ouro jugó, ganó y se divirtió. Su fútbol fue una exhibición total, de lo mejor que se ha visto en el Mundial hasta el momento.
Con estas credenciales, ahora se medirá a la Croacia de Luka Modric, un equipo batallador, sobrio en la defensa y en el ataque, pero de gran despliegue físico y de seguimiento de las ideas tácticas preconcebidas. Los croatas sufrieron ante Japón, y luego del empate a un gol en tiempo ordinario y alargue, necesitaron de los penales para decidir, donde los balcánicos fueron mejores.
Ante Brasil, salvo un milagro de última hora, poco podrán hacer Perisic y compañía. Si el equipo de Tite juega a lo que sabe, nada lo detendrá en su camino a la final, en busca de un título que le ha sido esquivo desde 2002, con aquella selección donde se juntaron cuatro ganadores del Balón de Oro: Ronaldo, Kaká, Rivaldo y Ronaldinho, y donde estaban, además, Roberto Carlos y Cafú, casi seguro los dos mejores laterales que ha visto el fútbol en los últimos 50 años.
FRANCIA, INGLATERRA Y PORTUGAL, TRES COLOSOS POR EL OTRO LADO
Si Brasil y Holanda parecen grandes candidatos para llegar a semifinales por un lado, por el otro no queda nada claro, sobre todo porque se enfrentarán dos de las selecciones más poderosas en cuartos, en un partido que podría ser digno de la gran final: Inglaterra y Francia. Y uno de los dos abdicará en sus intenciones de ser campeón del mundo, o al menos perderá las opciones en cuarto.
La Inglaterra de juego coral, de equipo homogéneo, única que no ha perdido en la Copa Mundial entre las grandes aspirantes, se las verá con la Francia de Kylian Mbappé, el líder goleador del torneo, y tal vez el jugador más en forma del campeonato. Será el clásico choque de trenes y la victoria dejará al ganador más fortalecido de cara a las semifinales, si es que la batalla no lastra sus piezas.
Por el otro lado, la sorprendente Marruecos se medirá a una Portugal que disipó todas las dudas en su partido ante Suiza. Con lo que le ganó a la timorata escuadra de España, no le alcanzará a los marroquíes frente al once luso, que lo que más tiene es pegada. Imaginen una selección que deje a Cristiano Ronaldo en el banquillo y saque a la cancha a un debutante y este anote tres goles, los que hizo Gonçalo Ramos.
También estaba fuera Rafael Leao y nada más entrar mandó a guardar una pelota. Todo eso sin olvidar que tiene una pareja de centrales que mezclan clase y veteranía, como Pepe y Rúben Dias, capaces de ser decisivos en las dos áreas, como sucedió ante Suiza, en un partido en el que el ahora jugador del porto y otrora del Real Madrid, ganó muchos balones por arriba y hasta anotó un gol.
En semifinales puede estar Portugal y cualquiera de los otros dos. Pero no seré yo desde acá quién decida por lo que pueda suceder en la cancha. Los protagonistas, vestidos de corto, tendrán que ganarse el derecho a seguir con vida hasta el partido definitivo. Allí y solo allí, se sabrá quién se llevará la máxima gloria del deporte.