En todos los deportes del mundo los árbitros se equivocan. En una pelea de boxeo, un juez puede ver ganador a uno y los otros dos al rival. Y a veces las peleas no son tan parejas, como hubiéramos pensado. Lo mismo ocurre en el baloncesto, el béisbol, el hockey y cualquier otro deporte profesional, por más que se haya incorporado tecnología de televisión, incluso vídeo arbitraje, en muchos de ellos, pero en el fútbol español pasan cosas raras. O no.
Ahora mismo el Comité Técnico Arbitral, el controvertido CTA, es un polvorín, y cada fin de semana llueven las críticas sobre el actuar de un colegiado u otro, por errores que muchos consideran inexplicables, incluso con el consentimiento de la llamada Sala VOR -o VAR-, donde se revisan al detalle cada una de las jugadas, sobre todo aquellas en las cuales pudo haber ocurrido un error claro y manifiesto del árbitro de campo.
En cualquier liga o torneo de fútbol suceden esas c osas, o algunas parecidas, solo que en España pesa mucho el escándalo generado por el famoso Caso Negreira, un entramado que salió a la luz a principios del año anterior y que vinculaba al ex vicepresidente del CTA José María Enríquez Negreira con el Fútbol Club Barcelona, con pagos de más de 7.3 millones de euros durante casi 20 años, hasta finales de la década pasada.
LA ZAGA NEGREIRA Y SU CULPA EN LA SITUACIÓN ACTUAL
Desde el momento en que se destapó lo de Negreira, a raíz de una investigación de Hacienda por evasión de impuestos, las dudas comenzaron a revolotear por el CTA, cuya dirigencia actual formó parte del núcleo duro del entonces vicepresidente, un señor al cual la cúpula que dirige ahora intenta quitarle protagonismo, aunque las investigaciones dicen todo lo contrario, según ha trascendido en los principales medios españoles.
Para el actual presidente del CAT, Luis Medina Cantalejo, Enríquez Negreira era un don nadie, sin influencia alguna, sin poder de decisión en el entorno, pero las pesquisas de la Guardia Civil y del juez a cargo del caso dicen todo lo contrario. Las propias declaraciones de algunos de los colegiados, como parte de la investigación, han dejado en mal lugar a la directiva del CTA y eso genera desconfianza en aficiones y clubes.
Encima de eso, el Real Madrid emprendió, desde Real Madrid TV, la televisión del club, una especie de cruzada contra la cúpula del CTA. Casi cada semana, con el nombramiento de los colegiados, Real Madrid TV, desenmascara actuaciones anteriores en las cuales el equipo blanco fue perjudicado. La actitud del actual líder de la Liga, si bien no está fuera de la ley, no termina de caer bien en los contrarios, algunos de los cuales se ha pronunciado en contra.
El trabajo arbitral es comida en cada tertulia de televisión, en las redes sociales, en los medios escritos, una semana tras otra, con periodistas y analistas pronunciándose sobre lo ocurrido tras cada jornada de los torneos locales, la mayoría de las veces, eso, impulsados más por los colores de sus respectivos equipos que por lo que verdaderamente ocurre en la cancha, donde siempre ocurrieron jugadas grises, difíciles de arbitrar.
Y los que pensaron que la aparición del VAR, o de la tecnología para evitar los fueras de juego o ayudar al árbitro en caso de errores manifiestos o tarjetas rojas, aliviaría la presión sobre los colegiados, se equivocaron. En lugar de reducirse, las polémicas aumentaron y han dejado en entredicho a los jueces y también a quienes los dirigen, cada vez más cuestionados por los vínculos con Negreira y las imposiciones a los que imparten justicia.
GIL MANZANO Y EL SILBATAZO QUE DESBORDÓ LA COPA
Ahora mismo Jesús Gil Manzano es el mejor árbitro de España. Aunque no suelen darle los partidos más complicados -léase Barcelona-Real Madrid, o Real Madrid-Atlético de Madrid- goza de alta consideración en el escenario europeo. De hecho, será el árbitro de España en la venidera Eurocopa de Alemania. Y hasta ahí no se llega por gusto. Pese a eso, en el último Valencia-Real Madrid en Mestalla, cometió un error clamoroso. O más de uno.
Antes del choque, Real Madrid TV le recordó al CTA y a la afición lo que había hecho el árbitro en contra del equipo. Recordó los tres penales que pitó un día en contra de los blancos en Mestalla, y algunas cositas más. El vídeo, del que se hacen eco muchos medios al instante, no condicionó a Gil Manzano en ningún momento hasta que llegó el final del partido y los siguientes minutos de la prórroga, en las cuales lo echó todo por tierra.
En el segundo tiempo se perdió mucho tiempo en la revisión de un gol de Vinicius Junior, por si era válido o fuera de juego. También por la lesión de Mouctar Diakhaby, y por hasta nueve cambios en cinco ventanas. A pesar de eso, el árbitro dio solo siete minutos de alargue. Ese fue el primer error. El segundo, pitar un supuesto penalti de Frank García sobre Hugo Duro, que nunca fue. Otros dos minutos y tantos de pérdida de tiempo que no agregó en la revisión del VAR.
El caos total llegó en la última jugada, un corner ganado por el Real Madrid con el tiempo de alargue, siete minutos más unos, vencido. Gil Manzano dijo que era el corner y ya. El balón salió despejado por el arquero y el árbitro no pitó. El Madrid recuperó el balón y justo cuando Brahim centró, con la pelota camino al área pequeña, terminó el partido sin dejar de terminar la jugada, como dicen todos los manuales de reglas del más universal.
Jude Bellingham cabeceó y la pelota fue a las redes. El gol no valió. Ancelotti se lamentó. Bellingham también le reclamó y se llevó una roja. La situación dio la vuelta por medio mundo, en una jugada casi inédita. Los árbitros otra vez en entredicho, Gil Manzano enviado a descansar por el CTA y el presidente de la institución, Medina Cantalejo, cada vez más en el punto de mira, sin que se le ocurra renunciar y a nadie de la Federación cesarlo.