El Chelsea quiere volver a estar en la cima del fútbol y para eso buscó a un técnico con experiencia en dirigir banquillos complicados, aunque nunca haya ganado una gran competición: el argentino Mauricio Pochettino, quien sabe de sobra lo que es lidiar con grandes jugadores y equipos exigentes, y mantener la ecuanimidad que reclaman aquellos clubes con grandes estrellas.
Pochettino estaba sin trabajo desde que en junio del año pasado la directiva del Paris Saint Germain decidió rescindirle su contrato y contratar en su lugar a Chritophe Galtier, con la encomienda de borrar la pésima imagen dada en la UEFA Champions League, a pesar de tener en sus filas a Lionel Messi, Kylian Mbappé, Neymar Junior y Sergio Ramos, entre algunos de los glamorosos nombres que llegaron a la plantilla en los últimos años.
Pochettino pagó las culpas de la eliminación del PSG en los octavos de final de la edición 2021-2022 de la UEFA Champions League ante el Real Madrid. El equipo parisino fue superior por lo menos en 160 de los 180 minutos que duró la eliminatoria, pero no fue suficiente para clasificarse. Neymar y Messi apenas se vieron y el aporte de Mbappé fue insuficiente, a pesar de dos goles. Y pagó el entrenador.
TRES ENTRENADORES EN UN AÑO
A falta de tres rondas para el fin de la temporada, el Chelsea está fuera de las competiciones europeas, incluso más cerca del descenso que de Europa, en un año en el que tres entrenadores se sentaron en el banquillo sin que ninguno de ellos lograra encausar el juego del equipo, a pesar de la cantidad de fichajes que realizó la directiva, lo mismo en el mercado de verano que en el de invierno.
En agosto estaba al frente Thomas Tuchel, el hombre que guió al Chelsea a su segunda UEFA Champions League, pero hubo discrepancias entre el técnico y el accionista mayoritario, Todd Boehly, sobre todo porque el dueño quería contratar a Cristiano Ronaldo, que por entonces buscaba un equipo que jugara Champions para dejar el Manchester United, y el técnico no.
Para Boehly, CR7 era el filón que necesitaba el club para vender camisetas y recuperar un poco del dinero invertido, pero Tuchel pensaba en los problemas que se le crearían cuando el portugués tuviera alguna racha mala y llegaran sus 'caritas' en el banquillo o las presiones de la junta directiva para que lo mandaran a la cancha. Y en esas posiciones encontradas, arrancó la campaña.
La tirantez continuó. Cristiano se quedó en el Manchester United, pero Boehly no le perdonó a Tuchel su testarudez, y aguardó a la primera oportunidad para echarlo. Y el técnico se la dio. El también dueño de Los Dodgers de Los Ángeles del béisbol estadounidense no lo pensó dos veces y lo destituyó, y llamó para reemplazarlo a Graham Potter, a quien fue a buscar del Brighton para ofrecerle un pacto de cinco temporadas.
Pero Potter tampoco pudo sacar al equipo de Stamford Bridge del bache y lo dejó poco antes del cruce con el Real Madrid en los cuartos de final de la Champions. En su lugar llegó un histórico del club como jugador, Frank Lampard, quien había estado también como técnico sin éxito alguno. Era apenas una cura hasta que la directiva encontrara al entrenador del próximo año, y este apareció ahora, en el argentino Pochettino.
LA EXPERIENCIA EN EL TOTTENHAM AYUDA A POCHETTINO
Hace unos meses se habló de que el hombre para la próxima temporada podía ser el exseleccionador español Luis Enrique Martínez, pero, al parecer, un viaje de este a Londres, y una reunión con Boehly, terminó con un cisma entre ambos y cada uno decidió seguir su camino por separado. Tal vez por aquello de que dos narizones no pueden besarse, y si Boehly es terco, no menos lo es el otrora entrenador de La Roja.
También surgieron otros nombres, hasta el de Zinedine Zidane, del cual se habla siempre que hay un equipo sin entrenador, pero todo quedó ahí y tomó forma, finalmente, lo de Pochettino, quien realizó una gran labor al frente del Tottenham, con el cual estuvo a punto de ganar la primera Champions en la historia del club, en la temporada 2018-2019, pero finalmente cedió ante el Liverpool.
Ahora, ante todo, tendrá que llevar al equipo a posiciones europeas, para luego tener opciones de volver a pelear por títulos continentales, aunque la tarea primordial será la de limpiar la plantilla, encontrar equipos que se hagan cargo de los jugadores con los que no cuenta, y lograr que la directiva le traiga a algunos más, si es que cree que necesita refuerzos.
Los medios ya filtraron que Pochettino quiere de vuelta al delantero belga Romelu Lukaku, con el cual no contó Tuchel al arrancar la campaña, y terminó cedido en el Inter de Milán, además del francés Christopher Nkunku, del RB Leipzig alemán, sobre quien hubo lluvia de rumores por un presunto acuerdo con el equipo del norte de Londres para la próxima temporada.
Lo cierto, Pochettino no llegará a un equipo que lidiará en Europa y eso le dará la opción de acomodarlo a su medida y adaptarlo a sus ritmos y tiempos para una versión más allá del verano de 2024. Eso será lo malo, pero a su favor tendrá la opción de volver a entrenar a un grande, con una gran plantilla, y con posibilidades de ganar algún título importante en un futuro, tal vez no tan lejano.