A estas alturas de la temporada, el nombre de Kylian Mbappé no debería ocupar portadas en los medios de prensa de Francia y otros lugares del mundo. O al menos los titulares solo tendrían que hacer referencia a su actuación en el campo, a alguna de esas cabalgatas imperiales en busca del arco contrario, a algún gol de factura exquisita, o a su protagonismo en los triunfos del PSG.
Eso sería lo normal, pero el atacante francés del PSG otra vez acapara portadas y titulares, de nuevo sale a escena su nombre, relacionado con una posible salida del club, lo mismo que ha intentado hacer desde hace años, y que no ha podido conseguir. Y a pesar de que él tiene la culpa, porque renovó con el equipo parisino cuando tenía en su mano la posibilidad de irse, parece haberse arrepentido y comienza de nuevo otra historia interminable.
Hace unos días, al aparecer ante los medios con motivo de su participación en los partidos de la escuadra nacional, el chico de Bondy le dejó un recado al entrenador del PSG, Christophe Galtier: acá es diferente, hay una referencia en el ataque, un delantero que fija a los defensas y yo voy al espacio, dijo más o menos. Y contrapuso esa situación a la que vive en el PSG, donde el juega como pívote, porque el equipo no compró a nadie para ese puesto.
A Mbappé, antes de renovar, le prometieron villas y castillos, entre ellas que llegaría un nueve de clase, al estilo del polaco Robert Lewandowski, para que él pudiera hacer su juego, correr al espacio y llegar desde la izquierda al arco rival, desde donde es verdaderamente impresionante y desde donde más daño puede hacer en el juego de ataque de cualquiera sea su equipo.
Pero eso no ocurrió. Galtier y el director deportivo, Luis Campos, se conformaron con lo que había en plantilla, a la que dieron algún otro retoque, y a jugar. Pero Mbappé, al que Qatar y el PSG presentaron como renovado hasta 2025, comenzó a sentirse traicionado y ya en julio, unos días después de estampar su firma en el nuevo contrato, comenzó a hablar de una posible salida.
UNAS SEMANAS DESPUÉS
Solo unas semanas después de haber renovado hasta 2025 con el PSG (hay quienes dicen que hasta 2024, con una temporada opcional=, en una entrevista a The New York Times dijo que nunca le cerraría las puertas al Real Madrid, porque aunque nunca hubiera estado allí sentía al Santiago Bernabéu como si fuera su casa. Sus palabras causaron revuelo, pero en la afición blanca sentó mal.
Muchos seguidores del Real Madrid creyeron -y creen aún - que el atacante francés se ríe de ellos, y muchos manifiestan continuamente su oposición a que en un futuro cercano el club vaya a por él, porque consideran que su tren ya pasó, y que lo ha hecho en un par de oportunidades. Pero el jugador sabe que aquello de de 'donde hubo amor, cenizas quedan', puede ser realidad también en su caso.
Florentino Pérez acudió poco después de que su equipo ganara la UEFA Champions League a un conocido show de televisión dedicado al fútbol y advirtió que el Mbappé que había visto en los últimos días no era el jugador que él había conocido y con el que hablaba habitualmente, pero tampoco le cerró la puerta al jugador, porque el máximo mandatario blanco sabe que en el fútbol nunca se puede decir no.
Incluso, en los últimos días aparecieron versiones sobre supuestas facilidades para que saliera del club, previo pago de 400 millones de euros, aunque con la condición de que nunca podría ser el Real Madrid su destino, porque el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, y los propietarios del club desde Qatar consideran poco menos que una afrenta dejarlo salir al equipo que se lo ha querido llevar siempre.
NEYMAR CONDICIONA A MBAPPÉ
Cuando Kylian se decidió a renovar por el PSG, a pesar de la oferta del Real Madrid, el club en el que soñó jugar siempre, una de las condiciones pasaba porque el brasileño Neymar jr. dejara el equipo. Todavía no se sabe si el francés pidió su salida, pero lo cierto es que cuando el PSG puso su nombre en la lista de los jugadores que tenían la puerta abierta, su compañero no se pronunció al respecto.
Por aquello de que quien calla otorga, el brasileño entendió que el nuevo jefe del vestuario estaba por su salida, y entonces hizo lo que nunca en toda su carrera: sacrificó tiempo de sus vacaciones para llegar a la pretemporada en forma física. Incluso, se presentó a las órdenes de Galtier con una semana de antelación, y arrancó la campaña como un tiro, con goles, asistencias y, sobre todo, mucho juego.
Neymar reclamó protagonismo casi desde el primer día. En un partido ante el Montpellier, Kylian erró un penal, pero el árbitro pitó otro y el galo fue a reclamar el balón para ejecutar la pena máxima, pero el brasileño le negó la posibilidad ante la mirada atenta de otros pesos pesados del equipo, como el argentino Lionel Messi, quien no se podía creer lo que veían sus ojos.
Esa fue la gota que colmó la copa de la relación entre Neymar y Mbappé, dos grandes jugadores, que visten la misma camiseta y comparten el mismo vestuario, pero que no llegan a encontrarse a gusto el uno con el otro. Y al menos hasta ahora, con el respaldo de su amigo Messi, la partida favorece al internacional brasileño, que ha terminado por salirse con la suya, aunque nunca más hubo encontronazos en el campo.
MBAPPÉ Y EL FENÓMENO ERLING HAALAND
Aunque con Mbappé nunca se sabe, todo parecía tranquilo. Estaría en el PSG hasta cumplir su contrato en 2025, con la posibilidad de que hubiera un acuerdo con el club para salir un año antes y nada más. Incluso, las reglas para ganar el Balón de Oro, su gran sueño, habían cambiado. Él mismo dijo que ya no se tomaría tanto en cuenta la actuación del equipo sino más bien lo individual a la hora de escoger al ganador.
Pero tampoco eso funcionó a su favor luego de la explosión del fenómeno noruego Erling Haaland con el Manchester City, donde sale a más de un gol por partido con actuaciones fenomenales que, ahora mismo, lo ponen por delante del resto de los jugadores de Europa y del mundo. Y entonces Mbappé se da cuenta de que también en lo individual le están pasando por el lado.
El jugador francés sabe que con Haaland a ese nivel, necesita un protagonismo mayor en el campo con el PSG para poderle plantar cara al noruego. Y por los líos con Neymar, sabe que el brasileño está por delante suyo o le roba una parte del protagonismo, lo mismo que el argentino Lionel Messi, quien arrancó muy bien la temporada, con goles, asistencias y un juego similar al de antaño.
Ante esta situación, solo queda la posibilidad de irse, y desde el entorno Mbappé ya hablan de que puede ser en enero, después de la Copa Mundial, pero una cosa es decirlo, tener intenciones, y otra muy distinta es conseguirlo, sobre todo porque él propio jugador sabe cómo tratan desde Qatar a los jugadores y como le imponen, a rajatabla, cumplir los acuerdos pactados.
No obstante, el atacante ya mandó las primeras señales y su entorno se encargó de hacer correr el rumor de una salida. Sin embargo, desde el Real Madrid, a donde pueden estar dirigidos los mensajes, prefieren mantenerse al margen, porque ya conocen muy bien la manera de actuar del jugador y no quieren involucrarse de nuevo en una batalla por la contratación de alguien que no suele tener claras las ideas.
De cualquier manera, cuando todos pensaban que el culebrón Mbappé se había terminado, al menos para los dos próximos años, este ha tomado aire de nuevo y amenaza con acaparar la atención del mundo del fútbol hasta el próximo mercado. Pero esas son cosas que ocurren siempre y para las cuales deberíamos estar adaptados. Eso sí, entre una cosa y otra, servirá para llenar cuartillas y alimentar shows de televisión.
