El venezolano Miguel Cabrera se despidiĆ³ de las Grandes Ligas el pasado domingo, con el Ćŗltimo partido de la temporada para los Tigres de Detroit, en un juego que ganaron los de casa en Comerica Park, y que puso fin a una carrera esplendorosa, una de las mĆ”s grandes de cuantos jugadores han pasado por la historia del torneo, y que le reservarĆ” un lugar seguro en Cooperstown, sede del SalĆ³n de la Fama.

Cabrera fue cuatro veces a batear, tres de ellas de manera oficial. En las dos primeras, como tercero en la alineaciĆ³n, se fue por la vĆa de los strikes, en la tercera fallĆ³ con lĆnea a segunda base y en la cuarta llegĆ³ a primera base por boleto, para cerrar un ciclo que comenzĆ³ 20 aƱos atrĆ”s con los Marlins, entonces de La Florida, cuando era apenas un bisoƱo jugador, con un potencial enorme y una ambiciĆ³n tremenda.
Miggy, que naciĆ³ en Maracay el 18 de abril de 1983, tiene un lugar reservado en el olimpo de las estrellas de las Grandes Ligas en general, y tambiĆ©n con los Marlins y los Tigres. Al primero de estos clubes, aĆŗn siendo novato y con escasa experiencia en la competiciĆ³n lo llevĆ³ a un tĆtulo de Serie Mundial, en uno de los momentos mĆ”s icĆ³nicos de su carrera y de cualquier jugador en su primera campaƱa.
AQUEL JONRĆN A ROGER CLEMENS
En 2003 los Marlins accedieron a la postemporada a travĆ©s de un comodĆn. NO podĆa ser de otra forma, teniendo en la misma divisiĆ³n, la del Este de la Liga Nacional, a los sempiternos ganadores, los Bravos de Atlanta. Y si alguien pensĆ³ que aquel equipo que dirigiĆ³ Jack Mckeon no iba a dar pelea, se equivocĆ³, porque la plantilla, llena de prometedores jugadores explotĆ³ en octubre y no parĆ³ hasta alzar el trofeo mĆ”ximo.
Mientras los Yankees tenĆan una constelaciĆ³n de estrellas que venĆa de dominar a su antojo las Grandes Ligas en una dĆ©cada, los Marlins parecĆan mucho mĆ”s modesto, pero desde dentro se notaba que habĆa ambiciones como para frenar a los Alfonso Soriano, Derek Jeter, Bernie Williams, Hideki Matsui, Jorge Posada, Jason Giambi o Aaron Boone, y ni hablar del cuerpo de pitcheo.
En el primer juego, ganado por los Marlins por 3-2 en el Yankee Stadium, Cabrera alineĆ³ cuarto y defendiĆ³ el jardĆn izquierdo, porque la tercera base era feudo de Mike Lowell y la inicial de Derek Lee. El venezolano se fue en blanco en tres turnos y negociĆ³ una base. Tampoco bateĆ³ hits en la derrota por 6-1 del segundo juego, que permitiĆ³ igualar la serie a una victoria por bando.
Los Yankees se adelantaron en el tercer partido con otro 6-1 y Cabrera bateĆ³ dos hits en cuatro turnos y remolcĆ³ la Ćŗnica carrera de su equipo. Pero, cuando todo parecĆa que los Marlins no tenĆan opciĆ³n, dominaron por 4-3 para emparejar la serie a dos victorias. Cabrera conectĆ³ un cuadrangular que sus seguidores no olvidarĆ”n nunca: mandĆ³ la pelota sobre las cerca del jardĆn derecho ante un coloso del box, Roger Clemens.
El cuadrangular, en la misma primera entrada, no decidiĆ³ el partido, pero lo puso cuesta arriba a los Yankees, que lograron empatar y forzar extrainnings, pero lo de Florida fueron mejores. Aquel batazo, ante el mejor lanzador de su generaciĆ³n, disparado por un bisoƱo pelotero de 20 aƱos, que jugaba su primera temporada y asumĆa como cuarto bate de los Marlins, dejĆ³ claro que habĆa nacido una estrella.
MVP, TRIPLE CORONA, HISTORIA
Toda la carrera de Miguel Cabrera estuvo marcada por hitos. Desde su estreno, porque en el primer partido que jugĆ³ conectĆ³ un jonrĆ³n ganador, algo que solo habĆan conseguido dos jugadores con anterioridad, contando desde 1900 hasta ese momento, sin embargo en la votaciĆ³n para el Novato del AƱo terminĆ³ quinto, mas el premio quedĆ³ en casa, en las manos del espigado zurdo Dontrelle Willis.
De Willis ya nadie se acuerda y Cabrera, sin embargo, estuvo dando palos hasta ayer. Con los Marlins se convirtiĆ³ en habitual de los Juegos de Estrellas y tambiĆ©n en promediar por encima de la complicada marca de .300, ademĆ”s de tener buenos nĆŗmeros en impulsadas y cuadrangulares, hasta que en diciembre de 2007, Ć©l y el propio Willis fueron cambiados a los Tigres de Detroit por hasta seis jugadores de los cuales nadie se acuerda.
Los Marlins sabĆan que no iban a poder retener a Cabrera y decidieron traer a casa a jĆ³venes con futuro prometedor. Detroit, sin embargo, se hizo de uno de los dos bateadores latinos mĆ”s consistentes del presente siglo, junto al dominicano Albert Pujol, y con un futuro SalĆ³n de la Fama, aunque en Comerica Park tuvieron que abrir la billetera y satisfacer las demandas econĆ³micas del venezolano.
Para entonces ya era tercera base, y su estreno con los Tigres incluyĆ³ cuadrangular en el primer partido. La aficiĆ³n no necesitaba mĆ”s para convertirlo en Ćdolo. Desde allĆ siguiĆ³ siendo asiduo a los Juegos de Estrellas, ganĆ³ la triple corona de bateo en 2012, el mismo aƱo en que arribĆ³ a las mil impulsadas, para convertirse en el segundo mĆ”s joven en lograrlo tras Alex RodrĆguez.
Al final, luego de 20 temporadas, se va con la satisfacciĆ³n de haberlo hecho todo muy bien: 10 mil 356 veces al bate, 1551 anotadas, 3174 hits, 511 jonrones y 1881 carreras impulsadas, ademĆ”s de .306 de average ofensivo. Con uno solo de esos nĆŗmeros podrĆa ser suficiente para exaltarlo al SalĆ³n de la Fama, pero el venezolano logrĆ³ aunarlos todos e irĆ” directo a Cooperstown, pero necesitarĆ” esperar cinco aƱos.