En la UEFA Champions League suele no haber sorpresas. Los grandes solo pierden ante los grandes, aunque aquello de que en el fútbol no hay enemigo pequeño, también puede cumplirse. Al final, el césped es quien decide, pero contar con grandes estrellas ayuda mucho, porque son esas las que terminan por inclinar la balanza a un lado u otro en los partidos decisivos, como los de la noche del martes en la competición europea.
En pareos de ida y vuelta, si quieres llegar con vida al segundo partido, tienes que aguantar en campo contrario. Y la Real Sociedad solo estuvo solvente durante la primera media hora en el Parque de los Príncipes ante el Paris Saint-Germain. Luego de encajar dos goles como visitante, tenía una tarea en extremo dura en la Reale Arena y aunque contaron con el irrestricto apoyo del público, no pudieron avanzar.
La Lazio lo hizo mejor que el Bayern en el Estadio Olímpico de Roma, pero un gol a favor no es determinante si la eliminatoria termina en el Allianz Arena. Por eso es importante que las series terminen en casa, porque el respaldo del público, el conocimiento del campo, son trascendentales en los sueños de los equipos. Por eso la Champions es apasionante, linda, y se disfruta hasta el delirio.
MBAPPÉ MATÓ A LA REAL SOCIEDAD
Los jugadores y el cuerpo técnico de la Real Sociedad sabían que era casi imposible darle la vuelta al 2-0 del partido de ida. No fue ese el mensaje que vendieron, pero tampoco podían hacerlo. No podían quitarle la ilusión a un público que iba a llenar hasta el tope el estadio para apoyarlos, pero lo intuían, porque lo habían vivido en el Parque de los Príncipes, donde cada descuido terminó en un gol.
Ahora, en casa, sería peor. Había que adelantar líneas, atacar en busca de algún gol que le metiera el miedo en el cuerpo a los rivales, y eso implicaba dejar espacios detrás, permitir que el PSG corriera, pero sobre todo que lo hiciera Kylian Mbappé. Y Mbappé con espacios es indetenible. No necesita mucho para marcar, y así fue. A la primera oportunidad, a los 15 minutos de partido, sentenció.
Cuando el capitán de la selección francesa agarró la pelota y encaró a la defensa, el público contuvo la respiración. El atacante intentó un amague, en seco, recortó y cuando vio un claro, soltó un zapatazo imperial al segundo palo. Era el 0-1 y el 0-3 en el global. Para pasar era necesario hacer cuatro goles, y en esas condiciones era imposible. La eliminatoria estaba sentenciada e intentar romper el partido podría representar una goleada que nadie quería ver.
Aguante la Real Sociedad. Solo encajó otro gol en la segunda parte. Una diana muy al estilo de Mbappé, que es especialista en eso de enseñar el segundo palo y luego disparar al palo corto de manera inapelable. No había nada que hacer. Aunque en la segunda mitad los de casa tuvieron varias opciones claras que no aprovecharon. Y con esa falta de portería no se puede ir por Europa. Así no se gana.
Al final, Mikel Merino encontró el premio del consuelo, con un gol de volea que solo sirvió para que su equipo no se fuera en blanco en los dos partidos, porque hacía rato todo estaba decidido, o el pescado vendido, como suele decirse en tierras vascas. El PSG pasó por el gran trabajo en equipo y porque tiene a Mbappé, que ahora mismo es el jugador más resolutivo del mundo, con diferencia y no necesita de mucha ayuda para sentenciar un partido.
KANE QUIERE GANAR CON EL BAYERN MÚNICH
Harry Kane no pudo ganar nada con el Tottenham inglés. Lo intentó una y otra vez, marcó muchos goles, pero no ganó nada, aunque estuvo a punto, porque jugó una final de Champions sin mucho éxito. Por eso salió en busca de otros aires, y como el Bayern de Múnich necesitaba de goles, él le ofreció lo que mejor sabe hacer. marcar. Sin embargo, no todo fue bien para el once bávaro en la temporada.
Los de Thomas Tuchel cayeron temprano en la Copa de Alemania, apenas tienen opciones de defender su título en la Bundesliga, el cual ganaron en las últimas 11 oportunidades, y solo les queda la Champions. Si quieren tocar metal, tendrán que hacerlo en Europa, porque no hay otras opciones, y jugadores y directiva lo tienen claro. Con esas condicionantes recibieron en casa a la Lazio de Maurizio Sarri.
Los italianos habían ganado en el Estadio Olímpico de Roma en la ida. La ventaja fue mínima: apenas 1-0. Tuvieron la oportunidad de anotar otro gol, la desaprovecharon, y lo pagaron en casa del rival, que no dio tregua. En el Allianz Arena los de casa fueron a buscarlos, los emboscaron por un lado y por otro y no pararon hasta marcar tres goles, dos de ellos firmados por Kane y otro por el veterano Thomas Muller.
Tampoco dejó dudas el Bayern. Sabía que tenía que remontar y el plan lo siguieron al pie de la letra. Primero un gol para buscar tranquilidad y meterle el miedo en el cuerpo a los contrarios, y luego a machacarlos. La Lazio se defendió, intentó por momentos salir, contragolpear, pero unas veces le faltó acierto y otras la sangre fría necesaria para pensar y sacarse a al bestia que tenían encima.
Este jueves se miden Manchester City y Copenhague en el Etihad Stadium, y el Real Madrid ante el RB Leipzig en el Santiago Bernabeu de la capital española. Los de Pep Guardiola ya tienen asegurado -o casi- su presencia en cuartos, y los de Carlo Ancelotti irán a terminar el trabajo. Estos dos y PSG y Bayern Múnich, y tal vez el Inter de Milán, son los grandes favoritos al título. Pero en el fútbol, aunque lo dudemos, existen las sorpresas, y la inteligencia artificial da como campeón al Barcelona. ¿Qué crees?