La pregunta que da titulo a este artículo llama a la polémica, como no puede ser diferente en el mundo del deporte, donde todo puede ser tan subjetivo que ahora mismo nadie puede decir quién es el mejor futbolista de la historia, el más grande de los beisbolistas, o las leyendas eternas del baloncesto o el atletismo, por solo mencionar algunos deportes en los que siempre habrá posicionamientos encontrados.
Sucede que en algunas disciplinas, y ante la escasez de evidencias anteriores, muchas hazañas han quedado restringidas a un puñado de fotos o algunos minutos de vídeos, con las cuales las nuevas generaciones, por muy analistas que sean, no pueden calibrar bien la importancia de uno o de otro. Así por ejemplo, las evidencias dirán que Michael Jordan puede ser el mejor jugador de baloncesto de siempre, pero dónde quedan Bill Russell o Wilt Chamberlain.
Jordan ganó seis anillos en seis oportunidades que llegó a postemporada, pero Russell ganó 11. Pero no hay muchas imágenes del otrora pívot de Boston. Solo unos minutos de vídeo y algunas fotos. Tal vez por eso algunos estamos convencidos de que Michael, Kobe Bryant, incluso Lebron James, fueron mucho más grandes. Y lo mismo puede pasar entre Carl Lewis o Usain Bolt, por mencionar otros dos.
LOS 14 ROLAND GARROS DE NADAL
Con Babe Ruth y cualquier otro beisbolista posterior sucede otro tanto. Con unos minutos de vídeo perdidos por ahí y unos cientos de fotos, o miles -da igual- nadie puede establecer comparaciones entre el fenómeno más grande del béisbol en la primera mitad del siglo pasado y los que vinieron después. Eso sí, alguien con 30 años, que ha visto miles de vídeos de Shohei Ohtani, Barry Bonds o cualquier otro, puede decir que es el más grande de todos los tiempos, pero valdría la pena no ser tan absolutos.
Eso sí, en el caso del tenis suena diferente, porque los máximos ganadores de siempre coincidieron en tiempo y espacio, y se midieron muchas veces entre ellos, al extremo de que estaban activos todos cuando igualaron con 20 Grand Slams per cápita, la cifra más alta conseguida por jugador alguno en la centenaria historia del llamado deporte blanco. Esa cifra representa seis títulos más que el más grande ganador hasta entonces, Pete Sampras.
Si el mundo se hubiera detenido allí, cuando todos tenían 20 títulos, los románticos del tenis hubieran dicho que Roger Federer iba a ser el más grande de todos los tiempos, por su finura sobre la pista, por esa elegancia que lo hacía parecer un bailarín, pero la vida es más rica siempre que esos sueños que algunos pudiéramos tener, y los grandes campeones son eso mismo por su sed insaciable de ganar.
Por eso Federer se quedó en 20 títulos y luego se retiró. Nadal siguió hasta los 22 e hizo un parón este años para intentar volver el año próximo a plantar cara de nuevo a Novak Djokovic, que ya va por 24 títulos de Grand Slam y amenaza con seguir hasta los 30, porque no hay nadie en el circuito que pueda ir al seguro contra él cuando de discutir un título importante se trata.
Eso sí, hay marcas que parecen reservadas para siempre y están entre esas hazañas que cuesta imaginar que alguien las vaya a quebrar alguna vez, y los 14 títulos de Nadal en las pistas de arcilla de Roland Garros no se me ocurre que nadie jamás las vaya a superar, incluso a igualarlas. Tendría que nacer un supergenio del tenis. alguien con físico como el de Nole y su consistencia, además de no encontrar rivales de clase para superarlo.
LOS 24 DE DJOKOVIC SOLO LOS PUEDE QUEBRAR ÉL
Si algún tenista puede romper el récord de 24 torneos de Grand Slam ganados, ese solo puede ser el mismo que tiene la marca y que muy bien pudiera aumentar esa cuenta para comienzos del año próximo en Australia, donde ha sido un coloso. La cifra es impresionante, porque ganar dos docenas de veces en los más grandes torneos es como competir seis años consecutivos sin perder.
Y como ha coincidido con Federer y Nadal, la referida cantidad reviste aún más importancia, se antoja más grande, más insuperable, aunque es posible que la presencia de ambos genios en el circuito lo hayan ayudado a ser más grande, lo hayan motivado hasta llevarlo a un punto físico, psicológico y de maestría deportiva que nadie alcanzó con antelación.
Para mí, el serbio es como Bill Russel en el baloncesto. No es como Jordan, porque como Michael tendría que ser Roger Federer, o no es como Nadal, porque esa comparación quedaría para Kobe Bryant, sino sería como el gran Russell, fallecido no hace mucho, que de tantos anillos que ganó en la NBA, no tenía dedos donde colocarlos, lo mismo que le sucederá a Nole con sus trofeos de Grand Slam.
Pero los 14 de Nadal también permanecerán en el tiempo, incólumes, por los años de los años. Y es muy posible que estas generaciones de jugadores y los fanáticos del tenis no vean a nadie ganar en 15 ocasiones un major. Se me antoja tanto o más difícil que llegar a 24 Grand Slam, y pueden pasar siglos antes que alguien sobreponga su nombre al del tenista mallorquín.
En fin, que quienes coincidimos con estos ases del deporte podemos vanagloriarnos de haber visto sucesos irrepetibles hasta el momento y muy difíciles de quebrar en el futuro, que eso también vale, más allá de la magia de uno u otro, como la de Maradona, Messi, Ronaldo Nazario, Jordan p Kobe Bryant. Lo de los tenistas es para no olvidarlo nunca.