La novela de Carlos Correa parece que llega a su fin. Luego de coquetear -y casi firmar- con dos clubes, el estelar torpedero puertorriqueño parece que se quedará en los Twins de Minnesota por seis temporadas y la nada despreciable cifra de 200 millones de dólares, números inferiores a lo que se habló en San Francisco y Nueva York, pero que tampoco lo obligarán a pedir limosna para vivir.
Al principio, parecía que el parador en corto lo tenía hecho con los Giants. Un año tremendo con los Twins, luego de dejar la comodidad de Houston y de encumbrarse con los Astros, le abría la puerta de un contrato por una década con el equipo de San Francisco, que intentaba paliar la negativa de Aaron Judge de firmar con ellos, pero la rodilla derecha de Correa destapó las alarmas y los 350 millones por 13 años del contrato que estaban a punto de negociar saltaron por los aires.
Una vieja lesión, de sus tiempos de ligas menores, hizo que los Giants le dieran marcha atrás al pacto y que el jugador quedara en un limbo que no duró mucho, porque apenas unas horas después se anunció un pacto inminente con los Mets de Nueva York, que intentaban darle la tercera base a Francisco Lindor y redondear uno de los mejores cuadros interiores de todo el juego.
DE VUELTA A MINNESOTA
Sin embargo, cuando Scott Boras, el todopoderoso agente de Correa, pensaba que lo tenía todo listo para firmar por 12 años y 315 millones de dólares, los servicios médicos alertaron al club y todo volvió a esfumarse para uno de los mejores jugadores en su posición en todas las Grandes Ligas. Los seguidores del boricua se hicieron miles de preguntas y tal vez hasta el propio paracortos, que no entendían cómo equipos poderosos se hacían a un lado por los problemas en su pierna derecha.
Correa nunca se perdió un partido con Houston o Minnesota por esa pierna. Sus ausencias tuvieron siempre otras causas, pero hay que entender que quien pagará más de 300 millones por un jugador que tendrá en el equipo por 12 o 13 años, necesite garantías, y no quiera correr riesgos, y eso fue lo que hicieron los Giants y los Mets: evitar cualquier riesgo y siguieron su camino.
Los de San Francisco no tenían claro que Correa fuera el sustituto del veterano de 35 años Brandon Crawford y los neoyorkinos no estaban tan convencidos de mover al también boricua Lindor, de 29 años, del campo corto a la tercera base. Sin embargo, Correa no se iba a quedar sin trabajo, porque el que hace bien lo suyo, siempre encuentra quien apueste por él. Y ese fue su otrora equipo.
Los Twins pusieron sobre la mesa un pacto por seis años y 200 millones, aunque el mismo está pendiente también de un examen físico, y le darán la opción de cuatro temporadas adicionales, con las cuales pudiera llegar a 10 y sobrepasar los 300 millones, que fue el objetivo que se fijaron jugador y agente una vez que terminó la temporada de 2022, en la cual Minnesota terminó tercero en la División Central de la Liga Americana, por detrás de los Guardians de Cleveland y los White Sox de Chicago.
CORREA ENTRE LOS MEJORES TORPEDEROS
Carlos Correa no es solo uno de os mejores defensores del campo corto disponibles, sino uno de los mejores del juego en estos momentos, y si la operación en su pierna derecha no da problemas en el futuro, tanto los Giants como los Mets, o incluso los Yankees y has Los Dodgers, lamentarán no haberlo firmado o haber ido por él en algún momento de su carrera.
Ninguno de ellos quiso pagar por él. Son los riesgos que se corren al contratar a un jugador por el que tienes que pagar mucho dinero y luego tenerlo mucho tiempo en la plantilla. Incluso, una parte de ese tiempo no rendirá lo esperado -y muchos directivos lo saben- pero es el precio por disfrutarlo en sus años de plenitud. A fin de cuentas, tanto los clubes como los jugadores buscan lo que es mejor para unos y otros, y el caso del boricua no es la excepción.
El puertorriqueño tiene 28 años de edad y si se queda en Mineápolis será una pieza clave para un equipo que ya firmó al jardinero Joey Gallo, quien comenzó la temporada anterior con los Yankees y que luego fue a parar a Los Dodgers, sin que pudiera en el Bronx o en Chavez Ravine resolver sus problemas con el contacto. También recaló en Minnesota el receptor Christian Vázquez.
Con los refuerzos, más un grupo importante de jóvenes prospectos y algunos establecidos, como Byron Buxton y el venezolano Luis Arráez, los Twins serán un duro contendiente en la División Central, pero sobre todo si los exámenes médicos de Correa dicen que estará listo para jugar y torpedero y club estampan al fin las firmas que le darán trabajo al jugador, al menos por seis temporadas.
Correa debutó en 2015 con los Astros de Houston y fue el Novato del Año de la Liga Americana, además de formar parte de una generación que le dio glorias al equipo texano, entre ellas su primer título de Serie Mundial. Desde entonces, en ocho campañas y 888 partidos, batea para .279, con 155 cuadrangulares, 508 carreras anotadas y 553 impulsadas. Nada mal para un defensor de la posición más difícil del cuadro interior.
Con Minnesota, en una sola temporada, jugó 136 partidos, pegó 22 jonrones, impulsó 64 carreras y promedió .291, luego de un arranque lento. Ese rendimiento hizo que la directiva de los Twins no se lo pensara dos veces para ir a por él, luego de que saliera mal lo de los Giants y los Mets.