La presencia de aficionadas en el fútbol era algo poco visto en décadas pasadas, pues lamentablemente el hecho de tener el estereotipo del “juego del hombre” provocaba que ellas no tuvieran acceso a los estadios (como en el caso de países del Medio Oriente), o bien que simplemente no se hiciera visible ni su presencia ni su importancia dentro de este deporte.
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Hoy, en pleno 2022 las cosas han cambiado, y el fenómeno de las mujeres que viajan por y para el fútbol es una realidad, y se ha demostrado desde Copas del Mundo pasadas, pero tuvo su auge para Rusia 2018, y se confirmó para Qatar 2022. ¿Será momento de que la FIFA, los patrocinadores y los medios de comunicación se fijen más en ellas?
Hace unos meses publicamos una entrada sobre las mujeres mexicanas que viajarían a Qatar. Todo surgió gracias a un grupo de WhatsApp liderado por Laura Zavala y seguido por cientos de aficionadas quienes durante todo este año, se apoyaron mutuamente con consejos, avisos, e incluso se dieron la oportunidad de conocerse en persona ya en pleno mundial.
Y no sólo aplicó en mexicanas, pues a pocos días de que termine la justa mundialista, fuimos testigos de que aficionadas de los países participantes, y hasta de los que no calificaron, inundaron Doha con su calidez y pasión por el fútbol.
A título personal, y por lo que pude observar en estos días, una dualidad se vivía en las calles de Qatar. Por un lado las aficionadas inundando de color las calles, y por otro, las mujeres musulmanas observando a sus congéneres, cada una con respeto a sus culturas, lo que nos confirma que el fútbol es para todas y todos, y que nuevamente, con esta Copa del Mundo se confirmó.
Regresamos al grupo de Mexicanas en Qatar, como se hizo llamar esta comunidad surgida en WhatsApp y llevada también a Instagram. Son cientos de historias de cómo ellas, a quienes por décadas se les relegó del deporte de la pelota, hicieron hasta lo imposible para asistir a la Copa Mundial. Hablamos desde ahorros por mucho tiempo, pedir permiso en el trabajo, encargar a los niños con un familiar, viajar con los chicos, acudir solas, con la pareja, con los papás… Y así una larga lista de motivos y circunstancias que tuvieron que vivir para disfrutar del deporte que tanto aman.
Y claro, también hubo historias de amor. No revelaremos nombres, pero sabemos que surgieron nuevas parejas multiculturales, algo que sin lugar a dudas puede pasar cuando hay un evento a nivel internacional y personas de todas partes del mundo conviven. Créanme, un mundial es algo así como reunión de la ONU pero en torno al fútbol.
Mencionamos el tema de las mujeres que viajaron solas. La incertidumbre de viajar a un país donde se nos pintó la idea de que “todo estaba prohibido para ellas” parece que quedó a un lado. Vimos a aficionadas que disfrutaron de este evento caminando solas, en shorts, camisetas sin manga, y no hubo ningún incidente algo. Incluso el tema de la venta de alcohol pasó a segundo término.
Sin duda el poder y la presencia de la mujer dentro del fútbol es un tema aún poco explorado. Mucha gente que trabaja dentro de este deporte poco a poco va aceptando la idea de que ellas son parte, que son mercado y que deben ser contempladas como tal. Sabemos que muchas instituciones y patrocinios viven del fútbol, de su mercadotecnia, por lo que es momento de contemplarlas a ellas, a las que también lloran, sufren, gritan, ahorran, gastan su dinero, con la finalidad de disfrutar del deporte más bonito del mundo.
Desde aquí nuestro reconocimiento a esas miles de aficionadas que demostraron de nueva cuenta que el fútbol también es cosa de mujeres, y podríamos mencionar muchos nombres pero en especial queremos hacer una mención a Laura Zavala, July Ann, Becky Lozano, Mel Robb, Nancy Figueroa, Bertha Alicia, Irma Tapia, Debhani y muchísimas más que pusieron en alto el nombre de su selección y que seguramente lo seguirán haciendo en las próximas justas mundialistas.
Que el fútbol las siga uniendo… ¡Nos vemos en 2026!
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