El ruso Daniil Medvedev es una especie de rara avis en el mundo del tenis. Un jugador aparentemente tranquilo, sedado, que por momentos se calienta en la pista y dice cosas que tal vez no debe, o hace gestos incomprensibles. Un fenómeno que ha llegado hasta la cima del llamado deporte blanco en situaciones muchas veces adversas, y que ha logrado sobrevivir.
No hay nada que me guste cuando juego en tierra... La primera semana de la gira de tierra lo odio todo... ¡No quiero jugar en esta superficie!
A Medvedev le fue bien en todas las superficies desde sus inicios, menos en una: la tierra batida. Para el moscovita, de 28 años de edad y 1.98 metros de estatura, el polvo de ladrillo era una tragedia. No quería jugar torneos sobre tierra, pero se inscribía, participaba, perdía, pero volvía. A veces caía en primera ronda y se plantaba en la siguiente lid- Nunca se daba por vencido.
Sin embargo, en su palmarés hay títulos sobre tierra, algunos de ellos muy importante, como el conseguido en el Master 1000 de Roma, en 2023, una plaza que fue por casi década y media un feudo del español Rafael Nadal, el más grande especialista que ha existido sobre tierra batida en la historia del llamado deporte blanco. Sin embargo, el jugador que no soportaba la tierra, ganó allí.
SOLO A OCTAVOS EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS
El torneo de tenis de los Juegos Olímpicos de París 2024 es un poco atípico. Al principio, parecía, iban a participar todos los grandes jugadores, pero luego muchos de ellos decidieron hacer mutis y aunque ya se conocían los cabezas de serie, se marcharon. Los organizadores tuvieron que improvisar cambios de última hora y esos cambios crearon problemas y opiniones divididas.
Decidieron no participar varios de los de arriba, entre ellos el número uno del mundo, el italiano Jannik Sinner, por ejemplo, que aparecía como primer preclasificado, pero hubo otros, varios, y la organización decidió completar esos cupos con jugadores de dobles que ya se encontraban en la Villa Olímpica, por lo que no había que correr con otros problemas para llamar a alguno de fuera.
Nunca ha ganado un mismo torneo dos veces Ahora tengo la oportunidad de hacerlo y lo intentaré. Sobre la tierra batida, me gusta ahora más en términos de juego. Lo que más odio de la arcilla es la suciedad. Los vestuarios están sucios, tienes que sacudirte los zapatos para quitarte la tierra batida
La solución fue un desastre. Los especialistas en dobles se convirtieron en convidados de piedra y todos, menos uno, cedieron en la primera ronda. Fue malo para el tenis, para los organizadores y también para las prestigiosas pistas de arcilla de Roland Garros, donde se juega cada año el tercer Grand Slam del año, un sitio donde Nadal se ha impuesto en 14 ocasiones. Una barbaridad.
Nadal´, que apenas ha tenido actividad en el último año, se inscribió y ganó su primer partido, pero en la segunda ronda se tropezó con el serbio Novak Djokovic, quien lo mandó a casa tras dos sets en la pista principal, la muy conocida para ambos Phillipe Chatrier. En igualdad de condiciones, el español es favorito en la tierra, pero a un 50 por ciento no le ganará nunca a un Nole a tope.
Medvedev, sin embargo, aprovechó su condición de cuarto preclasificado, y en la primera ronda le dio una paliza (6-2 y 6-1) al australiano Rinki Hijikata, ubicado como 80 del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), en tanto en la segunda aparición le tocó el austriaco Sebastian Ofner, a quien le endosó un doble 6-2 y lo mandó a casa. Parecía que le iría bien en tierra.
FÉLIX AUGER-ALIASSIME TERMINA EL ENCANTO
Este miércoles, le tocó a Medvedev el canadiense Félix Auger-Aliassime, un canadiense de 23 años que se mueve como un bólido sobre la pista, que aún busca su primer título en la ATP en 2024, con cinco en su carrera profesional, y que ya ha ganado más de 13 millones de dólares, que n está nada mal. Y que está ubicado en el puesto decimonoveno de la ATP, una situación que puede mejorar.
Y ahí se enredó el moscovita, quien le ha sacado al tenis más de 41 millones de dólares, que tiene en su pamarés un título de Gran Slam y que ha ganado366 partidos como profesional, con 146 reveses, además de saber lo que es ser número uno del mundo, una condición que alcanzó el 28 de febrero de 2022. Medvedev no ha ganado ni un torneo este año, de hecho no lo hace desde Roma en 2023.
Sinceramente me siento bien. Lo siento cada año más y más cuando voy a pistas de tierra batida. Sé que mi juego es un poco más limitado que en pistas duras en términos de lo que puedo hacer. Si hago un buen partido en pista dura, sé que voy a ganar el 90% de los encuentros. En tierra batida no es así. Yo diría que todos los partidos están al 50%, pero sé lo que podemos hacer. Por mi parte tengo que hacer lo que quiero y estoy intentando hacerlo y me siento seguro de ello, así que me siento bien
En aquella ocasión se impuso en sets corridos, pero muy luchados al danés Holger Rune (7-5 y 7-5) y ese día Medvedev volvió a confesar que poco a poco le iba gustando la tierra batida, pero advirtió que su amor por el tenis solo estaba relacionado con las superficies duras. No se escondió para decirlo, a pesar de haber ganado un título muy importante, en una plaza grandiosa, como Roma.
Lo cierto, al ruso le ha costado conseguir un título olímpico, aunque solo tiene 28 años y puede participar en los Juegos siguientes, previstos para la ciudad estadounidense de Los Ángeles en el veranos de 2028. Incluso, si el físico le da, pudiera llegar a la cita olímpica de 2032, prevista para Brisbane, en Australia. Para entonces, tal vez, se haya acomodado a la tierra.
De cualquiera manera, Medvedev es un gran jugador. Su descalabro olímpico era esperado, sobre todo por el tipo de superficie, porque a él, como a muchos otros, la tierra batida no suele dársele todo lo bien que quisiera, por más que haya ganado alguna vez sobre polvo de ladrillo, en una carrera de 20 títulos, ninguno de ellos repetido, un caso que lo convierte en el único jugador con 20 trofeos o más que no ha repetido ninguno.
