Ha muerto Pete Rose y la noticia recorre el mundo del bĆ©isbol, justo cuando se acaba la temporada regular de las Grandes Ligas, un torneo al que le dio mĆ”s vida que nadie, en el que puso mĆ”s pasiĆ³n e intensidad que cualquier otro jugador despuĆ©s de su retiro y tal vez antes de que el se convirtiera en un legionario del juego, en un tipo capaz de dejar la piel en cada jugada.

Rose, el hombre que mĆ”s veces llegĆ³ a la primera base por hit en la centenaria historia de las Grandes Ligas, se va de este mundo sin que su nombre aparezca en el recinto de los inmortales, el SalĆ³n de la Fama de Cooperstown, porque alguna vez, cuando era manager de los Rojos de Cincinnati apostĆ³. ApostĆ³ por su equipo, pero, igual, violĆ³ uno de los mandamientos del bĆ©isbol, el de no involucrar su trabajo con el mundo de las apuestas.
El Comisionado de Grandes Ligas de entonces, Bart Giamatti, lo vetĆ³ para siempre. Su nombre no apareciĆ³ mĆ”s en las boletas, porque ni Giamatti ni sus sucesores le concedieron el perdĆ³n que reclamaban sus seguidores, que ya no Ć©l, porque su carĆ”cter, de hombre duro, casi de hierro, le impedĆa implorar por algo que estaba seguro que merecĆa como el que mĆ”s en Cooperstown.
Creo que estaba dedicado al bĆ©isbol en el sentido del juego, y su esfuerzo fue ciertamente intenso...Tuvo una serie de problemas relacionados con sus estĆ”ndares de conducta. CometiĆ³ algunos errores a medida que avanzaba, y cuando lleguĆ© a conocerlo y tratĆ© con Ć©l en el tema de las apuestas, ya era demasiado tarde... Quiero decir, Ć©l habĆa formado su actitud y su carĆ”cter, y me temo que realmente pensaba que el dinero era muy importante, apostaba mucho y perdĆa mucho, y creo que el problema de la corrupciĆ³n en su vida era algo serio
LOS NĆMEROS LOCOS DE ROSE
Pete Rose es dueƱo del rĆ©cord absoluto de hits en la historia de las Grandes Ligas con cuatro mil 256, 67 mĆ”s que una de las mĆ”s grandes leyendas del bĆ©isbol, un tal Ty Cobb que fue soberano del juego y ganĆ³ mĆ”s tĆtulos de bateo que ningĆŗn otro pelotero en la historia de las Grandes Ligas y del cual ya muchos no se acuerdan, como tampoco se recuerdan de Rose.
En el deporte, como en todo en la vida, la actualidad tiene un peso enorme. Es muy posible que nadie vivo haya visto jugar a Ty Cobb, y casi seguro que muy pocos recuerdan al Pete Rose caliente, bravo, que no se achicaba nunca y que daba todo por su equipo un dĆa sĆ y otro tambiĆ©n, y que salĆa al campo con dolores, magullado, lastimado, porque lo suyo era jugar y ganar.

BATEADORES CON MĆS HITS EN LA MLB
ORDEN | BATEADOR | HITS |
1 | PETE ROSE | 4256 |
2 | TY COBB | 4189 |
3 | HANK AARON | 3771 |
4 | STAN MUSIAL | 2630 |
5 | TRIS SPEAKER | 3515 |
6 | DEREK JETER | 3465 |
7 | HONUS WAGNER | 3420 |
8 | CARL YASZTREMSKI | 3419 |
9 | ALBERT PUJOL | 3377 |
10 | PAUL MOLITOR | 3319 |
11 | EDDIE COLLINS | 3314 |
12 | WILLIE MAYS | 3283 |
13 | EDDY MURRAY | 3255 |
14 | NAP LAJOIE | 3243 |
15 | CARL RIPKEN | 3184 |
AdemĆ”s de los cuatro mil 256 hits, tiene otras marcas no menos importantes, como los tres mil 562 partidos jugados o los 14 mil 53 turnos al bate, cifras a las que nadie se acerca y que parecen condenadas a existir para siempre, como esos rĆ©cords de las Grandes Ligas que a veces uno se pregunta cĆ³mo pudieron ser establecidos y duda de que alguien logre borrarlos alguna vez.
Para poner un ejemplo, en la presente temporada, por mucho la mejor de su carrera, Bobby Witt jr. bateĆ³ 211 hits para los Reales de Kansas City, y Luis ArrĆ”ez apenas terminĆ³ con 200 para los Marlins de Miami y los Padres de San Diego. Fueron los lĆderes de bateo de la Liga Americana y la Liga Nacional, por ese orden, ademĆ”s de punteros en hits y los Ćŗnicos por encima de 200.
Descansa en Paz Pete Rose. Eras una verdadera leyenda de las MLB que cambiĆ³ el juego y un amigo. Me encantaba verte de niƱo creciendo y tu carrera como jugador era innegable.
maginemos que ambos alguna vez se propusieran quebrar el rĆ©cord de Rose de mĆ”s hits, pues tendrĆan que batear esa cantidad de imparables durante 21 temporadas de su carrera, y aĆŗn asĆ puede que le falten algunos. Eso es un imposible lo de tener 21 campaƱas con mĆ”s de 200 hits, porque muy poco beisbolistas llegan en estos tiempos a esa cantidad de aƱos saludables, y mucho menos a ese nivel.

NO DEBIĆ MORIR FUERA DE COOPERSTOWN
Rose se fue de este mundo y tal vez su Ćŗltimo pensamiento fue para su familia y el bĆ©isbol, a este Ćŗltimo con una mezcla de amor y remordimiento por no haberle dado la oportunidad en vida de entrar a Cooperston, donde estĆ”n grabados los nombres de lo que mĆ”s vale y brilla en la historia del deporte de las bolas y los strikes. Una injusticia total, porque hasta los delitos mĆ”s grandes prescriben con el tiempo.
Al final, un dĆa, un comisionado de turno creerĆ” que se fue injusto con Pete Edward Rose e incluirĆ” su nombre en la boleta para entrar al SalĆ³n de la Fama y entonces la AsociaciĆ³n de Escritores de BĆ©isbol de AmĆ©rica (BBWAA) decidirĆ” si lo incluye o no. Puede que algunos hagan resistencia, tal vez los mĆ”s veteranos o los mĆ”s puritanos, pero al final entrarĆ”, solo que ya no lo podrĆ” disfrutar.
Siempre lo he dicho y lo sigo diciendo: Pete Rose merece estar en el SalĆ³n de la Fama y debe ser reintegrado al bĆ©isbol...Para mĆ, Ć©l pagĆ³ lo que hizo. CometiĆ³ un error, pero es tiempo de que un pelotero como Ć©l, con tantos hits, tantas marcas, el que mĆ”s hits ha pegado, que vuelva al bĆ©isbol
Ese serĆ” un dĆa triste para la familia Rose, pero alegre para el bĆ©isbol, porque se habrĆ” sido magnĆ”nimo con uno que lo merecĆa como nadie. Solo que no se sabe cuĆ”ndo eso ocurrirĆ”, o si los encargados prefieren mantenerlo fuera, tal como ocurre con la mayorĆa de los involucrados en la llamada era de los esteroides, aunque no haya pruebas de que todos los que se dice que se doparon lo hayan hecho.
En esa lista de excluidos hay varios con nĆŗmeros impresionantes, que no tendrĆan ningĆŗn problema en ganarse un lugar en Cooperstown, sobre todo porque cuando ellos, supuestamente, usaban sustancias dopantes, las mismas no estaban prohibidas y hasta el propio bĆ©isbol se beneficiĆ³ del boom del referido deporte en ese tiempo, y si no que recuerden todo lo generado por la competencia de jonrones entre Mark McGwire y Sammy Sosa, por ejemplo.

Al final, Pete Rose es uno mĆ”s en la larga lista de excluidos, pero no es uno cualquiera, sino tal vez el que genera mĆ”s controversia, por la cantidad de tiempo al margen, porque algunos no se explican en quĆ© pudo influir que apostara en los hits que bateo o en su permanencia por mĆ”s de dos dĆ©cadas al mĆ”ximo nivel, algo que estĆ” al alcance de muy poco y que dice mucho de su fĆsico y de su profesionalismo.