La Liga Premier hace honor a su nombre

El recién cerrado mercado de fichajes dejó claro que el poderío del fútbol mundial se ha movido a Inglaterra y que el resto de los torneos nacionales se han convertido en una especie de sucursales de la Premier, donde están los clubes más poderosos del mundo, salvo las tres o cuatro excepciones de siempre, como Real Madrid, Barcelona, Bayern Múnich, Juventus de Turín y algunos más.

Ninguna liga gastó como la Premier, cuyos clubes desembolsaron hasta dos mil millones de euros en fichajes, para hacer que sus equipos sean cada vez más fuertes. La Liga española, que hasta hace unos años era puntera en Europa, apenas llegó a 500, sobre todo por un fichaje de casi 100 millones del Real Madrid, y la locura del FC Barcelona con lo de las famosas 'palancas' para volver a ser competitivo en todos los torneos.

Los equipos ingleses no repararon en dinero a la hora de ir a por jugadores fuera de la Premier, y cada vez que pusieron el ojo en alguno, se lo llevaron, incluso con el beneplácito de los dueños, porque las sumas pagadas resolvieron de golpe y porrazo los problemas económicos -que no deportivos- donde estaban las estrellas escogidas de antemano.

HAALAND Y JULIÁN ÁLVAREZ

Luego de muchos años en la cima de la Premier pero coqueteando con el título de la Champions sin poder alcanzarla, Pep Guardiola, el entrenador del Manchester City, decidió que era el momento de buscar un par de atacantes poderosos para asegurar su dominio en el torneo local e ir con más fuerza por la competición continental. Y entonces miró a Alemania y a Argentina.

Y el otrora entrenador del Bayern Múnich y el Barcelona fue a por el mejor jugador de Argentina, Julián ÁLvarez y por el más espectacular de los goleadores del momento, el noruego Erling Haaland. Cierto que no pagó las sumas desmesuradas que antes desembolsaron algunos por el brasileño Neymar y el francés Kylian Mbappé, pero igual fueron cantidades considerables.

La llegada de ambos provocó la salida del brasileño Gabriel Jesús y Raheem Sterling, dos internacionales de altísimo nivel, que no fueron a otras ligas, sino que apenas se mudaron dentro de la Premier, al Arsenal y al Chelsea, por ese orden. Así que la operación de Haaland y Álvarez sirvió para reforzar a otros dos clubes que amenazan con adueñarse de puestos Champions para la próxima temporada.

Al Chelsea, sobre todo, le vino de maravillas, porque perdió en el mercado a varios de sus principales jugadores, entre ellos a dos de sus centrales titulares, el alemán Antonio Rudiger y el danés Andreas Christensen, quienes se fueron con la carta de libertad a Real Madrid y Barcelona. Además de una pareja de buenos delanteros, como el belga Romelu Lukaku y el germano Timo Werner, quienes volvieron al Inter de Milán y al RB Leipzig, por ese orden.

EL LIVERPOOL TAMBIÉN SE SUMÓ A LA DANZA DE MILLONES

En la temporada anterior, el Liverpool se tuvo que conformar con títulos menores, además de ceder por diferencia mínima ante el Manchester City en la Liga Premier, y frente al Real Madrid en la final de la UEFA Champions League. Además de eso, se le fue uno de sus principales jugadores al Bayern Múnich, el senegalés Sadio Mané. El dolor de las derrotas y el hueco que dejó Mané solo podían encontrar consuelo en el mercado de fichajes.

Jurgen Klopp, el laureado técnico alemán que se ha metido en el bolsillo a la afición de Old Trafford, puso el ojo en uno de los grandes delanteros del momento, el uruguayo Darwin Núñez, que jugaba para el Benfica portugués, y muy temprano en la temporada baja desembolsó una cifra cercana a los 100 millones de euros, entre fijos y variables, por llevarlo a casa, en una de las operaciones más caras en la historia del equipo y del torneo.

No hizo muchas más inversiones grandes el Liverpool, pero a última hora se aseguró al brasileño Arthur Melho, un jugador que llegó al Barcelona con cartel de crack y no pudo demostrar mucho, y luego fue moneda de cambio con la Juventus de Turín por el bosnio Miralem Pjanic, en una operación un tanto rara que solo se hizo para 'tapar' lagunas en las finanzas de ambos equipos.

Con los goles de Núñez piensa Klopp resolver todos los problemas, pero lo cierto es que la Premier ha llegado a un nivel que asusta, por la calidad que han reunido muchos equipos, los cuales no han tenido piedad a la hora de pagar, como hizo el Newcastle United, por el sueco Alexander Isak, por el cual desembolsó 65 millones de euros a la Real Sociedad. Esa cantidad por un jugador que anotó seis goles y dio dos asistencias en la pasada temporada.

EL UNITED ROMPIÓ LA HUCHA

A los dueños del Manchester United, y a la afición, por supuesto, no les sentó nada bien quedar fuera de la Champions la temporada anterior. Muchos puntos de diferencia con respecto al rival de la ciudad, el City, y apartados de Europa, y con un Cristiano Ronaldo ansioso por irse parecía demasiado para uno de los clubes más grandes de la historia de la Premier y del fútbol mundial.

Entonces, la solución pasó por apelar a la billetera y salir al mercado, además de algunas determinaciones a pie de campo, que hasta ahora han resultado efectivas, como mandar al banquillo al capitán y zaguero titular Harry Maguire, y darle protagonismo al francés Rafael Varanne y al argentino Lisandro Martínez, una pareja que permitió sumar tres triunfos en línea luego de los dos descalabros iniciales.

El United primero fue a por Casemiro, el brasileño del Real Madrid. Todo explotó de pronto: los Reds Devils se pusieron en contacto con el jugador, le ofrecieron casi el doble de lo que ganaba en la Casa Blanca, y encima ofrecieron 72 millones de euros fijos más 13 en variables. Poco después todos se dieron las manos en medio de un clima de felicidad pocas veces visto, porque el negocio satisfizo a la totalidad de los involucrados.

Pero con eso no le bastaba al United. El entrenador Erik Ten Hag, llegado unos meses antes desde el Ajax de Ámsterdam, quería un gran delantero y la solución la encontró en su otrora equipo, al que hubo que pagarle 95 millones de euros por el brasileño Antony, un atacante de 22 años que jugó 23 partidos, con ocho goles y cuatro asistencias, en la temporada anterior para el once neerlandés.

El caso más llamativo, sin embargo, es el del Nottingham Forest, un club histórico, con títulos de Champions incluso, que luego de unos años malos terminó por ascender a la Premier y que se gastó alrededor de 150 millones de euros por una veintena de jugadores, cifras solo inferiores al Barcelona, el Manchester Unted y el Chelsea, y esas son palabras -o clubes- mayores.

Todo eso da una idea del poderío económico de la Liga Premier, que poco a poco se va comiendo al resto de las competiciones y llevándose a los mejores futbolistas de estas, al extremo de que si el fútbol mundial quería una superliga, pues casi la tiene, porque en Inglaterra están la mayoría de los clubes más poderosos, o al menos los que tienen más dinero para gastar, que en el más universal significa algo así como ir delante.

Cierto que el dinero no da títulos, porque de lo contrario el Manchester City y el PSG francés hubieran ganado todos los torneos en los últimos años, pero la plata ayuda a llegar lejos. Y de eso nadie tiene dudas, o al menos no yo. ¿Y usted qué cree?