La Copa Mundial de 2030 ya tiene sede. No será un país, ni dos. Incluso ni tres, como ocurrirá en 2026 con la sede compartida entre México, Canadá y Estados Unidos, sino que la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) ha ido más allá, mucho más lejos, y ha decidido que seis naciones, pertenecientes a tres confederaciones distintas, puedan ser anfitrionas del torneo.
LA FIFA determinó que tres países suramericanos, que también aspiraban a acoger el torneo, en una candidatura conjunta, celebren los 100 años de los mundiales con partidos en casa. Se trata de Uruguay, Paraguay y Argentina, cuyas escuadras nacionales debutarán ante sus respectivas aficiones y luego tomarán aviones hacia el otro lado del Atlántico para terminar la lid en Marruecos, Portugal y España.
¿Es un libretazo de los que rigen el fútbol mundial? No, nada que ver con eso. Solo es un paso más del organismo para hacer del más universal cada vez más global e intentar, en cada lid, llegar a más países, crear más afición y ratificar al fútbol como el entretenimiento número uno del mundo, en tiempos en que los juegos electrónicos han sustituido a muchas actividades al aire libre, entre ellas las deportivas.
¿UNA DECISIÓN SALOMÓNICA?
Sin conocer aún los motivos que tuvo la FIFA para involucrar a seis federaciones nacionales en la organización de la Copa Mundial, algunos podrán decir que se trata de una decisión salomónica, con la intención de quedar bien con todos y dejar el terreno listo para un torneo en unas de las naciones emergentes en 2034, pensando, por ejemplo en Arabia Saudita, cuya liga ha disparado sus apuestas.
Sin embargo, la cantidad de equipos participantes en las próximas copas mundiales, triplicará los asistentes, por ejemplo, a la edición de Chile 1962, donde estuvieron involucrados 56 federaciones nacionales, y solo 16 de ellas consiguieron boletos para disputar la fase final en el país suramericano. El fútbol ha dado un salto enorme en su proyección mundial y la FIFA lo aprovecha.
Si a Chile 1962 asistieron 16 selecciones, a la Copa Mundial de 2026 -y también a la de 2030- acudirán 48 escuadras nacionales. En la próxima edición lidiarán, divididas en 12 grupos de cuatro equipos, pero tal y como van las cosas, no me parecería descabellado otro cambio, aunque muchos digan que un Mundial con 48 selecciones está al límite de los que se puede permitir.
En fin, Uruguay, que organizó en 1930 la primera Copa Mundial, tendrá la posibilidad de revivir en casa aquellos momentos, con un partido de su escuadra nacional, ante una afición que desde hace muchos años anhela un gran resultado internacional. Para los charrúas será espectacular disfrutar de un partido en el estadio Centenario por una Copa Mundial un siglo después. Y eso pesa.
Argentina tampoco juega un Mundial en casa desde 1978, cuando se alzaron con el título al vencer en la final a Holanda. Era el equipo de de César Luis Menotti, el mismo técnico que dejó en casa a Diego Armando Maradona y se colocó en las manos, o los botines de Mario Alberto Kempes y Daniel Passarella. El Monumental o la Bombonera pintan como sedes desde ya. En tanto Paraguay solo se sumará, como uno más, al gran espectáculo, y también entrará en los libros por haber jugado en casa.
¿UNA FINAL EN EL SANTIAGO BERNABEU?
España tendrá más partidos que todos los demás países involucrados en la Copa Mundial. La FIFA no lo ha dicho pero no es difícil intuirlo, sobre todo porque tiene más clubes, más estadios de primer nivel mundial, y está mejor ubicada que Marruecos y Portugal en el panorama del más universal. Además, de que para 2030 no habrá estadio en Europa comparable al Santiago Bernabeu, un coloso a punto de terminarse.
Tal vez el estreno de la escuadra nacional se produzca en el Camp Nou, que ahora mismo se levanta en Barcelona, con partidos en el Sánchez Pizjuán, sede del Sevilla Fútbol Club, o el Benito Villamarín, también en la misma ciudad andaluza, donde juega el Real Betis Balompie. En tierras españolas hay otros campos espectaculares, entre ellos los de los principales equipos vascos, el Athletic Club de Bilbao y la Real Sociedad.
Casi seguro se jugará en La Cerámica, el campo del Villarreal; en el ahora Civitas Metropolitano, cuartel general del Atlético de Madrid, o en cualquier otra cancha de las muchas que hay en el país. Mientras, Portugal también tendrá una buena cantidad de choques, y hasta Marruecos, porque si solo se juegan tres enfrentamientos en Suramérica, quedarán otros 101 para repartir en suelo europeo o africano.
De cualquier manera, será una fiesta para el fútbol mundial, en la cual estarán aún muchas de las grandes estrellas que animan en estos momentos el más universal. Eso sí, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, salvo un aborto de la naturaleza, ya habrán colgado sus botines y puede que estén en otras funciones, pero no dentro de una cancha en ese afán sin límites de buscar goles y trofeos.
No seré yo quien diga desde ahora si la FIFA hizo bien o mal en llevar el Mundial a seis países. Solo trato de verle el lado bueno a la decisión que tomó. Esto tendrá animadores y detractores, pero aún falta mucho tiempo para que la Copa Mundial se convierta en una realidad, incluso para que se conozcan todos los escenarios. ¿Usted cree que está bien así o que el organismo rector del más universal solo quiso quedar bien con todos?