Antes de empezar la Eurocopa, a la hora de referirse a los jugadores que podían causar sensación, se hablaba de Kylian Mbappé, Jude Bellingham, Bukayo Saka, Phil Foden, Jamal Musiala, Lamine Yamal, o muchos otros que defendieran los colores de España, Alemania, Portugal, Francia, Inglaterra o Italia, incluso. Por entonces nadie hablaba de porteros. Los porteros, parecía, serían convidados de piedra a la lid.
Luego de los primeros compases -lease fase de grupos- todos los mencionados arriba pasaron sin penas ni glorias. Ninguno fue decisivo para su equipo, ni tuvo regularidad, y mucho menos marcó las diferencias. Esa parte inicial de la competición fue gris, en buena parte, gracias al mediocre desempeño de las grandes estrellas, algo que tiene su lógica: si las estrellas no brilla, el firmamento está oscuro.
En la fase de grupos no hubo muchas sorpresas. La más llamativa fue la eliminación de Croacia, a la cual los tres goles encajados ante España en el debut le minaron la confianza y apenas terminó con dos empates posteriores, el último ante Italia, cuando el partido agonizaba, y que provocó que se despidieran de la lid, aunque a su favor hay que decir que su llave era la más dura.
Cuando lo puse en la primera jornada me llamaron loco...Yo le veía en los entrenamientos y veía que paraba, que marcaba la diferencia. Lo vi claro, no tuve ninguna duda...Ha ido creciendo pero con el trabajo que hicimos le vimos cómo iba mejorando a diario
GEORGIA LA GRAN SORPRESA
Mientras los croatas hacían sus maletas y se iban de vacaciones, otra selección inscribía su nombre en los libros del fútbol: Georgia. Jamás los georgianos habían jugado una fase final de la Eurocopa, y tampoco consiguieron nunca clasificarse para una Copa Mundial. Su presencia en tierras germanas, marcaba por si misma, un hecho histórico. Estar allí ya era suficiente.
Y luego del primer partido, de aquel revés por 3-1 ante Turquía, parecía seguro que Georgia se volvería a casa a las primeras de cambio. Ese día, dos de los goles fueron espectaculares. El primero de ellos, de Mert Müldür, fue una volea sensacional, ante el cual el arquero georgiano, Giorgi Mamardashvili, nada puso hacer. Se lanzó como un felino, pero la pelota era inalcanzable.
El segundo gol turco fue otra obra de arte de Arda Guller. Una pelota lanzada desde el vórtice derecho del área georgiana hacia el ángulo del segundo palo, con una fuerza y una colocación exquisitas. Tampoco pudo hacer nada Mamardashvili, que volvió a volar en busca de la pelota, pero de nuevo sin suerte. Pero ahí terminó todo, desde ese momento Georgia fue otra y su portero fue la sensación.
En la segunda fecha, Georgia igualo 1-1 con la República Checa y Mamardashvili, a pesar del gol, fue un baluarte bajo los palos y evitó que su equipo cayera, y que llegara al final con opciones de conseguir los puntos necesarios para pasar a octavos de final. Cierto que tendría en frente a Portugal, el gran favorito del grupo, pero los lusos ya estaban clasificados y eso favorecía a Georgia.
Khvicha Kvaratskhelia es mejor que toda España... No voy a decir que vamos a ganar el partido, pero sí que podemos ponerle las cosas muy difícil a España, aunque sea el favorito de la competición
Portugal no pudo con Georgia. Los portugueses lo intentaron una y otra vez. Cristiano lo probó en un tiro de libre de lejos, el otro buscó un disparo a quemarropa, un zaguero georgiano intentó un despejé y si no llega a ser por Mamardashvili, la pelota entra. El arquero fue el hombre de Georgia y la sorpresa de la Eurocopa, y a ella se medirá España en la noche de este domingo.
¿QUIÉN ES GIORGI MAMARDASHVILI?
El que vive en España estará más familiarizado. El arquero de Giorgia defiende también la portería del Valencia, y no hay otro jugador en la plantilla del referido club con el valor de mercado del portero, al cual compró hace apenas un par de años por 850 mil euros y ahora mismo el que lo quiera tendrá que pagar cerca de 40 millones, una suma nada despreciable para un gaurdavallas.
Mamardashvili llegó al Valencia en el veranos de 2021. Llegó cedido, con la opción de compra mencionada, y todos pensaron que estaba destinado a jugar con el segundo equipo valenciano, que andaba por tercera división, pero, como era pretemporada, el entrenador, José Bordalás, se lo llevó con el primer equipo. Desde el primer día causó muy grata impresión al cuero técnico.
Mi futuro quedará resuelto muy pronto (Valencia) es mi casa. Ellos me dieron una carrera futbolística. Ahora no pienso en nada más, porque tengo delante un torneo importante con la selección
No hablaba una palabra en español, pero tampoco lo necesitaba, porque entendía a la perfección lo que se le pide a un portero. Y cuando se lesionó Cillesen, el entrenador no lo dudó ni un instante, ante el asombro de los medios, que no entendían la locura del entrenador, de poner a un chico recién llegado, casi sin experiencia. El juego diario le dio la razón a Bordalás, y Mamardashvili se convirtió en una perla.
En el verano pasado, cuando se lesionó Thibaut Courtois, el Real Madrid sondeó el mercado. A las oficinas del Santiago Bernabeu llamaron decenas de agentes. La prensa se hizo eco de David De Gea, David Soria, Keylor Navas, Yasinne Bono, Kepa Arrizabalaga, pero había uno que gustaba sobre todo, Giorgi Mamardashvili, solo que valía 20 millones de dólares y eso espantó al Real Madrid.
Ahora, el chico de 23 años, una envidiable estatura de 1.99 metros y 90 kilogramos de peso, no solo elevó su cotización casi hasta los 40 millones, sino que se ha convertido en la sensación de la Eurocopa, y en la gran amenaza de la escuadra georgiana para el partido de octavos de final de la noche del domingo. El fútbol da muchas vueltas, y el caso Mamardashvili es un ejemplo.
