La encrucijada de Tony Kroos

La temporada 2022-2023 será la última del actual contrato del centrocampista alemán Tony Kroos con el Real Madrid. A partir de entonces quedará libre para decidir su futuro: renovar un año más, marcharse a otra liga u otro club, o decir adiós al mundo del fútbol.

Hace unos meses, en un podcast que comparte con su hermano Félix, Kroos dijo que nunca sería un impedimento para el club blanco y que jugaría mientras creyera que estaba en condiciones, y descartó por completo seguir en el mundo del fútbol si sus facultades físicas no le daban para competir al máximo nivel y en igualdad de condiciones con el resto de sus compañeros.

De la determinación futura del jugador hay antecedentes: le dijo adiós a la selección de su país, aún siendo titular y a pesar del pedido del entrenador de que se quedará hasta, al menos, la Copa Mundial de Qatar 2002, que se jugará en los meses de noviembre y diciembre próximos.

La pasada temporada fue de altibajos para el germano. Arrancó con una pubalgia que lo obligó a perderse ocho partidos de Liga y a trabajar duro para recuperar su puesto de titular en el centro del campo, ante el empuje de Federico Valverde, quien parecía irremplazable junto a Luka Modric y Casemiro, hasta que volvió a ser el jugador de siempre e hizo que el técnico, en algunos tramos, cambiara de sistemas para no perderlo a él o al uruguayo.

En algún momento, Ancelotti lo sacó del campo, justo cuando el equipo iba debajo para darle entrada a Eduard Camavinga, lo cual no sentó muy bien al germano, aunque terminó por entenderlo. Eso ocurrió, por ejemplo, contra el Manchester City, en las semifinales de Champions, y al final el Real Madrid remontó y pasó a la final.

Ese día la remontada se produjo sin los integrantes de la famosa CMK (Casemiro, Modric y Kroos) en el campo. Fueron otros los grandes protagonistas y, aunque en el partido por el título volvieron los tres a la titularidad, el alemán entendió que había sido un aviso a navegantes sobre lo que vendría en el futuro.

Incluso, ante el Liverpool en el Stade de France, el 28 de abril, Kroos, jugó los 90 minutos, pero ya tenía dudas sobre su futuro. Detrás, venían pujantes Camavinga y Valverde y, para colmo, el Real Madrid anunció la incorporación de Aurélien Tchouaméni, desde el AS Mónaco de la Liga 1.

No hay que ser muy listo para darse cuenta de que en la Casa Blanca preparan un relevo generacional. Modric, de 36 años, Kroos, de 33, y Casemiro, de 30, van a dar paso a un mediocampo de jóvenes portentos físicos, y quieren que el proceso sea todo lo normal que se pueda, pero eso no quiere decir que le cierren las puertas a Kroos y que no vayan a ofrecerle continuar más allá de 2023.

Pero Tony tiene claro que no quiere ser un impedimento en el proceso de renovación del mediocampo del club. Si está en condiciones, seguirá, pero si cree que ha sido superado por la competencia, dará un paso al lado y a seguir su vida, porque lo ha dicho en más de una ocasión: más allá del fútbol también se vive.

Sin embargo, en las últimas horas, medios y periodistas cercanos al Real Madrid, hablaron incluso de que el alemán esté sopesando la posibilidad de parar en este verano y hacer algo parecido a lo de Zidane en 2006: perdonar un último año de contrato con el club.

El jugador no se ha pronunciado, pero con Kroos es posible. Hasta ahora ha actuado con una transparencia tremenda, siempre ha dejado claro sus posiciones y quienes lo han seguido saben que no se arrastrará por el campo con la intención de sumar un millón más o menos a su ya importante cuenta bancaria.

Muchas veces dijo que la familia era tan importante en su vida que nunca haría nada que lo alejara de ella. Incluso, tras algún partido europeo pagó un vuelo privado para regresar a casa en la misma noche y no esperar a la delegación al día siguiente. Y ese proceder no ha cambiado.

Lo cierto, Kroos es un grande, que lo ha ganado todo en su carrera. Ganó el Mundial de 2014 en Brasil con Alemania, una Champions con el Bayern de Múnich y otras cuatro con el Real Madrid, y forma parte de ese reducido grupo de jugadores que han alzado cinco veces la Orejona, como llaman al trofeo de la competición continental.

Luego del ya fallecido Francisco Gento, que la ganó seis veces, hay 18 jugadores que la ganaron en cinco ocasiones, y solo dos, Aleesandro Costacurta y Paolo Maldini, ambos del AC Milan, nunca pasaron por el Real Madrid. El resto, entre los que se incluyen Kroos y Cristiano Ronaldo -que llegaron al club blanco con una y desde sus filas engordaron sus respectivos palmarés, pertenecen a la llamada Casa Blanca.

Kroos sabe también que si sigue en el Madrid tiene opciones de alcanzar a Gento, como parte de un grupo numeroso en el que también están Karin Benzema, Nacho Fernández, Dani Carvajal, Casemiro y Modric, porque los otros tres en activo con cinco copas -Marcelo, Garet Bale e Isco- ya no forman parte de la plantilla.

El centrocampista alemán tiene clase para seguir, pero tal vez en unos meses no le dé para titular en el Real Madrid, un equipo que busca músculo para el mediocampo, tal vez porque sabe que será muy difícil encontrar en el mercado o en la cantera, sustitutos para la CMK.

Irse ahora puede ser una opción. Seguir y pelear la titularidad es otra, sobre todo porque vienen retos muy interesantes por delante, pero también decir adiós y seguir la vida, vinculado al más universal o no, porque más allá de un balón, una cancha, 22 jugadores y un árbitro, también hay vida y eso Kroos lo sabe. Por lo tanto, la decisión es suya y en el momento de irse, la afición le rendirá los honores que merece, porque ha sido y es un grande del fútbol. Mientras, vivirá en su encrucijada.