Kyllian le hizo un Mbappé al Real Madrid

Kyllian Mbappé era el novio predilecto. Era el futuro del Real Madrid, que tenía preparada su presentación en sociedad, la boda, la fiesta y hasta el cura para hacer realidad el sueño de ambos. Por Mbappé, el Madrid dejó escapar a Erling Haaland, que también era un buen partido.

Pues el novio dejó plantada a la novia y hasta a los que tenían invitaciones para asistir a la entrega de los anillos nupciales y el corte de la torta. Papá Florentino Pérez se hala los pelos y no se explica cómo lo han podido engañar así, después de hacer todas las concesiones posibles, incluida una dote gigantesca.

Es fácil de explicar. El Real Madrid fue -y tal vez sigue siendo- el amor de la vida del delantero francés, pero hay algo más importante que el amor, aunque muchos piensen lo contrario: el dinero. Los ceros a la derecha en una cuenta bancaria pueden incidir en muchas decisiones en esta vida.

Y Mbappé le sacó cuanto quiso al PSG, solo un poco más de lo que le hubiera sacado al Madrid, que también se vio obligado a negociaciones durísimas, a aceptar condiciones que nunca antes había aceptado, Cristiano Ronaldo incluido. Y al final, nada.

La programación deportiva del próximo año se fue al piso para un equipo que quería formar una línea de ataque de ensueño con el galo, su compatriota Karim Benzema y el brasileño Vinicius Junior.

Pero el PSG no es un club normal. Se trata de un club Estado, con fondos que vienen desde Qatar, donde perder -incluso ceder en algo- no entra en los planes ni está previsto. Y lo del jugador se convirtió en cuestión de Estado en aquella nación, que, por demás, acogerá la próxima Copa Mundial.

En fin, se acabó el culebrón que comenzó hace mucho tiempo, allá por 2017, cuando Mbappé confesó que su sueño era jugar en el Real Madrid y que el PSG era solo un pasó para llegar después, con su carrera a tope. Eso fue lo que dijo la directiva del As Mónaco tras el traspaso de su jugador al club de la capital francesa.

Incluso, en el último verano, tras el ofertón de hasta 200 millones de dólares del Real Madrid por el jugador, y las palabras de este sobre su disposición a salir, los seguidores del fútbol pensaron que todo estaba hecho, que sería cuestión de tiempo.

Pero todo cambió en una semana. A pesar del acuerdo, de la palabra del jugador, de las concesiones nunca antes hechas por el Madrid, Mbappé se queda. Sigue en el PSG y según medios de prensa cercanos al club, tendrá potestades para escoger jugadores, el técnico, incluso el director deportivo.

Es difícil creer que una institución cualquiera le ofrezca a un jugador esos poderes. Ya pasó con el Barcelona y Lionel Messi -o algo parecido- y miren cómo terminó todo: salarios inflados, pérdidas cuantiosas y la salida del jugador, precisamente al PSG.

En esta historia, el gran ganador es el PSG. Consiguió lo que quería, a pesar de que el presidente de la Liga Española, Javier Tebas, haya dicho que era imposible que un club con 200 millones en pérdidas, como el PSG, pudiera arrebatarle a Mbappé al Madrid.

El gran perdedor es el Real Madrid, por lo que emocionalmente significa ver escaparse a la gran estrella del mercado, al jugador que condicionó casi todo en el club, y a la que creía tener en su plantilla, incluso con presentación preparada, a estadio lleno.

Mbappé también ganó. Su cuenta corriente se llena de ceros, posiblemente con cifras que nunca sabremos, pero que serán más cuantiosas que cualquiera de cualquier otro jugador de cualquier deporte hasta ahora, y posiblemente para el futuro.

Pero -siempre hay peros- en lo deportivo no se sabe si ganará o perderá. La billetera puede hacer un club pero no un equipo ganador. Esta temporada el Madrid lo demostró al eliminar en Champions al propio PSG, al Chelsea y al Manchester City, los tres equipos más poderosos del mundo, con suntuosos gastos y formas de gestión diferentes.

Ninguno de los tres rinde cuentas de cuánto gasta en fichajes, ni de los suntuosos salarios que paga. Algunos, incluso, violaron normativas de la UEFA sobre gastos en el pasado y al final no pasó nada. Es el nuevo fútbol y aquellos que se buscan su dinero por gestión propia, aunque no sean pobres, y el Madrid es un ejemplo, estarán siempre en desventaja.

Sin embargo, el Real Madrid, que en unos días buscará su decimocuarta Champions, ante el Liverpool en París, puede encontrar alternativas al fenomenal jugador francés, porque en el club de la capital española quieren jugar todos, o casi todos.

Llegar a la final de la Champions no es poca cosa. Es un mérito enorme, vivido a base de remontadas espectaculares en su feudo del Santiago Bernabéu. Todo eso después de jugar ocho de las últimas 10 semifinales y de ganar cuatro de los últimos ocho títulos de la competición continental.

Al final, es solo deporte y el Madrid seguirá siendo el Madrid, y siempre encontrará estrellas para completar su plantilla. Este año explotó Vinicius y en la nómina está Rodrigo, que ha lucido inmenso en la Champions.

Tal vez con algunos retoques en el mediocampo, en los laterales y con un sustituto de garantías para Benzema, el equipo de la capital española pueda seguir rindiendo al altísimo nivel de los últimos años. Y el dinero que estaba destinado a Mbappé servirá para todo eso.

Aunque, de cualquier manera, desde ahora cada vez que un jugador dejé plantado a un equipo, se dirá que le hizo un Mbappé, tanto como se dice cuando un jugador pica una pelota desde el punto de penal y lo llaman Panenka.

El francés ya ha dejado su huella en el fútbol, con un título mundial, de la Liga 1, pero esto al Madrid llenó y va a llenar más páginas que cualquier otra cosa que haga en su vida y de eso estoy casi seguro.

Y aunque algunos medios dicen que la renovación es solo por tres años y que en algún momento pudiera retomar su idea de jugar en el Madrid, eso no cuela. En la Casa Blanca hay cosas que no se perdonan, aunque para todo siempre hay una primera vez.