En enero de 2018, el Real Madrid y Kepa Arrizabalaga habían llegado a un acuerdo para que este último se convirtiera en portero del club blanco. Keylor Navas no acababa de encajar en los planes de Florentino Pérez, a pesar de los dos títulos de UEFA Champions League conseguidos con el costarricense en el equipo, y la directiva iba por alguien más joven y español, por sobre todas las cosas.
El guardameta vasco era el hombre ideal: muy joven, alto, con buen juego por alto y con dominio total del área, además de buena salida de balón, y encima de eso español. No se podía pedir más. Todo hacía indicar que sería el arquero de futuro del club, pero surgió un inconveniente que lo trastocó todo: la inflexible posición de Zinedine Zidane de tocar la plantilla hasta final de temporada.
Zizou se plantó en seco y le dijo a la directiva que lo que menos necesitaba en ese momento era alterar el orden del vestuario o tocarlo para darle entrada a otros jugadores. Y la vida le dio la razón, con los hombres que contaba entonces se las arregló para ganar su tercera Champions consecutiva y darle la decimotercera al Real Madrid, en aquella final de Kiev, en la que brillo con dos goles Gareth Bale.
EL MOMENTO DE KEPA PASÓ
Kepa, que estaba supermotivado con aquella posibilidad, no tuvo más remedio que dejarla pasar y el Real Madrid, encaprichado en encontrar competencia para Keylor Navas, se fue a Londres y fichó a Thibaut Courtois, con el que hacía mucho tiempo cruzaba guiños. Con Courtois y Keylor Navas no hacía falta Kepa Arrizabalaga, por mucho que fuera joven, que el seleccionador contara con él y que fuera un gran arquero.
El 8 de agosto de ese mismo año, fue el Chelsea el que reventó el mercado por el guardameta del Atlhetic de Bilbao. El entonces dueño del club, el magnate ruso Roman Abramovich, desembolsó 80 millones de euros por el jugador vasco, a quien le ofrecieron un contrato de siete temporadas y la posibilidad de ser titular, aunque por allí estaba el veterano argentino Willy Caballero para disputarse la titularidad.
El entrenador era Murizio Sarri, quien había sustituido ese mismo verano a Antonio Conte. Pero el cambio de un italiano por otro no surtió efecto, ni tampoco traer al banquillo a un hombre de la casa, como Frank Lampard, con quien vivió el arquero vasco sus peores momentos en el club, porque no confió en él, después de un error garrafal en el último partido de la temporada, ante el Liverpool, cuando Sadio Mané le robó el balón y marcó con el arco vacío.
Para su segundo año en el club, Lampard pidió otro portero, el senegalés Edouard Mendy, y aunque el técnico dijo que era para aumentar la competencia, no había que ser muy inteligente para darse cuenta de que el gran damnificado sería el español, que vería reducidas sus posibilidades y así fue. Lampard prefirió a su nuevo fichaje y el ibérico no tuvo más opción que quedarse con los minutos residuales.
Lampard no terminó su segundo año en el Chelsea. Los malos resultados provocaron su cesión y el Chelsea aprovechó que el alemán Tomas Tuchel había sido liberado por el PSG y le entregó el banquillo, en una decisión que terminaría con el equipo como campeón de Europa, aunque Kepa Arrizabalaga, por más que el nuevo técnico lo elogiara, no terminó por asentarse como titular.
LA VIDA DA OTRAS OPORTUNIDADES
En el verano de 2018 fue Kepa al Chelsea porque Thibaut Courtois había preferido el Real Madrid. Los hijos del belga vivían en la capital española y el hombre que sufrió a los blancos desde el gran rival en la ciudad, decidió jugar para la Casa Blanca. El vasco siguió el camino del belga, sin imaginar que cinco años después volvería a hacer lo mismo, aunque en circunstancias bastante diferentes.
Courtois se lesionó en un entrenamiento. Se rompió el ligamento cruzado posterior de la rodilla, tendrá que pasar por el quirófano y tomarse un período de recuperación que nunca suele durar menos de ocho meses, lo cual hará que se pierda, en el mejor de los casos, la mayor parte de la presente temporada, todo eso después de someterse a una intervención quirúrgica para la cual aún no hay fecha prevista.
El Real Madrid tenía al ucraniano Andriy Lunin, pero, incluso, le habían ofrecido la posibilidad de que se buscara equipo para lanzarse a por otro, y sonaba el nombre del guardameta titular del Getafe, David Soria. Cuando los rumores se hacían más fuertes, se lesionó Courtois y Lunin se afincó como dueño del arco, pero era necesario buscar otro hombre, experimentado, de garantías, para suplir al belga.
De momento aparecieron muchos nombres. De hecho, la directiva del Real Madrid habló con más de uno. Estaba la opción de David de Gea, a quien había dejado libre el Manchester United, O la de Yassine Bounou (Bono) uno de los dos buenos guardavallas del Sevilla, con el hándicap de que este se perdería un mes por lo de la Copa África de Naciones. Y también Kepa, que era uno más en el Chelsea, con su compatriota Robert Sánchez como figura principal.
El Madrid consiguió que el Chelsea se lo cediera por una temporada, sin opción de compra, opcional u obligatoria, para pelear el puesto con Lunin y tener garantías hasta tanto regrese Courtois, Durante su presentación, este martes, el arquero vasco dijo que había venido por un año, y que ojalá pudiera quedarse después. De cómo lo haga en este tiempo, dependerá si el Madrid apuesta por él o no. Habrá que esperar.