Lía nació en Austin, Texas como un hombre y bajo el nombre de Will Thomas. Sus primeros records se empezaron a dar en la universidad de Pensivalnia y en la Ivy League liga compuesta por 8 universidades.
Lía empezó a identificarse como una mujer en el 2018, tiempo en el que ya estaba en la elite de las competiciones masculinas de natación, mientras avanzaba en su tratamiento hormonal en búsqueda de reducir los niveles de testosterona presentes en su cuerpo, cumpliendo con el límite permitido por las normas deportivas logro continuar su carrera, pero ahora desde la categoría femenina.
Evidentemente Lía sí ha tenido una ventaja en las competiciones femeninas, hecho que no ha pasado desapercibido entre sus rivales incluso entre los padres de las nadadoras del equipo por Pensilvania quienes de manera conjunta redactaron una carta al comité que organiza la mayoría de competiciones universitarias en los EE.UU. pidiendo la reconsideración de la participación de Lía.
Por su parte la matriz del deporte universitario estadounidense; la NCAA está considerando modificar las normas para competidores trans y reducir el límite de nanomoles a 5, lo que permitió a Lía entrar en la categoría femenina es que actualmente los límites están en 10 y ella logro mantener ese nivel en sus exámenes de laboratorio.
Entre las últimas marcas de Lía tenemos; mejor tiempo de clasificación para 500 yardas con 4:33.82, logrando reducir aún más el cronometro en la final con un increíble resultado de 4:33,24 tomando casi 2 segundos de ventaja a Weyant quien la secundo en el podio, mientras que Sullivan con el tercer puesto y declara públicamente lesbiana ha manifestado en varias ocasiones estar de acuerdo con que Lía compita en su categoría.
La polémica está servida entre expertos y fanáticos, incluso quienes no son seguidores habituales de la natación de repente se han visto interesados, pues los titulares más que sobre las competencias habituales que genera el deporte han sido para Lía Thomas.
¿Igualdad, equidad, inclusión?
La mesa está bien servida para un debate que sin duda tenía que llegar al deporte tarde o temprano
«El hecho es que, durante casi 20 años, desarrolló músculo y se benefició de la testosterona producida naturalmente por su cuerpo. Esa fuerza no desaparece de la noche a la mañana, ni con un año de supresores. En consecuencia, Thomas se sumerge en el agua con una ventaja inherente respecto a las demás»
Estas son las palabras que uno de los medios más especializados en el tema ha manifestado y es uno de los principales argumentos con el que los opositores a Lía se respaldan.
Lo que es cierto es que si Lía no estuviera en lo más alto del podio en sus últimas apariciones, su participación en la categoría no generaría tanta controversia.
¿Es justo con Lía? De más que sí, pero que tan justo es esto con las mujeres que nacieron como tal?
La controversia se torna como uno de las más llamativas de los últimos años en toda la escena deportiva, es de reconocer que entre hombres y mujeres sí hay diferencias biológicas, independiente del género con el cada individuo se identifique.
Fueron años de desarrollo los que Lía tuvo bajo la influencia de testosterona, y vasopresina, hormonas que predominan en el desarrollo de un ser humano como hombre, mientras que sus contrincantes se desarrollaron bajo la influencia de estrógenos y progesterona; es aquí cuando el debate deja de ser sobre igualdad y se convierte en una búsqueda de equidad.
Sera el tiempo quien apadrine las decisiones de los comités deportivos de todo el mundo en cuanto a las medidas para estos deportistas, de momento y según las regulaciones hoy existentes Lía Thomas cumple con todos los parámetros para competir en las categorías femeninas y sus victorias son completamente legítimas.
