Pep Guardiola y el Fútbol Club Barcelona tienen una vieja relación de amor. El ahora entrenador del Manchester City, considerado por mucho como el mejor en la profesión, hizo su carrera desde niño en las categorías inferiores del club, allí se convirtió en profesional, en internacional, y solo salió al final de sus días como jugador activo para intentar permanecer un tiempo más al máximo nivel.
Esas cosas no se olvidan. Pep ama al club catalán, que, además, le abrió las puertas como técnico para que se convirtiera en referencia mundial, con aquellas plantillas llenas de cracks que le permitieron ganar seis títulos en una temporada y que lo catapultaron a la cima con un fútbol de toque, posesión del balón, y mucho virtuosismo, sobre todo porque tenía a Lionel Messi.
Pero un día Guardiola decidió irse. Entrenar a ese nivel genera demasiado estrés, y el técnico decidió tomarse un año sabático, que pasó en Nueva York, donde se dedicó a estudiar inglés y a perfeccionar sus esquemas, y cuando volvió lo hizo en el Bayern de Múnich. Luego hizo sus maletas y se fue al Manchester City, con el cual ganó la pasada edición de la UEFA Champions League, un torneo que se le resistía.
Son tan importantes para nosotros... Queremos que se queden y haremos todo lo posible porque ellos quieren quedarse. Bernardo no es como Gündogan, que terminaba contrato. Él tiene vínculo aquí. Sustituir a los dos sería muy difícil
EL BARCELONA 'PESCA' EN EL CITY
Guardiola no tiene un pelo de tonto -bueno, ya no tiene pelos en la cabeza- y cuando desde la Ciudad Condal se enamoraban de algunos de sus jugadores, el técnico analizaba la situación y si era de esos a los que no le veía mucho futuro o los creía prescindibles, le abría las puertas y dejaba que la directiva catalana fuera y se los llevara. Así funcionó en muchos casos. El Barcelona salió contento y Pep se quitó peso de encima.
El más llamativo de los casos fue el de Eric García, un central del bulto el cual se enamoraron en el Camp Nou y no pararon hasta sacarlo del Etihad Stadium, para presentarlo luego como la joya de la corona de un equipo cuyos zagueros principales ya no estaban a la altura, en referencia al veterano Gerard Piqué y al lesionado francés Samuel Umtiti, que parecían un coladero atrás.
Fiel a sus principios, Guardiola mantuvo su línea de que no quería en el City a nadie que no quisiera estar. pero los más listos saben que le le metió por la cabeza al Barcelona a un paquete, porque Eric García, a pesar de jugar algunos partidos como titular y de ir a la Copa Mundial de Qatar por delante de Sergio Ramos, terminará su carrera jugando en cualquier club, menos en uno grande, porque no da el nivel.
Solo Xavi Hernández se dio cuenta de eso y condenó al banquillo al central, que ya no tiene opción alguna de protagonismo, y muchos menos ahora con la llegada de Iñigo Martínez desde el Athletic de Bilbao. Pero El Kaiser García no fue el único: en Barcelona se enamoraron de Ferrán Torres, un delantero más, sin tanto gol o desequilibrio, y Pep le abrió las puertas y se lo entregó en papel de celofán.
Pero resultó que Ferrán Torres, quien también acudió a la Copa Mundial de la mano de su suegro de entonces, Luis Enrique Martínez, tampoco le llenó el ojo a la exigente afición catalana. No llevó al Camp Nou la cantidad de goles que se esperaba de él, encima de haber costado una suma altísima, y ahora mismo el club lo vendería con todo el placer del mundo si apareciera una oferta más o menos buena, aunque pierda dinero.
No quiero a ningún jugador que no quiera estar aquí, pero ésa es sólo mi opinión. Si alguien lo quiere, subirá a un avión y vendrá aquí, a hablar con nuestro director deportivo y nuestro CEO. En cualquier caso, aún no hemos recibido una oferta adecuada. Si sucediera, quedaríamos para negociar y lucharíamos para extender el contrato, para que se quedase con nosotros. Es tan simple como eso. Hemos perdido a jugadores increíbles, como Gündogan o Mahrez, que en temporadas anteriores han sido muy importantes
GUARDIOLA CAMBIA LA ESTRATEGIA
Una de las grandes estrellas del Manchester City en la pasada temporada fue el veterano centrocampista turco-alemán Ilkay Gundogan, quien terminó contrato el pasado 30 de junio y dejó el club, porque no llegó a un acuerdo con la directiva para un contrato multianual. Guardiola quería que se quedara, pero no por los años que exigía el volante, quien los encontró en el Barcelona y hasta allí se fue.
Pero la directiva no quiere detenerse allí, y a pesar de que no tiene dinero, incluso no ha podido inscribir a media plantilla -Gundogan entre ellos- ha comenzado a filtrar a que irán a por Bernardo Silva, una de las grandes estrellas de Guardiola de cara a la próxima temporada, y el lateral Joao Cancelo, quien ya estuvo cedido el año anterior en el Bayern de Múnich por problemas con el entrenador del City.
Desde el año anterior en el Barcelona se habla de Silva, quien al parecer, se deja querer, pero la reciente salida de Ousmane Dembelé al Paris Saint-Germain fue un golpe duro para Laporta y Xavi Hernández, quienes volvieron a insistir con el jugador portugués, hasta exasperar al entrenador del City, quien, en la última conferencia de prensa, dijo que quien lo quiera que tome un avión y venga a hablar con el director deportivo.
Pep no quiere que el jugador se vaya, pero mantiene su posición de que quien no quiera estar tiene que salir, así que el Barcelona está interesado en Silva, tendrá que negociar su traspaso y este nunca estaría por debajo de los 80 millones de euros, aunque tal vez podría salir por unos 70 millones fijos y algunos en variables, un monto que la directiva catalana no tiene y tampoco tiene ideas de cómo conseguirlo, a menos que venda jugadores o incluya a alguno en la operación.
Dicho esto, a Bernardo le gusta mucho Barcelona. También es verdad
Sin embargo, hay una diferencia entre Bernardo Silva e Ilkay Gundogan. Este último terminaba contrato y podía decidir sobre su futuro. El primero aún tiene que cumplir su pacto con el City y Guardiola no está dispuesto a perderlos a los dos, así como así, en un par de meses. Por ahora, el entrenador está cerrado, aunque advierte que si alguien con dinero llega a negociar, será tema del director deportivo y del CEO del Manchester City.