Antoine Griezmann está viviendo uno de sus mejores años como futbolista. Su temporada con el Atlético de Madrid es espectacular. Cada día tiene más protagonismo dentro del campo y es uno de los responsables de que los rojoblancos estén en la pelea por el título de La Liga, cuyo liderazgo ostenta ahora mismo el sorprendente Girona, con los tres grandes históricos por detrás, entre ellos el equipo de Diego Simeone.
Griezmann es el hombre de confianza del entrenador. Sus goles han sido importantes a lo largo de la temporada, y cuando las cosas van mal y el técnico realiza alguna modificación, prefiere sacar del campo a otros delanteros, pero nuncaa su número siete, quien después de un paso por el Barcelona ha terminado por volver a enamorar a la afición para demostrar que segundas partes alguna vez fueron buenas.
Lo cierto, el francés, internacional con al selección de su país, con la cual ganó la Copa Mundial de Rusia 2018, y el español Álvaro Morata, quien parecía antes de arrancar la temporada más fuera que dentro, han salvado al Atlético en más de una ocasión. El segundo más por sus goles, y el otrora jugador de la Real Sociedad por su fútbol, buen pie, liderazgo, carisma y oportunidad sobre el césped.
¿ES GRIEZMANN EL MEJOR JUGADOR DE LA HISTORIA DEL ATLÉTICO?
Algunos medios de prensa, tertulianos de programas de televisión españoles o influencers, iniciaron en las últimas horas alguna polémica sobre el puesto honorífico de mejor jugador de la historia del Atlético de Madrid, y el nombre de Antoine ha aparecido en escena todo el tiempo, sobre todo porque la memoria corta es importante a la hora de hacer valoraciones o tomar partido por un jugador u otro.
Para algunos, tal vez los que vieron fútbol en las últimas décadas del siglo pasado, sean otros los nombres que deben ser tenidos en cuenta, sobre todo el fallecido Luis Aragonés, quien fue una gloria del club, lo mismo como jugador que como entrenador, además de haber llevado a la selección española a ganar una Eurocopa antes de entregar su puesto como seleccionador a Vicente del Bosque.
A Griezmann, que cuando se filtró su coqueteo con el Barcelona, y su posterior salida, lo querían poco menos que linchar los seguidores del Atlético, ahora lo aúpan muchos, porque con Simeone siempre ha sido de los que da la cara, de los que se deja la piel, sobre todo en partidos importantes, más allá de que no haya ganado nada importante con el club aún, porque los títulos últimos llegaron con él fuera.
Sin embargo, el pequeño y habilidoso internacional francés se dio cuenta enseguida que llegó al Camp Nou de que aquel era otro mundo, un sitio donde se jugaba para Lionel Messi, porque no podía ser de otra forma, y su sitio en el campo, donde mejor se desempeñaba, por similitud de juego y características, era en el mismo sitio que el argentino. Entonces se convenció de que lo mejor que podía hacer era regresar con Simeone al Atlético.
Aprovechó la primera oportunidad, se hizo un recorte tremendo del salario de 22 millones de euros netos que le pagaban en Barcelona, y volvió a casa. Al principio el público le fue hostil, no olvidaba su espantada, pero a medida que pasaron los meses, que vieron su compromiso y su implicación, se lo perdonaron. Hasta los que llenaban de basura en el paseo de las estrellas del Atlético comenzaron a aplaudirlo.
En ese grupo de candidatos a ser el mejor jugador de la historia del Atlético de Madrid, hay otros aspirantes actuales. Jugadores que le dieron, y le dan lustre, al llamado segundo equipo de la capital española, entre ellos el uruguayo Diego Godín, quien ya terminó su carrera como jugador y por las cercanías del Manzanares lo ven como entrenador alguna vez, tal vez como sustituto de Simeone, quien acaba de renovar hasta el veranos de 2027.
Godín, conocido como El Faraón, fue un pilar en el centro de la defensa y la encarnación en el campo de la idea de Simeone. Nadie encarnó como él el espíritu Atlético, al extremo de ser venerado por la grada. El uruguayo, algo típico en los futbolistas de su país, se jugó el físico en cada acción, fue por el balón siempre como si fuera el último y ese espíritu de guerrero, a demás de sus números, lo ponen en un altar.
Godín, que fue pieza importante en las dos finales de Champions y en las dos Ligas del Atlético con Simeone en el puesto de mando, dio vueltas por Italia y Suramérica para terminar su carrera, pero en Madrid saben que es de esos jugadores que alguna vez volverán al club en otras funciones, tal vez como Jorge Resurrección (Koke), el actual capitán, que cuando diga adiós de manera definitiva será dueño de casi todos los récords del equipo.
Koke, de 31 años de edad, juega desde 2011 en el Atlético. Lleva el brazalete de capitán, el número seis en la espalda y ha marcado 54 goles para su equipo, una cifra considerable para su posición en el campo de juego, y para las exigencias defensivas que le impone Simeone, un entrenador que prefiere no encajar y no escatima esfuerzos para lograrlo, aunque tenga que enrolar en esas tareas defensivas a los atacantes.
Koke le saca más de 100 partidos al segundo jugador con más apariciones con el Atlético y casi 200 al segundo en activo, el arquero Jan Oblak, pero Griezmann superará los 400, y es el segundo hombre con más goles del equipo en su historia, con 169, igualado con Adrián Escudero, ya fallecido, y a apenas tres de Luis Aragonés, considerado hasta ahora, sin discusión, el mejor futbolista que se puso la casa rojiblanca del Atlético. Pero hay cosas que pueden cambiar.