Hay tristeza en el mundo del tenis, porque el más grande jugador que ha pisado una pista en cualquier época anunció su adiós. Son cosas habituales en el deporte. Pueden ser, incluso hasta esperadas, y, aún así, cuando ocurren, dejan una estela de dolor, porque el aficionado sabe que no los verá nunca más en acción, porque para estos casos no se valen los vídeos que se puedan encontrar por ahí y que solo alimentan la nostalgia.
Se va Roger Federer. Adelantó que se despedirá en la Laver Cup, en Londres, a finales de este mes. Y lo seguidores del deporte -que no solo del tenis- piensan en el adiós de Michael Jordan. En el definitivo adiós del más grande basquetbolista que hubo. O en el de Diego Maradona. Hay quienes van más al pasado y rememoran a Babe Ruth, Pelé, Joe Dimaggio.
Ahora es el turno de Roger, un caballero en la pista, el dueño del revés más vistoso de la historia, de la volea perfecta... el tenista que ganaba casi sin sudar, sin exabruptos, sin romper una raqueta jamás. El que sufría en silencio las derrotas y no alardeaba en la victoria. Se va el otrora número uno del mundo, el primero que ganó 20 torneos de Grand Slam, el amigo de Nadal.
UNA VEINTENA DE GRAND SLAM DESPUÉS
Roger, nacido en la ciudad suiza de Basilea, alargó el retiro más de lo que hubiera querido. Incluso, durante meses intentó resolver sus problemas físicos y se guardó para su superficie preferida, la hierba, pero ni aún así pudo volver a ser el mismo. Era muy difícil que hubiera vuelto al nivel de sus años mozos, pero un Federer al 70 por ciento era favorito en Wimbledon, por ejemplo. Mas, no pudo ser.
Al final, el inxerorable paso del tiempo -porque tiene 41 años recién cumplidos- terminó por convencerlo de que había llegado la hora de abandonar. Eso sí, no puede tener sinsabores, porque lo dio todo en la pista, le alegró la vida a millones de personas, y se llenó de títulos, además de hacer una fortuna enorme, que supera con facilidad los 500 millones de dólares, 130 de ellos como premios por su accionar en las pistas de tenis.
En junio pasado, el otrora número uno de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) pegó el último bajón en el ranking y abandonó para siempre el top 100 del llamado deporte blanco. Habían pasado 23 años desde que se incluyó por primera vez en un escalafón desde el que miró siempre desde arriba, y cuando no estuvo en la cúspide al menos lo hizo desde la decena inicial.
Y para colmo, se perdió Wimbledon, que era su última oportunidad de ganar un Grand Slam, de llegar a 21 y romper un abrazo con el serbio Novak Djokovic, uno de sus grandes rivales, además de ponerse a uno de Rafael Nadal, que sumó dos triunfos en líneas en los Abiertos de Australia y Francia y se colocó primero en majors ganados con un total de 22.
EL REY DE LA HIERBA
Federer ganó su primer Grand Slam precisamente en Wimbledon, en 2003, y desde entonces eslabonó una cadena de cinco victorias consecutivas en la referida competición, hasta que en la final de 2008 cayó en un partido memorable ante el español Rafael Nadal. Sin embargo, la primera victoria del español sobre el suizo fue uno de los partidos más cerrados de la historia del tenis.
El 6 de julio de 2008, ante más de 14 mil espectadores y casi al cerrarse la quinta hora de juego, El suizo abdicó ante el fenómeno español con parciales de 6-4, 6-4 6-7 (7-5), 6-7 (10-8) y 9-7. Un año después recuperaría la corona ante el fogoso estadounidense Andy Roddick, pero la volvería a perder en 2010. En los años siguientes solo ganó dos veces más, en 2012 frente al ídolo local Andy Murray, y en 2017 ante el croata Marin Cilic, mientras Nadal se imponía en 2010, y Novak Djokovic en 2011.
Además de sus ocho títulos en Wimbledon, el suizo dominó seis veces el Abierto de Australia, cinco el US Open, y una vez Roland Garros, allá por 2009, como para demostrar que un grande tiene que ganar en todas las superficies por más que la tierra batida nunca fue su preferida. Luego de caer ante Nadal en las tres finales anteriores, Roger se plantó en la corte central del torneo parisino ante el sueco Robin Söderling a quien dominó por 6-1, 7-6 y 6-4.
Al final, Federer se plantó 32 veces en los partidos finales de un Grand Slam y perdió solo en 12 ocasiones, dejando tras sí una aureola de vencedor, que inspiró a Nadal y Djokovic, dos fenómenos que llegaron desde atrás con la ventaja de saber que buscaban un tope para quebrarlo, con una motivación tremenda, lo cual, además, no les quita mérito alguno a lo conseguido por ambos.
NADAL-FEDERER, LA GRAN RIVALIDAD
La coincidencia en el tiempo de Roger Federer y Rafael Nadal, dio paso a una de las rivalidades más grandes del deporte. Tal vez la más prolongada, porque durante casi 20 años se midieron una y otra vez en encarnizados choques que en alguna ocasión se acercaron o sobrepasaron las cinco horas. Ora ganaba el suizo, ora el español, pero siempre para el deleite de un público que disfrutó hasta el éxtasis.
Nadal no dio opciones en la tierra de Roland Garros y de 2006 a 2008 siempre se encontró a Federer en la final y siempre lo derrotó, la última vez por un inapelable 3-0 y parciales de 6-1, 6-3 y 6-0, y luego volvió a hacerlo en 2011, la última vez que ambos pelearon por el título del Abierto de Francia, que se llevó Roger en 2009, al vencer en el partido definitivo al sueco Robin Soderling. Su única vez.
En esos años en los que Nadal ganaba en Roland Garrós, Federer le devolvía el golpe en Wimbledon. Ambos fueron rivales en los años de 2006 a 2008, y en las dos primera ganó Roger, en tanto Rafa se impuso en la última, en unos de los partidos más disputados que recuerdan estas lides, decidido en cinco sets, y con dos tie breaks incluidos. Luego, ambos volvieron a ganar, pero nunca más se enfrentaron por el título en All England Club.
En Australia, el fenomenal jugador suizo se impuso en seis ocasiones, y Nadal en dos, pero los triunfos se los repartieron a uno por bando. Federer dominó en 2017, pero el español lo había hecho en 2009, aunque el coloso en Merbourne Park ha sido el serbio Djokovic, triunfador en nueve oportunidades. Mientras, en el US Open Federer fue campeón cinco veces -consecutivas- y Nadal cuatro, pero nunca jugaron por el título.
FEDERER EN LA MEMORIA
Para los fanáticos del tenis, la era Federer coincidió con los otros dos tenistas más grandes de la historia -Nadal Y Djokovic-, pero él fue el precursor. Su llegada a las pistas terminó con las carreras de Pete Sampras y André Agassi, considerados dos de los más grandes colosos de siempre hasta el momento. Solo su aparición puso a los otros un peldaño por debajo.
Luego el tenis se volvió una locura, al extremo de que el llamado Big Three se apodero de 63 títulos de los 76 últimos disputados en Grand Slam, toda una barbaridad, algo nunca visto y muy probable que imposible de ver en el futuro, pero el tiempo pasó inexorablemente para el llamado reloj suizo y llegó la hora de decir adiós a las pistas de tenis, solo que lo hace con galones de leyenda.
Desde finales de septiembre, eso sí, solo se hablará de Federer en pasado. Se le recordará como uno de los más grandes jugadores de siempre, sino el mejor, y los profesores de tenis apelarán a sus vídeos para mostrarle a los alumnos el mejor golpeo de revés que se ha visto, y la elegancia absoluta en una pista. Su recuerdo quedará para siempre.
Adiós, Roger. Eres un grande y tu grandeza quedará en la historia de un deporte que no se podrá escribir sin mencionarte. Gracias por los momentos lindos que le regalaste a los fanáticos.
