Vinicius junior no deja impasible a nadie. Con el brasileño nadie es imparcial. De un lado, desde el madridismo, se le defiende siempre, cualquiera sea su accionar, y desde el contrario, desde el antimadridismo, lo colocan siempre en el disparadero y la emprenden con él, le critican todo, cualquier cosa que haga es una provocación, pero ya sabemos por qué lo hacen. Vinicius, hablando en buen español, les ha dado de mamar a sus enemigos. Todo el tiempo.
Con el brasileño nunca hubo medias tintas. Nada más desembarcar en el Santiago Bernabéu, allá por 2018, al momento los rivales le tomaron la medida y entraron en la provocación constante. El primer día que salió al campo con el Real Madrid Castilla, Tachi, entonces jugador del Atlético de Madrid y ahora en el Mirandés, le mordió la cabeza. NO fue un choque de la cabeza de Vinicius con la boca del rival, sino una mordida literal, en toda la extensión de la palabra.
Algunos justificaron a Alberto Rodríguez, el tal Tachi, y dijeron que un jugador por el que se pagan 45 millones de dólares no puede jugar menos que en el primer equipo. Hasta ahí llegaron los críticos. Y los detractores, sobre todo en los medios, crearon una campaña bestial contra el jugador, a quien veían como futuro crack, una de las razones fundamentales de las burlas constantes. No había una tertulia de radio o televisión donde no se burlaran del delantero.
VINY LOS MANDA A CALLAR
Eran tiempo en los cuales el brasileño mostraba unas cualidades técnicas envidiables, un físico rebosante, pero no enganchaba una frente al arco. Fallaba una y otra, y todos se mofaban de él. Sin embargo, los detractores sabían que lo habían fichado para sustituir a un insustituible como Cristiano Ronaldo y que algo bueno habrían de haber visto los que aconsejaron a Florentino Pérez para que lo fichara. Las comparaciones eran diarias, siempre Viny como el peor.
Sin embargo, los tiempos cambiaron. Con la salida de Zinedine Zidane del banquillo y las dudas constantes del francés entre Eden Hazard y Vinicius, y la posterior llegada de Carlo Ancelotti, el ahora 7 del Real Madrid comenzó a ganar confianza y a ser protagonista. Desequilibraba, marcada, era importante, pedía el balón una y otra vez y los rivales cambiaban sus esquemas para enfrentarlo, y entonces cambiaron las burlas por los ataques.
A Vinicius lo abofetearon en el campo, los rivales le propinaron codazos, lo provocaron, le entraron a romperlo en muchas ocasiones ante la total pasividad de los árbitros. Y el chico, que recuperaba la confianza constantemente, comenzó a sacar al otro chico que llevaba dentro. Si la afición lo abucheaba, o le gritaba insultos racistas, se encaraba, comenzó a humillar en el campo y también desde el diálogo a los rivales, y entonces era un provocador.
Pasó de ser centro de las burlas a objetivo de todos los ataques. Se convirtió en el malo del Real Madrid. El bueno era el recién llegado Jude Bellingham, todo un caballero inglés, y el malo él. Las cámaras de ciertas cadenas lo han perseguido por el campo, han seguido cada una de las cosas que dice, intentan leer en sus labios, pero nunca lo han hecho con los rivales. Y cuando se calienta, toda la prensa se vuelve de nuevo contra él.
Apuestas en el Fútbol con Bet365He mirado atrás un poco en la historia y nunca he encontrado a un jugador perseguido como Vinicius, e dan patadas, le pitan, lo insultan. ¿Y él qué hace?: marca goles, da asistencias, y luego yo tengo que hablar con él, dicen.
Contra el Leipzig, Viny empujó por el cuello a un rival y el antimadridismo se levantó al unísono para criticarlo. En el bando culé, los voceros se olvidaron que alguna vez tuvieron en sus filas a un tal Luis Suárez, que mordía, pegaba, jugaba sucio en el campo y luego fingía en un partido sí y en otro también. No ha habido jamás, para el barcelonismo, un jugador más macarra que el internacional brasileño. Increíble las cosas que se dicen en España.
INSISTO, LA CULPA ES DE LOS MEDIOS
En la última rueda de prensa, la de este sábado, Ancelotti lo volvió a defender. Recordó los ataques de los rivales, las provocaciones, los gritos, toda la cruzada contra su jugador, en medio del silencio absoluto de los medios y advirtió que cuando estas cosas ocurren, no dicen nada y que solo le piden a él que hable con su estrella cuando ocurre lo que ocurrió ante el equipo alemán en la vuelta de los octavos de final de la UEFA Champions League.
Para el técnico italiano, lo que ocurre con el brasileño es un hecho que nunca ha vivido en su carrera, que ya supera los 40 años, como jugador y entrenador. Sin embargo, no es el primer jugador al que le demoniza. Cuando Cristiano Ronaldo llegó al Real Madrid los rivales también iban a por él, le gritaban de todo en las gradas, porque el equipo blanco mueve muchas pasiones en cualquier campo a donde vaya, por sentido común.
Nunca en la historia, un jugador profesional ha sufrido lo que está sufriendo y sufre Vinicius… yo creo que cuando tenemos que hacer la evaluación de una cosa, no tenemos que meter las camisetas
Una parte de España, importante, es madridista. La otra, no menos importante, es antimadridista. Ir a favor del Madrid, vende. Ir en contra también vende. Y a veces vende más. Y amparados en aquello de la "libertad de expresión", a ciertos personajes de los medios se les permite cualquier cosa, incluso lo de ofender constantemente al brasileño, más allá de lo que pueda hacer este en una cancha de fútbol, en eso de ir a por la grada o no.
En el mundo del deporte se han tomado muy a pecho aquello de que quien paga manda, como dando por buenos los gritos de las aficiones contra los jugadores. El partido de la temporada pasada del Real Madrid en Mestalla fue una prueba. Cuando el autobús del Real Madrid llegó al estadio, miles de personas gritaban mono al brasileño. Luego, después de varios encontronazos en el campo, de insultos de cientos o miles en la grada, el jugador dijo que se iban a segunda y el club y los medios se molestaron.
Casi tiene que pedir perdón porque le gritaran mono, por decirles que iban a segunda. Todo eso en medio de una campaña brutal y enardecida, alimentada por la prensa. Y no quiero decir tampoco que Vinicius sea un santo, pero tampoco el diablo que quieren hacernos ver, sobre todo porque es bueno, muy bueno, y porque viste de blanco, dos cosas que, juntas, crean ronchas y despiertan pasiones encontradas. España las vive ahora mismo, de nuevo, con Viny.