Luego de seis fechas oficiales, entre el campeonato nacional de liga, y la UEFA Champions League, el Real Madrid perdió por primera vez, cayó al tercer lugar de la clasificación en el torneo español, y en el país ibérico se ha montado un pollo enorme, con algunos pidiendo, desde cualquier tribuna, que Carlo Ancelotti deje el banquillo blanco y que venga otro entrenador para resolver el entuerto.
Creo que estamos locos. Puede que el italiano se haya equivocado a la hora de conformar el once titular y el dibujo sobre el campo de sus jugadores, sobre todo con aquello de colocar juntos a dos de los pesos pesados del equipo, Luka Modric y Tony Kroos, en lugar de Aurelién Tchouameni y JOselu Matos, o Brahim Díaz, por ejemplo, pero esos mismos dijeron en el partido ante el Unión Berlín que Kroos tenía que jugar.
Fue una derrota, un partido más. Cierto que con reveses así se pierden ligas, sobre todo si vemos la tónica que va tomando el campeonato con el FC Barcelona, que hasta ahora se ha dejado solo dos puntos en seis fechas, pero el Madrid tiene tiempo para recuperarse, para volver a estar al nivel, y darle vuelta a la situación, con Ancelotti en el puesto de mando, por supuesto. Porque la directiva y los jugadores confían en él.
EL MÉRITO DEL ATLÉTICO
Por más que algunos árbitros, se esos que aparecen en tertulias radiales o de televisión, digan que el principal, Javier Alberola Rojas, estuvo impecable con el silbato, soy de los que creo que el Madrid resultó muy perjudicado. Y no me refiero a la posibilidad de que el primer gol, el de Álvaro Morata, haya estado precedido por una falta a Jude Bellingham, sino por otras cosas que acontecieron.
Con el partido 2-1, el Madrid consiguió un gol, a través de Eduarco Camavinga, pero el linier lo anuló por un supuesto fuera de juego de Antonio Rudiger, que no tuvo relación alguna con la pelota, la cual pasó a casi un metro sobre su cabeza. Ese era el empate y no solo representaba igualar el choque, sino darle un golpe tremendo a un partido que había arrancado 2-0 a favor del rival.
Pero el árbitro lo anuló. Y poco después, cuando Rodrigo Goes se lanzaba por la banda en busca de la línea de fondo, el uruguayo José María Giménez, le fue encima con todo y lo derribó. Alberola Rojas solo sacó cartulina amarilla, a pesar de que el charrúa era el último hombre en la formación defensiva de Diego Pablo Simeone. Mal también, y la posibilidad de que el rival se quedara con un hombre menos, con 45 minutos por delante.
Con eso tuvo que pelear el Madrid, aunque hay que reconocer que el Atlético le puso corazón al partido, que buscó el gol y que no se entregó al rival. Además de que sus hombres de ataque, sobre todo Morata y Anthoine Griezmann estuvieron imperiales a la hora de rematar de cabeza esos tres centros laterales que convirtieron en goles con una facilidad pasmosa, ante la mirada atónita de la defensa rival.
El ganador tuvo mérito, y también la grada, entregada por completo a un equipo al que apoyó de principio a fin. Eso sí, el partido era de vida o muerte, porque si se ponían a 11 punto del líder, luego de seis jornada, La Liga sería poco menos que imposible para ellos. Ahora, con 10 unidades y un partido menos, ocupan la quinta plaza, donde todos creen, y quieren, que debe estar el equipo con el entrenador mejor pagado del mundo.
UN MADRID CON BAJAS Y CAÓTICO DETRÁS
El Real Madrid, sin embargo, acusó bajas importantes, con las cuales tendrá que lidiar durante todo el torneo: no tiene a Thibaut Courtois, y aunque Kepa Arrizabalaga sea un buen arquero, creo que pudo hacer más en alguno de los remates que sufrió y que terminaron en goles y por sentenciar el pareo. Tampoco está Militao, y aunque el señalado fue David Alaba y no Rudiger, el sustituto del brasileño, con el mejor central en el campo las cosas suelen ser diferentes.
Para colmo de males, tampoco faltó el mejor jugador del equipo, Vinicius Junior, quien, al parecer, estaba listo para jugar, pero un problema estomacal lo sacó a última hora de la convocatoria, aunque el brasileño ha jugado poco esta temporada. Eso sí, para sustituir a Viny Junior, la mejor opción no debió ser Modric, porque en el banquillo tienes a hombres con más juventud, que pueden aportar más delante, como Joselu y Bhahim.
¿Se equivocó Ancelotti? Casi seguro que sí, como sucede siempre que un equipo pierde. Ese es el precio que se paga por ser entrenador. Las victorias irán a los jugadores, porque marcaron en las postrimerías o por algún detalle de calidad, pero cuando el equipo cae, las culpas son del técnico y el italiano lo sabe. Es un viejo zorro en estas cosas y no cambiará, porque el Madrid peleará siempre en cada competición.
Mal, eso sí, estuvo la zaga, sobre todo Fran García y Alaba. Es cierto que el canterano blanco, recién llegado desde el Rayo Vallecano en el mercado de verano, es una garantía hacía adelante, pero cuando de defender se trata muchas veces queda descolocado, y el Atlético lo aprovechó, y lo mismo sucedió con Alaba, superado por un Morada que parecía más un Miroslav Klose que el actual atacante rojiblanco.
Más preocupante para el Madrid tiene que ser la desconexión del equipo en los instantes iniciales del partido y de los segundos tiempos. El equipo está jugando desde abajo desde el principio, algo en lo cual ha insistido el entrenador, que el día del triunfo por 1-0 ante el Union Berlín dijo que era bueno no tener que remontar. La Liga es joven y el Madrid está ahí, toca a Ancelotti devolverle el poderío, pero no hay que pedir su cabeza por una derrota en siete partidos.
