El PSG cambia el estatus de Neymar

Por años, el mundo del fútbol creyó que Neymar Jr. sería el sustituto de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Con ellos completó alguna vez el podio del Balón de Oro y más de uno creyó que sería el primero en ganarlo cuando el portugués y el argentino dieran un paso al lado o decayeran un poco, que por entonces no tenía que ser mucho.

Neymar llegó al Barcelona como estrella emergente y formó un tridente de ataque tremendo con Messi y el uruguayo Luis Suárez, pero poco tiempo después se dio cuenta de que a la sombra del argentino jamás iba a ser considerado el mejor futbolista del mundo. Y optó por París.

En el tumultuoso verano de 2017, el brasileño negoció en silencio su salida del Barcelona camino al PSG. Desde el Parque de los Príncipes transfirieron la cifra récord de 222 millones de euros para llevarse a la nueva perla del fútbol mundial, con la intención de darle forma a un proyecto que tenía la intención de ganar una Champions para el once parisino, propiedad del Gobierno de Qatar.

No sentó nada bien en Cataluña la forma en que salió. Algunos de sus compañeros lo criticaron pero otros respetaron su decisión, porque sabían que en algún momento se daría cuenta de que había cometido un error. Y así fue: antes de cumplir un año en el PSG ya hablaba de volver, pero su estratosférico salario lo impidió siempre.

Y aunque el Barcelona pujó alguna vez y envió a alguno de sus representantes a París, todo terminó con la renovación de Neymar, que tenía entonces a Kyllian Mbappé como compañero, y que ganaba en Francia con relativa facilidad, aunque no así en Europa, a pesar de que el equipo comenzó a avanzar en su camino al título de Champions, y llegó incluso a la final de 2020 en el Estadio Da Luz, de Lisboa.

El comportamiento de Neymar Jr. seguía sin agradar en París. Se lesionaba con demasiada facilidad, se escapaba a Río de Janeiro para el famosos carnaval de aquella urbe, o para el cumpleaños de su hermana, y andaba siempre rodeado de los famosos "tois", un grupo de jóvenes que, según algunos conocedores, le alegraban la vida, pero provocaban situaciones que interferían en su trabajo como futbolista.

El salario de Ney generó celos en el seno del PSG. El pujante Kyllian Mbappé, el jugador de mejor rendimiento de la plantilla, amenazó con irse si no tenía más protagonismo, en un claro mensaje en busca de cifras más altas por su trabajo y de más protagonismo en un equipo cuya directiva tenía al brasileño como poco menos que un diós.

Luego del fracaso en la temporada 2020-2021, en la que el PSG tampoco ganó la Champions y no repitió en la Liga 1, la directiva del club parisino contrató a Lionel Messi y a Sergio Ramos, dos veteranos ilustres, provenientes del Real Madrid y el Barcelona, y con cuatro Champions cada uno en su palmarés, para intentar hacerse con la competición continental, pero no fue suficiente.

El PSG cayó ante el Madrid en octavos de final y el papel de Neymar fue poco más que presencial.

Luego el mundo del fútbol vivió el culebrón relacionado con la posible salida o renovación de Mbappé, que terminó hace unos días con su decisión de quedarse en el Parque de los Príncipes al menos hasta 2025, en una operación en la cual el jugador terminó por asegurarse poderes a la hora de confeccionar la plantilla y de nombrar director deportivo y entrenador. O al menos eso es lo que dicen los medios.

El brasileño Leonardo, el gran baluarte de Neymar, fue el primero en ver las puertas abiertas, solo unas horas después de que Mbappé dijera públicamente que se quedaba. Luego, dicen, se irá el técnico argentino Mauricio Pochettino, y la directiva comenzó a filtrar que Neymar tiene las puertas abiertas, y que saldría si llega una oferta decente.

No tienen que ser los 222 millones que el PSG pagó por él para que lo dejen ir. Podría ser la mitad, incluso un cuarto, o tal vez menos, y aún así sería difícil que el jugador saliera, porque su salario cercano a los 40 millones de euros netos es inasumible para cualquier otro club del planeta fútbol.

Hasta gratis podrían dejarlo salir, pero, al parecer, con la compañía de Messi, Neymar recuperó la alegría en el campo y admitió que no tiene ningún deseo de abanadonar el PSG. Claro, eso lo dice a finales de mayo y el mercado de fichajes no cierra hasta finales del verano y para entonces podrían pasar muchas cosas.

Desde Barcelona, incluso, admiten que sería bueno volver a contar con él, pero el presidente del club catalán, Joan Laporta, agobiado por las deudas de su club, por el saneamiento que debe hacer en la plantilla y por otros fichajes que quiere acometer, es poco probable que vaya a por él, a no ser que lo dejen salir gratis.

Neymar tiene un largo historial de lesiones y su comportamiento díscolo aleja a muchos, a pesar de su talento indiscutible, su habilidad para el uno contra uno y su definición de cara al arco contrario. Porque en el fútbol pesan también otras cosas, como la capacidad de sacrificarte por tu equipo o el ejemplo que des al resto de la plantilla.

Así las cosas, lo más probable es que Ney, que solo tiene 30 años recien cumplidos, tenga que cumplir su contrato en el PSG, aunque su presencia no sea del agrado de Mbappé, quien parece tener las llaves de las salidas y llegadas del club desde el momento en que le dio calabazas al Real Madrid y renovó.

Si Mabppé lo quisiera a su lado, nadie del club le abriría la puerta, pero, al parecer, Kyllian se siente mejor sin la competencia del campeón olímpico brasileño, razón más que suficiente para buscarle una salida.

De cualquiera manera, a Ney le queda fútbol. Es uno de esos prodigios del más universal y solo necesita un poco de motivación y disciplina para volver a demostrar que tiene tanta clase como para volver a estar entre los favoritos a ganar el Balón de Oro y ser decisivo en la lucha por la Liga de Campeones.

Pero eso tiene que demostrarlo, y habría que ver si en París le dan la oportunidad o tiene que salir a otro lugar a convencer a entrenadores, directivos y jugadores. Por el momento, la renovación de Mbappé se cobró una víctima y entre las próximas puede estar Neymar.