Hace unas semanas Kylian Mbappé envió una carta a la directiva del Paris Saint-Germain para recordarles que no haría efectiva la renovación automática pactada para la temporada 2024-2005 y que su intención era terminar el pacto acordado con el club en la campaña 2023-2024. La misiva descolocó por completo al club parisino y disparó, como ocurre siempre, un sinfín de rumores sobre el destino del jugador.
Las palabras del considerado mejor jugador del mundo no sentaron bien a la directiva que, de pronto, se vio entre la espada y la pared, porque tendría que pagarle un salario altísimo en el año que le quedaría de contrato, más primas de fidelidad y no sé cuántas cosas más, que podrían elevar esas cifras hasta cerca de los 200 millones de dólares y luego verlo marcharse libre a otro club, en una situación que nadie vislumbró con antelación.
Tras la carta, tanto el entorno de Mbappé como el del PSG iniciaron un complejo proceso de filtración de informaciones, en el cual cada uno ponía sobre la mesa sus intenciones sin decirlo públicamente, en una batalla en la que el jugador pareció siempre tener la sartén por el mango. Incluso, mantuvo firme su determinación de jugar para el PSG en la campaña venidera y nada más. Pero detrás el movimiento se convirtió en frenético.
AQUELLA CAMISETA CON EL 2025 EN LA ESPALDA
En mayo del año anterior, poco antes de que se disputara en la capital francesa la final de la UEFA Champions League, Mbappé renovó con el PSG por una suma fabulosa, más prima de fichaje y prima de fidelidad. De golpe y porrazo se convirtió en el deportista mejor pagado del mundo, mediante un acuerdo un poco raro, que lo vincularía al club, supuestamente, hasta 2025, pero que poco después se supo que era hasta 2024, con opción a un año más.
El PSG tiró la casa por la ventana con el campeón mundial de 2018. Le pagó una suma enorme, trajo a otro entrenador y hasta finiquitó el contrato de Leonardo como directo deportivo y contrató a un viejo conocido del crack, Luis Campos, con quien había trabajado en el AS Mónaco y que era considerado un hombre muy cercano a su familia. Todo eso con la intención de que el club ganara la primera Champions de su historia.
El año, sin embargo, fue un fracaso. Luis Campos no pudo hacer el equipo que hubiera querido Mbappé. Nyemar Junior y Lionel Messi, las otras dos grandes leyendas del club apenas aportaron en Champions, y apenas pudieron pasar la fase de grupos para caer poco después ante el Bayern Múnich, en el segundo fracaso seguido en esas instancias en los dos últimos años. El de Bondy comenzó a repensar su situación y a manifestar cierto malestar.
Antes de caer en octavos de Champions, incluso antes de arrancar la temporada, solo unos días después de estampar su firma en el nuevo contrato, Mbappé le había manifestado a su entorno que estaba arrepentido de haber renovado, a pesar de su amor por la ciudad donde nació, del cariño de la afición, de la delicadeza del presidente Enmnanuel Macron al pedirle que se quedara. A pesar de tener la Copa Mundial por delante, sabía que para premios individuales debía buscar otro sitio.
Con el subtítulo en Qatar 2022 y el título de la Liga 1 en sus vitrinas, el delantero quiso dar un paso más, anunciar que cumpliría con el año de contrato que le quedaba, sin hacer efectiva la ampliación, para luego irse gratis. Eso de irse sin dejar nada en las arcas del club nunca pasó por la cabeza de nadie, incluso ni por la suya, que dijo en una ocasión que al salir dejaría dinero para que el PSG lo empleara en un sustituto de calidad.
LOS TIEMPOS CAMBIAN
Los medios cercanos al PSG y algunos no tanto, no se cansaron en los últimos días de hacer volar versiones sobre las verdaderas intenciones de Kylian Mbappé. Que si quería irse ahora mismo, a pesar de que dijo que cumpliría el año restante del pacto que lo ata al PSG, que si fue un órdago de su madre para obligar a Nasser Al-Khelaifi a negociar su salida, que si ya lo tenía todo acordado con su nuevo club. Infinidad de rumores, alimentadas a veces desde un lado u otro.
La víspera, Al Khelaifi aprovechó la presentación de Luis Enrique Martínez como nuevo entrenador para la temporada 2023-2024 para dejar clara la posición de la entidad que dirige. Luego de escucharlo, uno vuelve a tener la misma sensación de la temporada pasada: Qatar va a someter a Mbappé a una presión enorme para que renueve, con la intención de no dejarlo ir gratis, y si renueva, entonces tampoco lo venderán, como pretenden algunos que será.
No podemos permitir que el mejor jugador del mundo se marche gratis, dijo el presidente del PSG, quien recordó que el propio crack había dicho antes que no se iría sin dejar dinero en las arcas del club. Es más, advirtió que alguien debe haber cambiado de opinión en el entorno del jugador y, de paso, haber hecho que Mbappé pensara diferente. Luis Enrique, antes, también dejó la puerta abierta al crack, con algo así como que, si se va, bien. Y si no, también.
Mbappé dijo siempre que su sueño era jugar alguna vez en el Real Madrid. Ha dejado pasar el barco en más de una oportunidad y cree que su momento puede pasar para siempre, por lo que intenta reconducir la situación. Y el presidente blanco, Florentino Pérez, no desaprovecha la ocasión para asegurar que lo fichará, pero solo el año próximo, cuando ya pueda salir a coste cero. Esas palabras alimentan aún más los rumores y para muchos se trata de una distracción para llevarlo a casa ya.
En todo ese entramado y tras las palabras de Al-Khelaifi, aparece otor equipo en escena, el Liverpool inglés, con una oferta de hasta 200 millones de euros por el jugador. Todo eso complica más el panorama y al final el lector se pregunta si tendrá que soportar otro verano más con Mbappé como comidilla. Yo creo que irá al Real Madrid y lo hará muy pronto. ¿Y usted piensa igual o es de los que considera que seguirá en el PSG at eternum?