Cuando Sir Alex Ferguson se convirtió en entrenador del Manchester United, a mitad de la década de los ochenta del siglo pasado, los Diablos Rojos llevaban dos décadas sin ganar un título de Premier League. Al año siguiente a su desembarco en Old Trafford, el ahora mítico técnico lo llevó al segundo puesto, y unos años después hizo disfrutar al club y la afición de su mejor época.
En una década, la de los noventa, ganaron en seis ocasiones la Premier, en un dominio que se extendió a los primeros 13 años del presente siglo, con otros siete títulos más. Algo así como que ganaban uno de cada dos torneos, sin ofrecer muchas posibilidades al resto de los clubes. No solo eran el mejor equipo de la ciudad, sino de toda Inglaterra.
En ese tiempo, el dominio se extendió a otras competiciones. El United fue impacable en los torneos locales. Nadie ganó más veces que él la Copa de la Liga, La FA Cup, la Community Shield, y hasta en dos ocasiones se impuso en la Liga de Campeones, cuando se le llamaba así a la UEFA Champions League, pero, desde que se marchó Ferguson nunca más el United volvió a ser el mismo.
racias por todo jefe. Siempre estaré agradecido por darme la oportunidad y la confianza de jugar en este club. No ha ido tan bien como esperábamos, pero recordaré los buenos momentos que pasamos juntos y te deseo lo mejor en el futuro. Muchas gracias, Erik
UNA DÉCADA DE SEQUÍA
Puede ser un poco exagerado decir que los últimos 10 años han sido de sequía absoluta para el Manchester United, porque en ese tiempo han ganado títulos, solo que esos han sido menores, como una Liga Europa, una Community Shield, un par de trofeos de la Fa Cup y otros tantos de la Copa de la Liga. Y nada más. Esos trofeos cuentan, pero un club como el Manchester United tiene que aspirar a más.
Y, de pronto, no solo dejó de ser el equipo de referencia en Inglaterra, aunque sigue siendo una de las instituciones más valoradas del mundo y con mayor cantidad de seguidores a nivel mundial, sobre todo en Asia y África, sino que ha visto como ya no es el primer equipo de la ciudad de Manchester, porque ese honor corresponde ahora al Manchester City, de Pep Guardiola.
Me gusta Amorim como persona, y me gusta como entrenador
El City, respaldado por capital de los Emiratos Árabes, controla con mano de hierro la Premier, y se ha convertido en uno de los dos grandes de la UEFA Champions League, donde en los últimos años sale siempre con el cartel de equipo a derrotar, algo que no sienta bien en la otra parte de la ciudad, cuya afición considera que el UNited tiene que estar más arriba y al menos jugar siempre Champions.
Pero la estabilidad de un club, el City -ya que hablamos de Manchester- dista de la del United. Uno ha mantenido su entrenador, su esquema de gestión y aunque la Premier investiga a los de azul por más de 100 irregularidades en la compra de jugadores, primas y no sé cuántas cosas más, lo cierto es que han dejado al vecino como un equipo vulgar, incapaz de volver a donde estuvo antaño.
Los cambios de dueño, la contratación constante de nuevos entrenadores y el poco rendimiento que han sacado a las figuras por las cuales han invertido mucho dinero, han sido causantes de que no les vaya bien. Incluso, ahora mismo ocupan el puesto decimocuarto en la clasificación en la Premier, por lo que corren el riesgo cierto de quedar fuera de la venidera edición de la Champions.
LOS ERRORES DE SIEMPRE
Luego de 27 años con Sir Alex Ferguson en el banquillo, el United ha tenido nueve en 11 años, entre los que se cuentan varios interinos, los cuales aguantaron el golpe mientras aparecía el que la familia Glazer o sus antecesores pretendían para el banquillo. Alguno de ellos, de los interinos, como Michael Carick, por ejemplo, estuvieron apenas una semana y media en el puesto de mando.
En ese grupo estuvo David Moyes, Louis van Gaal, Ryan Giggs, JOsé Mourinho, Ole Gunnar Solskjaer y Erik Ten Hag, entre algunos otros, pero todos se fueron por la puerta de atrás, sin conseguir lo que se les pedía, entre otras cosas porque la política de fichajes para el primer equipo no fue buena, por más que se pagaron sumas cuantiosas por jugadores que debían rendir aún pero que no lo hicieron.
El United se equivocó con traer de regreso al francés Pal Pogba, por ejemplo. No volvió a ser el jugador de la Juventus y por suerte, él mismo se dio cuenta y quiso marcharse de nuevo. Y también erró con Cristiano Ronaldo, cuando le abrieron las puertas para que volviera. El portugués tampoco fue el jugador que pensaron en el club y terminó en bronca con Ten Hag y marchándose a Arabia Saudita.
También se gastó el United sumas enormes por Casemiro y Raphael Varane, dos jugadores del Real Madrid a los cuales el club blanco les había buscado sustitutos y que no respondieron jamás como esperaba la afición y los técnicos. Uno, el francés, tuvo que dejar el club y el fútbol. Se fue al Como italiano y tuvo que retirarse, porque ya el físico no le daba para el máximo nivel.
El brasileño, menos arropado que en el Madrid, sufrió mucho desde su debut. Tuvo tardes y noches de mérito, pero en muchas ocasiones salió en la foto como responsable de la derrota, y el público y los entrenadores lo señalaron, lo cual no hizo más que empeorar su rendimiento. Ahora, con la salida de Ten Hag, el interinato de Ruud van Nistelrooy, al club solo le queda destrabar la situación de Rúben Amorin para que dejé el Sporting de Lisboa y se haga cargo del banquillo de Old Trafford.