El juez se soltó a batear y asusta la billetera de los Yankees

Araon Judge es un hombre de palabra y no por lo que representa su apellido para el mundo del béisbol profesional, en general, y para la franquicia de los Yankees de Nueva York en particular, sino porque no se enrolará en negociación alguna sobre su nuevo contrato hasta que no termine la presente campaña.

En los estertores de la pretemporada y luego de no haber llegado a un acuerdo de extensión con la franquicia neoyorquina, el Juez dijo que se centraría en la campaña regular y que solo volvería a hablar de dinero cuando terminara la contienda.

Los Yankees lo dejaron pasar. Le pareció muy elevada la suma que el jardinero pedía y le ofrecieron poco más de 200 millones en la extensión pero el jugador no quedó satisfecho y dejó claro que solo al final de la temporada se sentaría para volver a hablar de su futuro, en tanto algunas figuras importantes del equipo, en activo o retirados abogaron porque el jugador permanezca en el Yankee Stadium.

El conservadurismo de la franquicia parece que le va a salir mal con Judge, que está teniendo una temporada sensacional, sobre todo porque la salud lo acompaña en estos primeros tres meses de competición y porque ha sido pieza importante de unos Yankees imbatibles, que están a punto de arribar al medio centenar de victorias, cuando apenas se ha jugado poco más de un tercio del calendario.

El Juez defiende cualquiera de los tres jardines con clase y el manager Aaron Boone lo coloca siempre en los tres primeros turnos de una alineación repleta de bateadores de poder, que han ayudado muy bien a una rotación que se ha mantenido saludable durante toda la campaña y a un bullpen, que salvo contadas excepciones, siempre hizo muy bien su trabajo.

Judge es, tal vez el jugador más conocido de las Grandes Ligas, de los que más camisetas vende en la actualidad, por detrás del jardinero de Los Angeles Dodgers Mookie Betts, aunque hasta hace poco la suya fue la más vendida, con diferencia.

En esta temporada, el espigado jugador de 2.01 metros y 127 kilos, que lleva en su espalda el número 99, batea para .310 y encabeza a las Grandes Ligas con 25 jonrones, en tanto es segundo en carreras impulsadas en la Liga Americana con 44, detrás del dominicano José Ramírez, de los Guardians de Cleveland.

De seguir el paso de jonrones que lleva, Judge llegaría a 64 y dejaría atrás el récord de la franquicia, en poder de Rogers Maris, desde 1961, cuando conectó 61 y superó al mítico Babe Ruth por uno, aunque el Bambino lo hizo en solo 154 partidos, los que tenía el calendario de las Grandes Ligas en sus tiempos de jugador.

Igual, Judge puede aspirar a más con esas estadísticas y el paso fenomenal de los Yankees. A este ritmo estará en el Juego de las Estrellas y será candidato al premio a Jugador Más Valioso (MVP), aunque siempre hay que esperar un levantón espectacular de cualquiera de las estrellas de la Liga, o una posible caída en su rendimiento, algo que parece no va a ocurrir.

El juez debutó en las Grandes Ligas en la temporada de 1927, luego de varios años en Ligas Menores, sin tener la posibilidad de demostrar su clase. Ese año impresionó a fanáticos y especialistas y se convirtió en un pilar de los Yankees, cuya fanaticada comenzó a adorarlo.

Al final se llevó el premio al Novato del Año y fue segundo en la votación al MVP, solo por detrás del venezolano José Altuve, el segunda base de los Astros de Houston, que fue campeón de bateo de la Liga Americana, pegó 24 jonrones e impulsó 81 carreras, además de aventajar Judge en el WAR 8.3 por 8.1.

El jardinero de los Yankees estuvo complacido y en un mensaje en las redes sociales le dijo al venezolano que nadie lo merecía más que él, en una campaña en la que el MVP de la Liga Nacional fue Giancarlo Stanton, de los Marlins de Miami, a quien compraron los Mulos para la campaña siguiente.

Por momentos los Yankees parecían invencibles con el tal vez mejor one-two de los último tiempos, pero tanto Judge como Stanton pasaron demasiado tiempo en las siguientes temporadas en las listas de lesionados, lo mismo que muchos de sus principales lanzadores y la posibilidad de un título se alejó cada vez más en el tiempo.

Este año, después de una amenaza de huelga y un arranque un poco tardío, el equipo más ganador de las Series Mundiales arrancó como un cañón y juega casi para .750, unos números que no son nada comunes en las Grandes Ligas, al extremo de que muchos creen que ya tienen boleto seguro para la postemporada.

Sin embargo, más allá de las posibilidades o no de llegar a la postemporada, de ganar incluso la Serie Mundial, a los seguidores de los Yankees les preocupa el nuevo contrato de Judge, quien rechazo 213 millones de dólares por siete años y que podría pedir unos 300 por los próximos 10, cantidades astronómicas para alguien de 30 años, que cumpliría su pacto con 40.

Los Yankees le dieron 324 millones en 2019 al estelar lanzador Gerrit Cole, pero desde entonces en las Grandes Ligas no abundan las sumas por encima de 300 millones para agentes libres y solo el short stop Corey Seager, de los Rangers de Texas, recibió 325 millones, también por una década.

Por ahora queda esperar para saber si el slugger y su equipo llegan a un acuerdo en la próxima temporada baja o el juez tendrá que buscar trabajo en otro lugar y abandonar el mítico uniforme rayado que defiende desde su llegada a las Grandes Ligas.

La directiva de los Yankees sabe que lo está haciendo muy bien y de seguir así, podrá sentarse a pedir y entonces ellos tendrán que rascarse duro la billetera para mantenerlo en casa.