Lionel Messi sigue siendo jugador del Paris St. Germain. Al menos así será hasta el 30 de junio próximo, cuando vence su contrato de dos años con el equipo francés, pero después se abre un abanico de opciones que pudiera llevar al argentino a otro destino, que no está claro ahora mismo, y que pudiera ser Barcelona, Arabia Saudita, Estados Unidos, incluso de regreso al Parque de los príncipes.
Messi viene de ganar la Copa Mundial de Qatar y de ser premiado como el Mejor Jugador del Año por la FIFA. Con esas dos condicionantes cualquier equipo haría hasta lo imposible por mantener al jugador en sus filas, pero en el fútbol todo no funciona así y hay cosas tan importantes como esos títulos con las selecciones o los premios individuales a los que hice referencia.
En primer lugar, ganar la Copa del Mundo de Qatar no ayudó en nada al PSG. Y, si acaso, el club vendió algunas camisetas más, porque en sus filas estaba el capitán de Argentina, que sigue siendo una gran estrella, un jugador con un caché tremendo, pero nada más. El PSG quiere a Messi para ganar la UEFA Champions League y en los dos años en que la ha disputado, el equipo cayó en octavos de final.
DOS FRACASOS EN CHAMPIONS CON MESSI EN EL CAMPO
A Messi le cerraron las puertas en el Barcelona en el verano de 2021. El recién electo presidente Joan Laporta no cumplió su palabra de renovar al argentino -con razones de peso, por supuesto- y el PSG, que estaba atento, no demoró ni una semana en anunciar su contratación. Había sido el movimiento soñado: de un golpe garantizó que en el Parque de los príncipes jugaran tres estrellas mundiales: el argentino, Neymar Junior y Mbappé.
No se podía pedir más. Con esos nombres, más el resto de las estrellas del equipo, era suficiente para ganar la Champions, pero en el fútbol una cosa se dice en los medios, o se cree en los despachos, y otra muy diferente ocurre en el campo. Y el PSG que festejó el cruce con el Real Madrid en octavos, terminó pagando caro el pareo y tuve que regresar a casa con las manos vacías.
Messi fue uno de los señalados entonces. Thibaut Courtois, el arquero blanco, le atajó un penal en un partido de ida en el que no hizo mucho más, pero en el que su equipo ganó por 1-0, gracias a Mbappé. En la vuelta, otra vez Mbappé adelantó a los suyos, pero apareció entonces la llamada magia del Bernabeu y los blancos, con tres goles de Benzema, sentenciaron la eliminatoria y mandaron al PSG a casa. Fracaso sonado.
En la 2022-2023, el cruce en octavos fue ante el Bayern de Múnich. Y el PSG perdió ambos partidos. Y otra vez tampoco estuvo Messi. O sí, estuvo en el campo, caminó cabizbajo, medio perdido, pero no hizo nada más. El dineral pagado por él, en salario y prima, porque llegó libre, no recibió recompensa en forma de títulos, porque para ganar en Francia no le hacía falta al PSG fichar a un Balón de oro.
Dos temporadas, sendos fracasos europeos, millones de dólares tirados por la borda en un proyecto que ahora mismo arrastra pérdidas de cientos de millones de dólares, y encima de eso, el jugador que ficharon para ganar, ganó, pero lo hizo con su selección y no con el club que le pagan. El PSG no está feliz, la afición tampoco, y lo más probable es que al terminar el curso, el argentino tenga que hacer sus maletas e irse.
¿QUÉ PINTA EL BARCELONA EN EL FUTURO DE MESSI?
A Messi le encanta Barcelona, En Casteldefels tiene su casa y allí nacieron y se criaron sus hijos. Allí formó su familia y le dio sentido a su vida, tras llegar de Rosario en Argentina, siendo un crío. Nada le gustaría más al otrora capitán del equipo catalán que volver a la que fue su casa durante toda su carrera, salvo en los dos años que pasó en el PSG. Pero, todo tiene su pero- no será tan fácil, porque hay condicionantes.
La primera: para traer a Messi de regreso, la directiva del Barcelona tiene que liberar masa salarial y eso significa vender jugadores con peso en la plantilla, con buenos salarios, y esos a veces son difíciles de colocar, sobre todo porque los interesados saben que hay necesidad de vender y querrán sacar su tajada. Entre los que pueden irse están Ansu Fati, Raphinha, Ferrán Torres y hasta Joules Koundé, si tomamos en cuenta la campaña contra este último en días recientes.
El Barcelona tienen problema con el límite salarial. Vender jugadores, entre los que pudieran entrar otros, puede ser la solución. Y a eso hay que agregarle que Messi tendría que hacer concesiones y rebajar sus pretensiones y no querer cobrar lo mismo que en el PSG, sobre todo porque ya no es tan determinante como antes y no tiene ni 20 ni 25 años, sino que es un jugador que viene de retorno de los mejores momentos de su carrera.
Encima de eso, tanto el futbolista como la directiva tendrían que limar asperezas, teniendo en cuenta que el crack se fue molesto hace dos años, cuando Laporta le dijo que su renovación era imposible, por sus pretensiones salariales. Eso sí, la afición sigue viendo con buenos ojos su retorno y en cada partido en el Camp Nou, en el minuto 10, corean su nombre, en franca alusión a un retorno que añoran.
Para el mundo culé, Messi tiene que retirarse en casa, mejor después del próximo Mundial, y el jugador añora el retorno, en tanto la directiva blaugrana intenta vender el regreso del hijo pródigo para tapar los escándalos en los que anda envuelto el club. Como en la política, todos quieren sacar rédito, aunque aún hay tiempo para tomar decisiones.