Cruz Azul, uno de los equipos más importantes y con mayor tradición en México atraviesa (nuevamente) por una crisis donde la falta de triunfos, aunada a los problemas internos de la Cooperativa La Cruz Azul, así como las decisiones dentro del club, han llevado a los cementeros a un torneo más perdido, sin posibilidades de salir adelante.
Es por ello que rescatamos unas palabras que nos envío el aficionado "Enamorado Azul", donde refleja su sentir por esta mancha en la historia de un equipo que solía ser considerado como uno de los "grandes" del fútbol mexicano.
Cruz Azul eres tú. Palabras de un fanático de La Máquina en los 70’s dirigidas a cualquier Enamorado de Cruz Azul nacido de los años 80´s en adelante.
Estas líneas son para ti. Para ti hermano, joven enamorado de Cruz Azul que no llegas a los 25 y que te toca deambular en el derrotero más ríspido y oscuro de la gloriosa historia cementera. Ni con el mayor de los esfuerzos podría hacerme una idea del dolor que debes sentir en el cuerpo de tanto dar batalla. Te imagino sentado en el banco de tu clase, día a día, mes a mes, año a año, resistiendo y resistiendo. Sufriendo los embates de los compañeros de rutina. Enemigos por los cuatro costados, aguardando pacientes que atravieses la puerta de entrada para descargar toda su artillería de burlas, chistes malos y ofensas.
Yo te veo ahí, solo, con el mentón alzado y ofreciendo tu pecho Azul, llevando contigo sólo las armas que te dio la historia, nada más… Y nada menos.
Te imagino en los recesos, en las clases de deportes. Te sospecho hasta en tus actitudes, siempre a la defensiva, siempre alerta, siempre atento y me quiero morir. Trincheras en todas partes, en la escuela, en el trabajo, en el barrio, en la familia. Más de una vez habrás terminado a los trancazos por defender tu camiseta y su tradición.
NADIE sufrió a Cruz Azul como lo sufres tu hermano. Nadie, NUNCA. Tu generación se ha convertido en “la generación del aguante”, muy distante a la nuestra que solo conocía triunfos y conquistas. Tú corporizas al hincha más hincha, al más leal, el más puro, el que le ha dado y le sigue dando a La Máquina todo su aliento, todo su amor sin pedir nada, y recibiendo a cambio sólo decepciones y tristeza. Cuando yo tenía tu edad, era fácil ser de Cruz Azul, por eso no puedo más que maravillarme por tu fanatismo incondicional al equipo, tuviste que aferrarte a lo que tenías a la mano, no te dimos otra herramienta.
Quiero que sepas que no estás solo. Que somos millones como tú, que detrás de estos años desolados existe una historia tan rica, pero tan rica, que te va ayudar a seguir sacando el pecho y sentir el incomparable orgullo de ser de Cruz Azul aún en las circunstancias más adversas. Es que “tu equipo”hermano, es el más grande. Nunca dudes de sentirte orgulloso de lo que defiendes, nunca claudiques. Le estás poniendo la sangre y el pecho a la institución deportiva con más campeonatos obtenidos conforme al tiempo que lleva en primera división, cuyas vitrinas alojan una colección de trofeos que son la envidia de la mayoría de los clubes de este país.
Tú eres parte de una mística dormida, que por más débil que esté no deja de alumbrar nuestro horizonte futbolístico todos los días. ¿Y sabes porque? Porque el futbol mexicano no puede “entenderse” sin el Deportivo Cruz Azul; sin los Marín, sin los Trelles, los Cárdenas, Flores, Guzmán, Bustos, Mendizabal, Montoya, Muciño, Pérez, Hermosillo y tantos otros más… Lo que defiendes todos los días es más que una insignia futbolística, es una manera de entender el deporte, es una filosofía de valores, es un modo de vida. El equipo del que estás tan Enamorado ha escrito buena parte de las páginas doradas de la historia de este juego en el país, y no me refiero solo al cuánto, también al cómo.
Cruz Azul es ese susurro que habla del respeto y la idolatría a la leyenda de “La Máquina”. Te agradezco en nombre de todos los Enamorados “de antes” y de ahora que sigas empujando este pesado vagón sobre rieles oxidados y olvidados, siempre con la manos vacías, con la esperanza de que algún día vuelvas a ver esa Máquina poderosa que se te negó injustamente.
Quiero cerrar este relato pidiéndote disculpas también. Sí, disculpas por haberte defraudado como fiel seguidor. Cada uno de nosotros, “los más grandes en edad” tenemos una cuota de responsabilidad en este presente indigno, sea por acción u por omisión. Nosotros no supimos cuidar de tu tesoro, de nuestro tesoro, lo dilapidamos rehusándonos a creer en una realidad que parecía tan lejana como absurda, llegando al extremo de ningunear la propia asfixia. Y te dejamos este presente desgraciado. No hay resultados reconfortantes en este presente, no hay triunfos ni alegrías, pero sí hay enseñanzas que deben capitalizarse para no repetirlas en el futuro, una de ellas: Nunca te olvides que los “dueños” de Cruz Azul no son los directivos en turno, sino cada uno de los trabajadores de la Cooperativa y los “verdaderos propietarios” de este sentimiento, ustedes, los que siempre dan sin esperar nada a cambio, esto, para nada es sólo una frase.
Te pido que nunca bajes los brazos, que sigas así, sintiendo esta camiseta a pesar de estos ingratos momentos, con esperanza y actitud positiva en medio de tanta mierda últimamente en el país. Tú vas a ser testigo de ese día en que la historia vuelva a depositarnos en el sitio de privilegio al que pertenecemos. Y sabes perfectamente que no te van alcanzar los ojos para tantas lágrimas y el pecho para contener tanta alegría, tanta emoción. Este presente será un pasado adverso y nefasto que te habrá marcado a fuego, pero pasado al fin. Hoy más que nunca en nuestra historia cada vez más cerca de ser centenaria: Cruz Azul eres tú.