El final de Cristiano Ronaldo está cerca. Eso lo sabíamos todos desde antes de comenzar la presente temporada. En el fútbol de máximo nivel, cuando tienes 37 años, estás irremediablemente cerca del final, por más que en tu camiseta lleves un 7, y tengas en tus vitrinas infinidad de títulos y cinco balones de oro. Es la ley del deporte de alto rendimiento y el crack luso no es ajeno.
Sin embargo, el testarudo Ronaldo se niega a entenderlo. O por lo menos se resiste a colgar los botines mientras le quede un ápice de energía o algún récord por romper. Así ha sido siempre con él, desde que en su natal Madeira escogió que quería dedicarse al fútbol, y llegó la hora de hacer las maletas y abandonar la casa camino a la península con la intención de ser el mejor del mundo.
Sin embargo, el hombre que sorteó todos los escollos que aparecieron en su camino por dos décadas como profesional, ve como se le cierran las puertas, incluso en su propio equipo, el Manchester United, a donde llegó el año anterior con bombos y platillos, y del que parece que tendrá que irse por la puerta de atrás, algo que no está a la altura del multicampeón de Europa.
LA UEFA EUROPA LEAGUE Y TEN HAG
Cristiano Ronaldo llegó al Manchester United para la temporada 2021-2022, luego de tres años en la Juventus de Turín. Todo se hizo a última hora, casi cuando el portugués iba a aterrizar en el Etihad Stadium para ponerse a las órdenes de Pep Guardiola. Fue, digámoslo así, una jugada maestra de Sir Alex Ferguson, el padre deportivo de CR7, porque fue quien yo llevó a Old Trafford cuando era casi un niño.
Pero no todo salió cómo el portugués pensaba, incluso ni cómo lo pensó Ferguson. Los Red Devils no eran el equipo de antaño y no pudieron hacerse de un puesto para la UEFA Champions League, porque esos honores correspondieron a Manchester City, Chelsea, Liverpool y Tottenham. Ante esa situación, Ronaldo, que quiere defender sus récords en la principal competición europea, quiso salir del equipo en la pasada pretemporada.
Lo primero fue ausentarse de la preparación previa a la campaña, en la cual el United jugaría la UEFA Europa League, en medio de un sinfín de rumores que lo colocaban en varios clubes de Europa, desde el Nápoles italiano hasta el Atlético de Madrid español, o desde el Chelsea inglés al Benfica portugués. Pero al final, por una causa u otra, su salida no se dio, y tuvo que ponerse la casaca roja del United y jugar a las órdenes del holandés Erik Ten Hag.
Y el técnico le pasó la cuenta, o se la pasa cada día. Cristiano apenas juega. El técnico le ha reservado algunos partidos residuales, en los cuales no termina por encontrarse sobre la cancha y, por ese motivo, le falta lo que le ha sobrado siempre: su capacidad para golear, para ser decisivo. Incluso, ha fallado goles a puerta vacía en algún momento, en una franca señal de que no está bien ni física ni psíquicamente.
LA GOTA QUE COLMÓ LA COPA
En esa historia pasaron los dos primeros meses del campeonato inglés, y las primera rondas de la fase de grupos de la UEFA Europa League. Cristiano se volvió un asiduo del banquillo y el jugador portugués no es de esos que hacen grupo, ni apoyan desde afuera. Es macho alfa en el negocio del fútbol y solo se ve desde dentro de la cancha. Y llegó el momento de explotar.
El United jugaba contra el Totenham. Los de Ten Hag iban delante y el técnico, al parecer, no quería mover lo que tan bien iba saliendo, pero mandó a calentar a Ronaldo para darle unos minutos en la cancha. El partido, sin embargo, se acercaba al minuto 90 y el luso, cansado de esperar y con su ego herido en lo más profundo, tomó camino del vestuario y dejó plantado a su equipo y a su entrenador.
Entonces saltaron las alarmas y los medios le dieron bombo a la situación. El United dijo que le impondría una multa ejemplar, el entrenador lo dejó fuera de la lista para el próximo partido, y Cristiano intentó dar una explicación, pero ahora no se sabe si hizo bien o hizo mal, porque algunos creen que los grandes tienen que serlo siempre, y el respeto a quien te paga, poco o mucho, tiene que ser una prioridad.
Lo cierto, sin embargo, es que la situación se ha vuelto insostenible, pero, sobre todo para Cristiano, porque el Manchester United ha comenzado a ganar partidos y va quinto, con 19 puntos, luego de 10 partidos jugados, aunque aún marcha muy lejos del líder Arsenal, que suma 27, frutos de nueve victorias y una solitaria derrota. Incluso, va por delante del archifavorito Manchester City.
UN FUTURO INCIERTO
Cuando tienes 37 años -casi 38-, tu futuro en el fútbol de máximo nivel es incierto, por más que te llames Cristiano Ronaldo, que seas una máquina de hacer goles y dinero, y que tengas la misma ambición de siempre. A veces, incluso, no se trata de temas físicos, sino mentales, porque se te pueden perder los goles por un momento y no encontrarlos nunca más, que esperemos no sea el caso del luso.
Lo cierto es que a Cristiano, a quien el United no terminó de abrirle las puertas en el mercado de fichajes de verano, por más que el jugador lo intentó, casi seguro tendrán que buscarle destino en el mercado de invierno, porque su convivencia con el entrenador holandés de los Red Devils puede ser poco menos que insostenible, sobre todo para el bien del técnico, que necesitará tranquilidad para tomar las mejores decisiones.
El agente del jugador, el influyente Jorge Mendes, intentará colocarlo de nuevo en un grande de Europa, pero cada vez le será más difícil, sobre todo después de los últimos episodios vividos con su entrenador, porque nadie lo querrá en sus filas, por más que necesiten sus goles, su liderazgo o su capacidad para pelear siempre por la victoria, por muy adversas que sean las circunstancias.
Al Real Madrid él sabe que no puede volver, aunque ese hubiera sido su gran sueño. De hecho, desde el entorno madridista dicen que las dos mejores operaciones de la historia del fútbol las hizo el equipo blanco con el portugués. La primera, comprarlo del Manchester United por 100 millones de euros, y la segunda: venderlo por 105 millones a la Juventus de Turín.
Tampoco lo querrán en Barcelona, ni en el Atlético de Madrid, ni en el Bayern de Múnich, y tal vez menos en el PSG, aunque los qataríes que dirigen el proyecto no lo verían tan mal. El Manchester City ya tiene a Erling Haaland, el Tottenham a Harry Kane, y así equipo por equipo. Aunque el Chelsea pudiera ser un buen destino para el portugués, sobre todo después de la salida del entrenador Thomas Tuchel, quien no lo quiso en verano.
A Cristiano le queda un escaparate importante: La Copa Mundial de Qatar, que arrancará el 19 de noviembre. Allí será líder y capitán de unos portugueses que tienen opciones, aunque nadie los considera con posibilidades de alzar el trofeo máximo. Si en el Mundial vuelve a ser CR7, tira del carro y marca goles, alguien podría ir a por él y ofrecerle un contrato que le permita jugar un par de años más al máximo nivel.
Eso sí, su carrera llega a su fin a pasos agigantados y aunque algunos nos resistamos a admitirlo, lo cierto es que el tiempo pasa para todos, hasta para ese futbolista que parecía estar listo para jugar siempre, porque mantenía el mismo físico, la misma ambición y hasta los mismos goles.
