Diego Godín va camino a los 38 años y decidió que es hora de dejar el fútbol. El próximo domingo vestirá por última vez la camiseta de profesional en un partido entre los clubes argentinos Vélez Sarsfield y Huracán. Será su despedida de las canchas, dos décadas después de recibir su primer salario como jugador, con lo cual se abre un paréntesis sobre el camino que tomará su vida en el futuro.
Conocido en el mundo del más universal como El Faraón, Godín fue uno de esos defensas los cuales los delanteros rivales siempre le temieron, porque ir contra él era como chocar con un muro, porque ese gen del futbolista uruguayo lo llevó mejor que nadie por las canchas de todos esos países o clubes en los cuales jugó. Podía jugar con la cabeza abierta o con un dedo inflamado tras un encontronazo con un rival.
Godín, sin embargo, no tendrá acto oficial de despedida, porque el último partido de su equipo no se jugará en casa, sino en cancha rival, por lo cual todo pasará como un día más en la oficina, que para el zaguero central ha sido siempre el verde, con protagonismo en cada uno de los torneos en los que participó y sin importar el color de la casaca que defendió en cada una de las ocasiones.
20 AÑOS DE FÚTBOL Y TÍTULOS
Es fácil decir que en 20 años al máximo nivel, Godín defendió los colores de nueve clubes diferentes, que fue figura del Atlético de Madrid que jugó dos finales de UEFA Champions League con los rojiblancos, aunque las perdió ambas ante el eterno rival Real Madrid, incluso hasta que marcó un gol en una de ellas, la de Lisboa 2014, y que apenas faltaron segundos para levantar el trofeo continental.
También fue dos veces campeón de la Europa League y tres de la Supercopa de Europa, además de tener en su palmarés trofeos de la Copa del Rey, de la Liga Española y la Supercopa de España, todo eso con los colores del Atlético y bajo la tutela del entrenador que sacó lo mejor de él, Diego Pablo Simeone, el Cholo, quien le entregó en sus últimos años en el equipo el brazalete de capitán.
En Brasil, también levantó trofeos, la Supercopa de aquel país, cuando defendía los colores del Atlético Mineiro, y para no ser menos, fue campeón de América con su selección, bajo la égida del ya retirado entrenador Oscar Washington Tabárez, con quien llegó a portar también los galones de capitán, por su liderazgo tanto dentro como fuera de la cancha, y su ascendencia en el resto de los internacionales.
Pero esos éxitos, los trofeos, la capitanía del Atlético de Madrid y la selección, no cayeron del cielo. Fueron el fruto de esa mezcla perfecta que se aplica a todas las cosas de la vida y no solo al deporte, que es el talento y el sacrificio. Puedes ser bueno en algo, pero si no te sacrificas y te superas, puedes no llegar a ser alguien alguna vez. Godín se sacrificó como ninguno e hizo historia en el fútbol.
Para muchos, su salida del Atlético de Madrid, en el verano de 2019, marcó un punto de retroceso en su carrera, porque dejó un lugar y un entrenador que conocía a la perfección, para irse a otro sitio, a comenzar una nueva experiencia, en un entorno diferente y eso terminó por pasarle la cuenta y lo convirtió en un trotamundos, en alguien que no calentó puesto en sitio alguno, hasta su despedida de este fin de semana.
UN GUERRERO DEL CÉSPED
Godín nació el 16 de febrero de 1986, unos meses antes de que Diego Maradona deslumbrará en la Copa Mundial de México. En esa lid estuvo Uruguay, la de Enzo Francescoli, toda una institución para el fútbol de la nación austral, y un espejo para muchos, pero Diego no lo vio jugar. Le tocó a otros, y al espigado muchachito de Rosario, en el departamento de Colonia, le pareció mejor ser defensor. Iba más con sus habilidades.
Desde su debut en el Club Atlético Cerro en 2003 en la Primera división de Uruguay, con solo 17 años hasta su salida hacia Europa no pasó mucho tiempo. Jugó tres años con Cerro y en 2006 se fue a un grande del país, Nacional, y allí se encontró con algunos que luego harían historia con su país, como el arquero Fernando Muslera o Daniel Lembo, y allí solo estuvo una temporada, porque el Villarreal español fue a por él.
El Villarreal tenía grandes jugadores: Marco Senna, Santi Cazorla, Robert Pirés, Nihat. Jonh Dahj Tomasson y como entrenador al chileno Manuel Pellegrini, que sacó lo mejor de Godín esa temporada y la siguiente, hasta que el técnico se fue al Real Madrid y él jugó aún una temporada más, a las órdenes de Juan Garrido, antes de recalar en el Atlético de Madrid, donde estaba como técnico Quique Sánchez Flores.
Lo demás es historia. Vivió sus mejores años como jugador en la capital española. NO solo se hizo de un puesto en el equipo, con liderazgo, sino que su peso en la selección se multiplicó, hasta que en 2019, sin llegar a un acuerdo con el equipo y ya con 32 años, quiso probar suerte con el Inter de Milán y no salió lo bien que esperaba, tanto que a la campaña siguiente se fue al Cagliari.
Entonces ya no era el mismo. Y aunque le dedicaba todo el tiempo del mundo a su preparación, se dio cuenta de que en Europa no estaría mucho más. Aún así, aguantó poco más de una temporada y voló a Brasil para jugar unos meses con el Atlético Mineiro, al que ayudó a ganar un título. Y entonces se fue a Vélez Sarsfield, donde se despedirá del fútbol el próximo domingo. Desde Paolo Montero no hubo otro central en Uruguay como Diego Godín.