Los dos últimos entrenadores que ganaron la UEFA Champions League ya metieron a sus equipos en cuartos de final. Lo hicieron de manera distinta, en situaciones diferentes, pero al final lograron sus respectivos objetivos y se sumaron a Luis Enrique Martínez (Paris Saint-Germain) y Thomas Tuchel (Bayern de Múnich), quienes certificaron su clasificación un día antes, con triunfos ante la Real Sociedad y la Lazio, por ese orden.
El Manchester City de Pep Guardiola, campeón en la temporada 2022-2023, llegó al partido de vuelta en casa con todo resuelto. Había ganado con rotundidad por 1-3 en la ida en Copenhague, y el choque de vuelta aparentaba ser de puro trámite, y nada más. Y su equipo cumplió con lo que estaba previsto: imponerse en casa, con el mismo marcador, sin exprimir a sus jugadores, porque sabe que la parte más dura del calendario es la que queda por delante.
Para el Real Madrid, ganador en la edición de 2021-2022- fue diferente. El equipo blanco solo ganó por 0-1 en Leipzig en la ida y el entrenador italiano no apeló por golpear en casa al contrario, sino por intentar preservar la ventaja, pero tuvo que sufrir mucho para lograrlo, porque los germanos vendieron cara la derrota e hicieron todo lo posible por darle la vuelta al marcador y a la eliminatoria, aunque al final pesó más el color.
ANCELOTTI SE HACE EL HARAQUIRI, FELIZ
Cuando terminó el partido ante el RB Leipzig, Carletto respiró tranquilo. En el banquillo había dejado un paquete de chicles completo, pero él estaba feliz. Le hubiera gustado ganar, jugar diferente, pero al final consiguió lo que quería. Dijo que estaba arrepentido de la alineación inicial, del esquema y de la actitud de sus jugadores. Pero recordó que el Real Madrid estaba en cuartos. Al entrenador lo convencía más eso que cualquier otra consideración.
Y conociendo un poco a Ancelotti, por la forma en que se manifiesta siempre en ruedas de prensa, es fácil entender que el técnico prefirió jugar así y avanzar a cuartos, que haber sido un torbellino de fútbol en el Santiago Bernabeu y haber quedado en el camino. Sin embargo, lo de la alineación inicial lo va a cargar durante mucho tiempo, sobre todo porque mandó al equipo para atrás, sin ofrecer peligro alguno arriba.
El equipo que jugó ayer en el campo blanco no fue el Madrid habitual. Cierto es que puede haber un poco de cansancio acumulado por la cantidad de lesiones que ha tenido la plantilla durante toda la temporada, sobre todo de las piezas fundamentales en cada demarcación, pero igual, lo de meter a cinco centrocampistas para controlar al mediocampo rival, no tiene justificación, y menos si eres el Real Madrid.
El técnico del Madrid diseñó el partido pensando en el rival, cuando tenía que haber sido Marco Rose quien condicionara su formación teniendo en cuenta al multicampeón de Europa. Y lo pagó. No con la eliminación, porque al final pasó, sino con la pérdida de un poco de su gran crédito, tanto ante los aficionados presentes en la cancha, como en otros lugares del mundo y también para los jugadores.
Ante la prensa, sin embargo, se autocriticó. Se culpó del mal juego, pero él sabe que entrena al Real Madrid y que no es muy habitual que los máximos ganadores de la Champions tengan partidos como ese muy a menudo. De cualquier manera, toca hacer los retoques necesarios y esperar por un sorteo benévolo el viernes de la próxima semana para seguir soñando con llegar a la final.
GUARDIOLA, MUCHOS GOLES Y RESPETO A LOS RIVALES
Pep Guardiola enfrentó el choque de regreso con tranquilidad. Tenía una baza de tres goles, dos de diferencia y jugaba en casa. Eso le daba para no estresarse en la banda, como suele pasar con él cuando tiene la obligación de ganar. Ganó y ya. Fue rotundo. Incluso con un gol de Erling Haaland, y luego, como pasa siempre, dejó alguna pincelada en la rueda de prensa posterior.
El otrora técnico del FC Barcelona y Bayern Múnich habló de los posibles rivales, y mostró su respeto por el Real Madrid, el PSG y el propio club bávaro, que son los clasificados hasta ahora. No lo dijo abiertamente, pero preferiría un rival en cuartos salido de los partidos de la semana venidera, en la que serán rivales, Barcelona contra el Naóples, y el Atlético de Madrid frente al Inter de Milán, en casa de los primeros en ambos casos.
También lidiarán Arsenal y Porto, y Borussia Dortmund frente al PSV. A todas luces, cualquiera de los clasificados que pasen a cuartos la semana próxima, no tendrá el nivel de los ya asegurados en la ronda siguiente, aunque tal vez Inter de Milán y Arsenal puedan ofrecer tanto peligro como el PSG o el Bayern. Pep, sin embargo, no se confía del mal partido de los de Ancelotti y sabe que pueden ser momentos pasajeros en la temporada.
Ahora mismo, el de Guardiola es el único equipo que suma un pleno de victorias en la presente edición de la UEFA Champions League. Ganó los seis enfrentamientos de su grupo y los dos de octavo. El Real Madrid también marcha invicto, pero luego de siete victorias seguidas, se dejó el empate de la noche del miércoles en su propio feudo ante un Leipzig que ha tenido un gran año y amenaza en Alemania con jugar la próxima Champions.
Así las cosas, jugar bien es importante, porque te acerca al triunfo, pero a veces -o casi siempre en el deporte- es más trascendental ganar, porque te permite seguir en competencia. Algunos entrenadores, como Ancelotti, lo saben. Y aunque en público se justifiquen y admitan que se equivocaron, en privado estarán tranquilo porque lograron superar una eliminatoria, y eso siempre supone un reto.