La selección española ha dejado escapar a Brahim Díaz. El delantero del Real Madrid decidió jugar para Marruecos y dejar a un lado sus sueños de defender los colores de la selección ibérica, en cuyas categorías inferiores destacó. Muchas cosas pueden haber pesado en la determinación del pequeño y desequilibrante jugador, pero más que todo influyó la decisión del seleccionador nacional, Luis de la Fuente, de no llamarlo nunca.
Puede sonar raro, porque Brahim fue habitual en las convocatorias de De la Fuente cuando esté entrenaba en las categorías inferiores, antes de convertirse en entrenador de la absoluta y tomar decisiones a veces raras, o por lo menos en las cuales se ha encontrado con críticas de los medios y de los fanáticos, una de ellas la de apartar de la escuadra nacional al otrora capitán Sergio Ramos, zaguero central del Sevilla.
Pero en España pasan cosas raras y no es la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) el organismo más transparente ni el que mejor hace las cosas. Incluso, la situación de De la Fuente, aunque lo han renovado, sigue sin ser muy clara, porque lo hizo un presidente interino, Pedro Rocha, sustituto del defenestrado Luis Rubiales, de quien fue mano derecha por muchos años.
¿QUIÉN ES BRAHIM DÍAZ?
El pequeño jugador del Real Madrid -mide 1.71 metros, es de esos jugadores que cuesta ubicar en una posición exacta en el campo. Para algunos es un centrocampista que se vuelva al ataque todo el tiempo, con muchas habilidades, y para otros un mediapunta que hace funciones de enganche y que siempre tiene el arco rival entre ceja y ceja. Eso sí, todo lo que hace, lo hace bien y deja destellos de su calidad sobre el campo.
Brahim Abdelkader Díaz nació en Málaga y tiene ciudadanía de Marruecos y España, por la ascendencia marroquí por línea paterna. Su salto al fútbol profesional lo dio en 2016, apenas con 17 años, en el Manchester City, que andaba a la búsqueda de talento por el mundo y se encontró con un chico con exquisitas habilidades, velocidad, y carisma y no pararon hasta sumarlo a su plantilla.
Antes había jugado en las divisiones inferiores del Málaga, desde donde era seguido por el Barcelona y el Real Madrid. Su familia, incluso, rechazó que fuera a La Masía, la cantera del equipo catalán, porque tuvo una mejor oferta económica del Málaga. Sin embargo, en 2013 el Málaga lo vendió al City por unos 300 mil dólares, y allí, en la ciudad inglesa, comenzó a convertirse en profesional.
Con el City jugó poco, pero hizo su debut en Liga y Champions, pero en enero de 2019 se convirtió en jugador del Real Madrid, por una cantidad cercana a los 17 millones de dólares. En ese momento llovían las interrogantes: ¿Si es tan bueno por qué el Manchester City lo dejó ir? ¿Para qué lo quiere el Madrid, si tiene a otros en esa posición? ¿Por qué no fue al Barcelona, si desde chiquito era admirador del club blaugrana?
Lo cierto, se plantó en España, y estuvo un año y medio de blanco, hasta que se fue cedido por un año al Milán Ac . En el once lombardo tuvo oportunidades, pero no acababa de explotar, entonces, al cumplirse la cesión, ambos clubes decidieron que se quedaría dos campañas más, con opción de compra de 22 millones para los rossoneros y de recompra por 27 para el Madrid. Y en el verano pasado, el Madrid lo repescó definitivamente.
AL FIN SE GANÓ A ANCELOTTI PERO NO A DE LA FUENTE
El Madrid decidió recomprarlo y el jugador, muy disciplinado, se puso a las órdenes de Ancelotti. Sabía que la titularidad en el equipo blanco se vende cara, pero no se descuidó jamás. Aprovechó las lesiones de Vinicius y Jude Bellingham y comenzó a ser tenido en cuenta por el entrenador, incluso para los grandes partidos, en algunos de los cuales fue decisivo, como en la ida de los octavos de la UEFA Champions League.
En este momento, es titular o el primer cambio de Carletto. Es un revulsivo habitual y su fútbol endiablado y la habilidad para pegarle con ambas piernas tiene enamorado al técnico, a la plantilla y a la afición, pero no terminó nunca de convencer al seleccionador. Ni De la Fuente ni Luis Enrique, quien estuvo antes en el puesto, lo llamaron jamás. A pesar de que por juego y calidad se lo había ganado.
sar de que por juego y calidad se lo había ganado.
Jugar en el Real Madrid no es un buen salvoconducto para ir a la selección nacional en los últimos tiempos. En tiempos de Luis Enrique solo fueron considerados Marco Asensio y Dani Carvajal, mientras el seleccionador llamaba, por ejemplo, a Eric García y dejaba en tierra a Nacho Fernández. Y con Brahim pasó igual. Llamaban a Ferrán Torres, a Lamine Yamal con apenas dos partidos en la élite, y el malagueño fuera.
El chico esperó. En inferiores siempre jugó para España y cuando mejor estuvo en la categoría absoluta, nadie se acordó de él. Mientras, desde Marruecos le llenaban los oídos con elogios y garantías de protagonismo, y el chico decidió. Pasó de largo de España y jugará con el equipo africano. Uno tiene que jugar donde lo quieren, pensará, aunque a él los colores españoles siempre le tiraron mucho.
¿Quién pierde más: Brahim o España? Ahora mismo es difícil decir, pero Brahim tiene seguro que va a jugar. Y esa es su prioridad. Con Marruecos jugará la Copa de África de 2025, que tendrá su sede en el país y estará en la Copa Mundial de México, Estados Unidos y Canadá, si el equipo se clasifica. España, mientras, pierde a un buen jugador, a un chico, talentoso, que tenía la intención de defender los colores del país donde nació. Toca esperar para saber quién es el más damnificado por la determinación de cambiar de casaca.
