El francés Karim Benzema se convirtió hoy en ganador del Balón de Oro de 2022 y se sumó a la terna de jugadores que con más edad lo consiguieron en la larga historia del premio, que en los últimos años ha priorizado a veteranos antes que a noveles, sobre todo porque los años pasaron para Lionel Messi, el último en llevarse el trofeo a casa, y el que más veces lo ha conseguido en la historia.
El argentino tenía 34 años y cinco meses cuando sumó su séptimo premio individual, a finales del año anterior. Ya había superado al croata Luka Modric, quien tenía 33 abriles cumplidos en 2018, cuando, luego de ganar la UEFA Champions League con el Real Madrid, y convertirse en finalista con Croacia en Rusia 2018, France Football le entregó el más preciado de los torneos individuales en el más universal.
Antes de Modric, hay que remontarse al año 2006, para encontrar a otro jugador que haya ganado el premio con 33 años, en esa ocasión el defensor del Real Madrid Fabio Cannavaro, capitán de la Italia que ganó la Copa Mundial de Alemania sin haber cometido una falta en todo el campeonato, en unas de las actuaciones más sobresalientes para un zaguero en la historia de estas lides.
Con más de 34 años lo ganó en 196e el arquero ruso Lev Yashin, más conocido en el mundo del fútbol como la Araña Negra, quien, además, le da nombre al premio que se le otorga al mejor arquero del año, y que en esta ocasión correspondió al guardametas del Real Madrid, Thibaut Courtois, de gran trabajo durante la temporada 2021-2022, el período en el que se mide ahora a los vencedores.
También con 33 años se proclamó ganador del Balón de oro, en 1959, el argentino Alfredo Di Stéfano, Sin embargo, el jugador que con más edad ganó el codiciado trofeo fue sir Stanley Matthews, en 1956, cuando ya había cumplido los 41, unos años en los cuales la mayoría inmensa de los jugadores ya ha colgado camisetas y botines y han dicho adiós al más universal.
LA HAZAÑA DE BENZEMA
Benzema nunca se creyó que podía ser Balón de Oro. Por años se conformó con ver cómo Lionel Messi y Cristiano Ronaldo se repartían el premio. Incluso, puede que hasta se haya sentido parte de los cuatro ganados por el portugués mientras jugaba para el Real Madrid, porque entre ambos formaron una sociedad espectacular, al punto de que es poco probable que otro atacante haya tenido antes un gregario como el francés.
Karim fue siempre un jugador tímido, de perfil bajo y juego fino. Nunca tuvo gestos de más, su comportamiento fue ejemplar, y se tragó con tranquilidad los pitos de la grada, incluidos los propios en el Santiago Bernabéu. Por años le reprocharon indolencia y le pidieron más, tal vez porque los fanáticos sabían que podía dar más y que todo era cuestión de proponérselo.
Incluso, tuvo temporadas de menos de 10 goles, cifras irrisorias para su talento y capacidad anotadora. pero Karim es así, y a los reproches siempre respondió que su fútbol no era el de un nueve puro, por más que llevara ese número en su camiseta. Cada vez adujo que no era solo un jugador de área, que tenía que salir a buscar el balón, a crear, a abrirle espacios a sus compañeros. Y fue fiel a su filosofía todo el tiempo.
Y así pasó el tiempo, y cuando Cristiano Ronaldo le dijo adiós al Real Madrid, en el verano de 2018, Karim recogió es testigo y comenzó una carrera vertiginosa como goleador, que lo llevaría hasta la conquista de otra Champions, a ser fundamental en cada partido y a convertirse en ganador del primer Balón de Oro de su carrera y otro más para el Real Madrid.
LA CHAMPIONS DE BENZEMA
El francés se perdió el partido de ida de los octavos de final ante el PSG en el Parque de los Príncipes de París. El Real Madrid fue zarandeado por los rivales, y Karim no tuvo más remedio que ver el choque desde la grada, con la impotencia del que sabe que su aporte puede ser fundamental, pero el fondo físico no le daba para saltar a la cancha, y tendría que esperar.
Pero llegó la vuelta y Karim ya estaba recuperado. Sin embargo, otra vez el PSG comenzó dominante, hasta que el actual Balón de Oro casi le roba un balón al arquero Gianluigi Donnarumma, la pelota fue a caer a los pies de Vinicius Jr., quien se la devolvió y ahí arrancó la primera de las grandes remontadas del Real Madrid, que no paró hasta alzar La Orejona, como se llama el trofeo de la Champios en el Stade de France.
Los tres goles del Madrid los anotó ese día Benzema. Y terminaron por echar de la Champions a un PSG que venía arriba con un Kylian Mbappé imparable, y que contaba, además, con Lionel Messi y el brasileño Neymar Jr., como grandes estrellas. Pero era solo el primer paso, porque unos días después el rival iba a ser el Chelsea inglés y de nuevo Karim fue la solución de su equipo.
En la ida hizo otro hat trick. Primero aprovechó un centro desde la izquierda de Vinicius para vencer a Rdouard Mendy, de cabeza. También con un testarazo, a pase de Modric, descolocó al arquero para el segundo gol. Y poco más tarde presionó tanto al guardameta que este terminó por regalarle la pelota para el 1-3 definitivo. Luego en la vuelta, anotó el de la victoria.
LO DEL CITY LO MEJORÓ TODO
Los que creían que el Real Madrid y Benzema habían superado todos los límites con las dos remontadas anteriores, se equivocaron. Tocaba primero el Etigad Stadium, donde aguardaba un Manchester City de colmillo largo, que apenas en unos minutos se puso delante por 2-0. El francés marcó un gol entonces. Cuando el partido iba 3-1, Vinicius lo acercó 3-2, pero no quedaría así.
Luego, con ventaja local de 4-2, un penal cometido por Rúben Dias le dio la posibilidad a Benzema de acercar a los suyos y dejar abierta la eliminatoria para el regreso al Santiago Bernabéu. Y el francés lo marcó con toda la delicadeza del mundo, con finura exquisita, una vaselina a lo Panenka, en tanto el arquero se dejaba caer a un costado en un intento de a divinar el lanzamiento.
Ya en casa, y luego de que se adelantara el Manchester City y de que el brasileño Rodrigo marcara dos veces en unos minutos para forzar la prórroga, llegó de nuevo el tiempo de Karim. Rúben Dias le hizo otro penal, ahora al propio delantero francés, que se encargó de mandar la pelota a las redes con un disparo raso, a la derecha del guardameta. El Madrid estaba en la final, y Benzema acariciaba el Balón de Oro.
Luego, en el Stade de France, los blancos vencieron por 1-0 al Liverpool con gol de Vinicius y el mundo del fútbol entendió que nadie había tenido una temporada como la del otrora jugador del Olympique de Lyon, ni nadie había sido tan determinante. Lo demás es conocido, pero llama la atención, eso sí, que su premio llegara cuando ya muy pocos le daban opciones y cuando otros nombres aparecían en el escenario del más universal.
Karim tiene aún retos por delante, pero es muy poco probable que vuelva a pelear un Balón de Oro. En unas semanas jugará la Copa Mundial con la selección francesa. Será la referencia en ataque, pero el liderazgo y las mayores responsabilidades caerán en Mbappé, a quien Didier Deschamps le ha dado todos los poderes y lo acomoda en el campo para que pueda explotar todas sus condiciones.
Sin embargo, si el físico lo ayuda, si el Real Madrid gana la Liga y vuelve a ser grande en Champions, nadie puede descartar que el jugador francés pueda estar de nuevo en la pelea, más allá de los nuevos fenómenos que aparecen en el más universal y que imponen clase y talento, como el propio Mbappé o el noruego Erling Haaland, un goleador impresionante que somete a la Liga Premier desde las filas del Manchester City.
