El fichaje de Jude Bellingham por el Real Madrid parece ser cuestión de tiempo. El gurú del movimientos de los futbolistas en el llamado Viejo Continente y en medio mundo, el periodista italiano Fabrizio Romano, lo da casi por hecho, y eso, salido de él, significa que el equipo de la capital española terminó por ganarle la partida a los grandes de la Premier League y terminará por sumar a uno de los jugadores más talentosos del mundo.
Desde que arrancó la presente temporada se sabía que sería la última de Bellingham con el Borussia Dortmund, y comenzó entonces la puja por él, con todos los grandes clubes de Europa enrolados, sobre todo el Liverpool, el Manchester City y el Real Madrid. El primero se descartó solo tras caer en la clasificación en el torneo inglés, que lo dejará fuera de la próxima edición de la Champions.
Luego siguieron el City y el Real Madrid, rivales desde la próxima semana por las semifinales de la UEFA Champions League y máximos favoritos al título. El ganador, entre ellos, se medirá al que consiga imponerse entre el Milán Ac y el Inter de Milán, que van por la otra parte del organigrama. Sin embargo, lo de Bellingham parece decidido y en la temporada siguiente puede vestir de blanco.
EL ESTIGMA DE LOS JUGADORES INGLESES EN EL MADRID
Bellingham llegará al Santiago Bernabeu, si finalmente se ratifica su fichaje, con la encomienda de borrar la imagen dejada por los futbolistas ingleses que pasaron por el club, algunos de los cuales llegaron y se fueron con más penas que gloria y sin dejar huellas en la institución, a pesar de que llegaron con el aval de super estrellas, como los casos de Michael Owen, David Beckham, Jonathan Goodgate o Steve McManaman.
Owen, que había ganado el Balón de Oro en 2001, fue firmado por Florentino Pérez en 2004, por unos 12 millones de euros, una cifra que ahora parecería una ganga, pero que entonces no lo era tanto. Venía del Liverpool y se encontró con delanteros de clase mundial, como Raúl González y Ronaldo Nazario. Al final, estos le ganaron la partida y no tuvo más remedio que marcharse.
Al año siguiente, sin adaptarse a la vida de la capital española, con la familia ejerciendo presiones para volver a Inglaterra y sin un hueco en la formación titular, decidió hacer las maletas y regresar a su país para jugar con el Newcastle United, que pagó 24 millones. No era el primer inglés que desentonaba en el principal equipo español, ni tampoco el más famoso que jugaría en el Bernabeu.
Otro que no la pasó todo lo bien que es esperaba en la llamada Casa Blanca fue David Beckham, la rutilante estrella del Manchester United, que un día se enemistó con el entrenador Sir Alex Ferguson y escogió como destino el Madrid de Zinedine Zidane, Figo y Ronaldo, en aquel grupo llamado Los Galácticos, cuyo fútbol enamoró a medio mundo, aunque sin conseguir los títulos que la directiva hubiera querido.
En el verano de 2003, Florentino Pérez pagó 35 millones por él. Era la perla que faltaba al equipo, porque, además de los mencionados, la plantilla tenía a Guti, Roberto Carlos, Santiago Solari, pero el inglés, aunque fue un profesional hasta el último día, no terminó por explotar como jugador en la capital española, aunque jugó cuatro temporadas, participó en 159 partidos, marcó 20 goles y ganó una vez la Liga Española y otra la Supercopa de España.
MCMANAMAN Y GOODGATE TAMPOCO
En 1999, cuando Lorenzo Sanz era presidente del Real Madrid, uno de los antojos era Steve McManaman, un centrocampista inglés que jugaba para el Liverpool, cuya casaca se la había puesto en 364 ocasiones oficiales y había marcado 60 goles. El holandés Guus Hiddink, entonces en el banquillo y a punto de irse, lo creía el hombre clave para su proyecto, pero el equipo no atravesaba su mejor momento y el inglés fue una de las víctimas.
Las finanzas del club no estaban en su mejor momento y tuvo que desprenderse de Clarence Seedorf, Christian Panucci, Pedrag Mijatovic y Davor Suker, que habían formado parte del equipo que ganó la séptima Champions para el Madrid, solo un año antes. McManaman fue el segundo jugador inglés en vestir la casaca blanca, tras Lurie Cunningham.
Sin embargo, el mediocampista jugó y ganó la final de la Champions del año 2000 ante el Valencia, incluso marcó el segundo de los goles de su equipo, en el minuto 66, con lo cual quedó para siempre en la memoria de la afición, pero la llegada de Florentino Pérez a la presidencia, con Luis Figo como estandarte, marcó el futuro del inglés, que se fue un año después, lo mismo que su pareja en el centro del campo, el argentino Fernando Redondo.
Otro inglés que jugó para el Madrid fue el zaguero central Jonathan Goodgate, quien ficho en agosto de 2004, proveniente del Newcastle United, por casi 20 millones de dólares, pero solo estuvo un par de temporadas, marcado por las lesiones, y en 2006 se fue cedido al Middlesbrough, quien lo fichó después para convertirlo en una de las grandes estrellas del equipo.
Con ese historial de futbolistas ingleses a sus espaldas podría llegar Bellingham al Real Madrid, para formar en el centro del campo con otros dos talentos jóvenes como Eduardo Camavinga y Aurelien Tchouaméni, además de otro no tan joven, como el uruguayo Federico Valverde. Todos podrían coincidir con dos de los grandes centrocampistas de la historia del club, Tony Kroos y Luka Modric, cuyas carreras están más cercas del final que del principio.