No hay ningún partido en el fútbol de clubes -y tal vez en todo el fútbol- que despierte más pasiones que un Real Madrid-Barcelona. Desde hace muchos años, los dos grandes rivales de España despiertan pasiones en medio mundo, pero ese apasionamiento alcanzó ribetes insospechados en los tiempos en que uno y otro tenían a Lionel Messi y Cristiano Ronaldo como grandes estandartes.
La rivalidad entre los clubes, el encono, esos deseos de destruirse unos a otros, no nacieron con los tal vez mejores jugadores de la historia de ambos clubes, pero sí se cimentaron mucho desde que uno y otro estuvieron de contrarios. Incluso, para esos choques, solía decirse que no había favorito, por mal que estuviera uno o bien el otro. Es un clásico, dicen, y para esos partidos no hay favoritos.
Y ahora llega de nuevo uno de esos partidos: el último de la temporada, justo cuando parece que todo el pescado está vendido, porque el once catalán acaba de quedar fuera de la UEFA Champions League, y el Real Madrid se metió en semifinales. Sin embargo, en La Liga, que es por lo que juegan, hay ocho puntos de diferencia entre uno y otro, y una victoria culé los pondría a cinco con seis partidos por jugar.
UN BARCELONA EN HORAS BAJAS
Al Barcelona no le salieron bien las cosas en los últimos días. El equipo de Xavi Hernández sufrió un varapalo tremendo en los cuartos de final de la Champions al caer eliminado en casa ante el Paris Saint-Germain, luego de ganar 2-3 como visitante en el Parque de los Príncipes. Ese triunfo fuera hacía pensar en un avance, casi seguro, a las semis de la competición continental.
A ese triunfo hay que agregarle que en el Olímpico de Montjuic, el Barça se adelantó temprano por un gol del brasileño Raphinha. Con dos goles de ventaja y ochenta minutos por jugar, los seguidores culés en medio mundo veían al equipo en semifinales, pero se produjo la fatídica expulsión de Ronald Araújo, que encajó mal todo el equipo y facilitó la caída por un lapidario 1-4 que coartó los sueños de llegar a semifinales.
La tarjeta roja a Araújo dejó secuelas, entre ellas una supuesta división en el vestuario, por unas críticas a una televisora estadounidense de Ilkay Gundogan, quien fue duro con el zaguero uruguayo, quien dos días después no eludió responder al ataque y dijo que el tenía sus principios y sus valores y que no respondería al internacional germano, en un intento de no decir nada, pero de haber dicho mucho.
Aunque el capitán blaugrana, Sergi Roberto, salió a desmentir rumores sobre una ruptura en el vestuario, las declaraciones de Araújo demuestran que hay rencor por lo que dijo el alemán, quien no es la primera vez que se va de revoluciones. A todo esto, hay que agregar la posibilidad, cada vez más cierta, de que Xavi no le dé marcha atrás a su decisión de retirarse, por lo que se le acaba el tiempo al frente del equipo.
Con los rollos en el vestuario, el entrenador de salida, la herida abierta por una dolorosa derrota, que implicó una eliminación y la posibilidad de una temporada en blanco, y el estar a ocho puntos del Real Madrid, la situación del Barça no es la mejor, pero la fiera herida suele ser peligrosa, y hay quienes no descartan alguna sorpresa en el Santiago Bernabeu.
UN MADRID EN HORAS ALTAS
Todo lo contrario a lo que sucede en el Barcelona, se puede decir del Real Madrid. El vestuario parece más unido que nunca, con un Carlo Ancelotti al puesto de mando, que acaba de renovar su contrato hasta el final de la campaña 2025-2026, lo cual garantiza la tranquilidad del proyecto y la armonía de una plantilla en la cual, según ellos mismos, no hay grandes egos y solo trabajo de equipo.
También contrario a lo que sucedió al club blaugrana, el blanco viene de eliminar al Manchester City en cuartos de final de la UEFA Champions League, en un partido de vuelta que le granjeó críticas a Ancelotti por el planteamiento ultradefensivo, pero los seguidores del Madrid saben que la preocupación principal es ganar y seguir con vida en la lid continental, en la cual le volvió a tocar el rival más duro.
El plus que da la victoria ante el Manchester City solo tiene un inconveniente: un día menos de descanso que el rival de turno y muchos minutos más, luego de haber jugado una prórroga, con el desgaste propio de estos partidos, en lo físico y lo psicológico, porque incluyó también una tanda de penales. Esto último iguala un poco las posibilidades entre uno y otro equipo para el partido del domingo.
¿Ganará el Real Madrid amparado en su buen momento y por su condición de local? ¿Lo hará el Barcelona, mucho más necesitado que los blancos de la victoria? Al Barça solo le vale ganar para ponerse a cinco, que aún siguen siendo muchos a falta de seis partidos. Un triunfo del Madrid sentencia la Liga, y hasta un empate se lo pone todo en las manos para alzar el trofeo.
