Bale feliz en Los Angeles, quién lo iba a decir

Garet Bale llegó a Los Angeles y volvió a sonreír. La otrora estrella del Real Madrid recuperó la alegría nada más poner un pie en el equipo angelino, a donde fue, según algunos medios, para intentar mantener la forma física y deportiva de cara a la Copa Mundial que se jugará en noviembre y diciembre venideros en Qatar, y a donde él llegará con el brazalete de capitán de la escuadra de su país, Gales.

Bale no solo sonrío, sino que usó un megáfono para hacer algún cántico y hasta pronunció palabras en español, algo que nadie pudo ver jamás mientras jugaba en la capital española, a donde llegó con el cartel de favorito a ganar un Balón de Oro y de donde se fue como un inadaptado, incapaz de tirar del equipo en el momento en el que debió convertirse en líder absoluto.

Sin embargo, ahora está feliz. Ríe, baila, habla, y deja de ser el jugador taciturno que un día sí y otro también prefería quedarse en el banquillo del Santiago Bernabéu, sin importar el partido que se estuviera jugando, y sin tener en cuenta que fue, en los últimos cuatro años, el jugador mejor pagado de la Liga Española, junto al barcelonista Gerard Piqué. Lo de Garet es inexplicable, pero son esas cosas que trae el fútbol.

Bale, que está a punto de cumplir 32 años, se conformó muy pronto con recibir su salario sin sacrificarse más, sin intentar darle más lustre a una carrera que pudo ser más rutilante. Incluso, prefiere irse a Los Angeles FC, que seguir jugando en Europa, donde el nivel es mucho más alto. Otros jugadores de más edad, como sus excompañeros Cristiano Ronaldo y Karim Benzema, aún son estrellas en la élite, en tanto él busca un lugar donde apagarse con tranquilidad, alejado de las altas exigencias.

Su llegada al Madrid

En la temporada 2012-2013 Bale fue seleccionado el mejor jugador de la Liga Premier de Inglaterra. Y el Real Madrid, habitualmente al tanto de lo que sucede en el mundo del fútbol, fue a por él. La idea le encantó al jugador, pero no a la directiva del Tottenham, que aguantó hasta última hora antes de aceptar venderlo por 105 millones de dólares, la cifra más alta pagada por un futbolista hasta entonces.

Solo el 1 de septiembre de 2013 se anunció su traspaso al club blanco, donde jugaría al lado de Cristiano Ronaldo y Benzema, a las órdenes del portugués José Mourinho, que agotaba los plazos para conseguir una Champions con el equipo de la capital española. Y Garet pasó a formar parte de una delantera que desde entonces se llamó la BBC, y que solo se rompió en 2018 con la salida de CR7 hacia la Juventus de Turín. Pero allá llegaremos.

En el primer año en el Real Madrid, llegó a la semifinales de la Champions, y Mourinho y el club blanco separaron sus destinos. Entonces, con Carlo Ancelotti al mando, Bale fue uno de los grandes protagonistas del décimo trofeo conseguido por el club en su historia.

Sin embargo, antes de aquella final ante el Atlético de Madrid, en Lisboa, Bale brilló unas semanas antes al marcar el gol de la victoria ante el Barcelona en la final de la Copa del Rey. Poco le importó al galés que Marc Bartra lo lanzara fuera de la cancha, porque entró de nuevo, lo aventajó en carrera y sentenció el partido con un toque sutil por entre las piernas de José Manuel Pinto, el arquero del once catalán.

Era el 16 de abril, el partido iba 0-0 en Mestalla y faltaba cinco minutos para el final. Ese gol ante el equipo de Messi le ganó el favor del madridismo, que unos días después terminaría por idolatrarlo en Lisboa. Luego del milagroso empate conseguido por Sergio Ramos en el minuto 93, para forzar el alargue de la final de la Champions, llegó la prórroga.

Con el partido 1-1, el argentino Ángel Di María hace un slalon por la izquierda, se acerca a la portería que defendía Thibaut Courtois y dispara a puerta. El arquero la toca y la desvía pero entonces aparece Bale, que cabecea limpio a las redes. Era el 2-1 decisivo ante un Atlético rendido, incapaz de oponer resistencia.

La llegada de Zidane

Al año siguiente el Real Madrid no ganó nada y Ancelotti hizo sus maletas y se marchó. El Madrid, tal vez por una deuda pendiente, contrató a Rafa Benítez para la temporada 2015-2016, pero no llegó a estar ni medio año, y Florentino Pérez echó mano de Zinedine Zidane. Y con Zizou llegaron tres nuevos títulos de Champions y uno de Liga. Y Bale siempre fue importante.

Al final, en el partido por el título ante el Liverpool, en el Estadio Olímpico de Kiev, no salió como titular, pero cuando saltó a la cancha rompió el empate a uno y la final. Una chilena espectacular y un disparo desde lejos, que le quemó las manos a Loris Karius, fueron suficiente para sentenciar aquel partido. Era la Champions número 13 para el Real Madrid.

En los festejos, apenas unas horas después, Cristiano dijo que se iba. Y tras él se marchó Zidane. Los artífices principales de las tres Champions consecutivas se iban del club, y el Madrid renovó a Bale con la intención de que se convirtiera en el gran líder del equipo, en el referente, en el encargado de tirar del carro, tal como hizo siempre CR7, pero el galés, entonces a las órdenes de Julen Lopetegui, comenzó a esfumarse.

Lopetegui no aguantó mucho. Lo relevó Santiago Solari y Bale comenzó su peor estapa en el Real Madrid, la cual se extendería por varios años más. Al final, casi en el ocaso de la temporada 2018-2019, regresó Zizou, pero ya Bale no volvió a ser jamás el jugador de sus primeros años en la Casa Blanca.

Antes del inicio de la campaña 2020-2021, a una pregunta de la prensa, Zidane dijo que si Garet se iba a ir, era mejor que lo hiciera ya, pero el jugador estaba feliz en Madrid. Le gustaba la ciudad, hacía lo que le gustaba y encima jugaba al golf, su pasatiempo preferido. En el mercado de invierno terminó por irse cedido al Totteham, que lo devolvió al Real Madrid nada más terminar la campaña.

El regreso de Ancelotti y fin de contrato

Zidane volvió a irse. Algunos dicen que para siempre. Y regresó Carlo Ancelotti al puesto de mando. El técnico italiano le dio la titularidad desde el primer día a Bale, pero luego de los primeros partidos y ante la explosión de Vinicius, la forma de Rodrigo Goes y Marco Asensio, y la poca implicación del galés, le reservó casi a tiempo completo el banquillo.

Esporádicamente jugó Bale, cuyo contrato expiraba al final de la temporada. Sabía que nadie llamaría a su agente para decirle de una renovación. Entonces se centró en la selección de su país, a la que ayudó, con actuaciones decisivas, a clasificarse para la Copa Mundial.

Y encima de eso, el Real Madrid sumó tres nuevos títulos que cuentan en su palmarés: Supercopa de España, Liga y Champions. Garet es parte del grupo de elegidos que alguna vez en sus vidas ganaron cinco veces el trofeo más importante de clubes del mundo. Un solo hombre había ganado más, el ya fallecido Paco Gento,

El Madrid despidió a Bale con honores. No fueron los mismos que a Marcelo, el último capitán, pero estuvo bien. El club y la afición le dijeron adiós como una leyenda y el galés, luego de algunos rumores que lo situaban en equipos pequeños de Europa, hizo sus maletas y se fue a la Major League Soccer de Estados Unidos, al equipo angelino, que lo recibió con los brazos abiertos.

Nada más llegar dijo que tiene aún mucho fútbol, que no va solo para estar seis meses y poder jugar la Copa Mundial, pero conociendo al último Bale, al de Gales y golf por encima de todo, al menos hay que poner en dudas sus palabras. Eso sí, si la salud lo acompaña y tiene deseos de jugar, aquella liga le quedará pequeña.