Lo más normal en el mundo del fútbol es que un club rescinda el contrato de un entrenador, que lo cese, sobre todo en los tramos finales de las temporadas, cuando los objetivos del inicio de la campaña corren el riesgo de caer al vacío. Y esos objetivos depende de muchas cosas. Para unos es la lucha por títulos, para otros entrar en competiciones europeas, incluso algunos solo pelean por la salvación. Así es el más universal.
Hay entrenadores, incluso, que se van, o son destituidos, porque no encajan en lo que quieren directiva y afición, aunque sus resultados sean buenos, aunque esos son los mejores. Y a la hora de echar a uno, los que dirigen no andan creyendo en el glamour, el pedrigrí o el nombre. Los llaman a la oficina y les dicen que su labor terminó y desde ese momento pasan a formar parte del ejército de desempleados de entrenadores.
Ese tiempo en la lista de parados puede durar poco. Algunos, incluso, salen de un club y al momento están en otro. O por lo menos entran en negociaciones con otras entidades, a las que llegan unos meses después, cuando la temporada haya expirado. Eso sí, tres despidos en un día, en el fútbol de élite, es demasiado. O dos despidos y una renuncia, que para el caso viene a ser lo mismo.
EN ESPAÑA HAY POCA PACIENCIA CON LOS TÉCNICOS
La Liga Española es, tal vez, entre todos los grandes torneos europeos en la que menos paciencia se tiene con los entrenadores. Un ejemplo es el Sevilla, que va por tres técnicos en lo que llevamos de temporada y ni aún así ha conseguido levantar cabeza. La víspera, por ejemplo, caía por 1-0 ante el Almería, en cinco minutos consiguió darle la vuelta, pero encajó un gol al final y se dejó dos puntos cuando nadie pensaba que podría pasar.
El empate ante los de Quique Sánchez Flores dejó muy tocado al entrenador del Almería, Gaizka Garitano, quien, a su vez, había sustituido en octubre a Vicente Moreno. El ya extécnico almeriense arribó al Power Horse Stadium -otrora Estadio de los Juegos Mediterráneos, en busca de cambiar la situación del equipo, que parecía condenado al descenso desde rl arranque de temporada, pero no logró ni una victoria.
Con Moreno no hubo ni un triunfo en nueve partidos. Y con Garitano tampoco en 19. Y ahora se habla de Pepe Mel, como posible entrenador, aunque no se sabe si solo para terminar la campaña o para trabajar el año próximo en segunda, porque es un hecho que el Almería jugará ´la próxima temporada en otra categoría. Un equipo que en 29 fechas solo haya sumado 10 puntos, todos ellos por empates, no puede aspirar a más.
Para algunos, entre ellos para mí, la decisión es totalmente desacertada, sobre todo porque el Almería no tiene opción alguna de mantener la categoría. Y Garitano podría ser muy útil en eso de buscar el ascenso en la temporada venidera. Aunque, al parecer, algo pasó de pronto que precipitó la destitución, porque todo estaba bien hasta última hora, incluso en el entrenamiento con los suplentes del choque ante el Sevilla.
El mismo camino tomó el Celta de Vigo, que destituyó a uno de los pocos técnicos que trabajan en primera división y saben lo que es ganar una Champions, Rafa Benítez. La derrota por 4-0 del domingo ante el Real Madrid terminó por enterrar a Benítez, cuyo equipo se quedó solo a dos puntos por arriba del Cádiz en la lucha por la salvación, luego que el equipo cadista se impusiera por 2-0 al Atlético de Madrid.
BENÍTEZ, SARRI... EL ZARAGOZA
Rafa Benítez era, junto a Carlo Ancelotti, uno de los dos técnicos con títulos en la máxima competición continental, pero los objetivos del Liverpool inglés no son los mismos que los del Celta de Vigo, aunque a él lo contrataron para estar más arriba, para pelear por puestos europeos, y lo deja al borde del precipicio, solos dos puntos por encima de un Cádiz, cuya victoria ante los del Cholo Simeone le da un impulso tremendo.
El club gallego le agradeció a Benítez por su labor y su profesionalismo, pero lo mandó a la calle. En su lugar, con la intención de cambiar la dinámica del grupo, nombró a Claudio Giráldez, quien trabajaba con el Celta Fortuna en Primera Federación y que en más de una oportunidad había sonado como candidato para entrenar a Iago Aspas y el resto del equipo en primera división. Al fin le tocó su turno.
El Zaragoza pugna por volver a primera división. La afición, la junta directiva y los jugadores creen que es el momento de volver a la categoría de la que nunca debieron irse. Pero no andan bien, están lejos de los play off de ascenso y trajeron a un histórico, Víctor Fernández, quien se sentará por cuarta vez en el banquillo, en sustitución de Julio Velázquez, quien sustituyó en noviembre a Fran Escribá.
La tarea de Fernández es tremenda, porque el equipo está a siete puntos de los puestos de play off y solo a siete por encima del descenso. Muchos creen que debió llegar cuando se marchó Escribá, pero ya es tarde. En España pudieran ocurrir otros movimientos en las próximas horas, pero depende lo que sean capaces de hacer el Atlético de Madrid y el Barcelona en la vuelta de los octavos de Champions.
Si ambos quedan eliminados, es muy probable que los respectivos entrenadores den un paso al lado. Xavi que anunció su salida en junio, puede adelantarla, y el Cholo Simeone puede que decida irse tras el fracaso. Eso hizo el italiano Maurizzio Sarri hace unas horas, una semana después del descalabro ante el Bayern de Múnich en la misma instancia de la lid continental. Es fútbol y esas cosas pasan.
