Arranca Wimbledon con Djokovic en busca del séptimo título

El serbio Novak Djokovic iniciará el lunes la defensa de su título en el torneo de tenis de Wimbledon, donde busca su cuarto título en línea y el Grand Slam número 21 de su carrera. Su primer partido será ante el Soonwoo Kwon, camino a convertirse en el segundo jugador con mayor edad en ganar la lid.

Nole, de 35 años recién cumplidos, aunque gane no podrá igualar a Federer que levantó su último trofeo en Londres con la misma edad, pero casi al cumplir 36. Eso sí, si el vencedor resultará ser el español Rafael Nadal, entonces la marca de Federer pasaría a formar parte del pasado.

Que gane uno u otro parece difícil de vaticinar desde ahora, aunque son los dos tenistas de mayor palmarés de todos los enrolados en el tercer Grand Slam del año, que, a diferencia de Roland Garros, solo permitirá un enfrentamiento hipotético entre ellos en la ronda final, en el partido definitivo.

Mientras el serbio verá acción el lunes ante el surcoreano, el español se las verá un día después ante el argentino Francisco Cerúndolo, número 42 de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) y semifinalista en el Master 1.000 este año, por una parte del organigrama en el que estarán también el croata Marin Cilic, el estadounidense Sam Austin Querrey, y el canadiense de origen togolés Felix Auger-Aliassime, entrenado por Tony Nadal, tío de fenomenal jugador español.

Si Nadal logra imponerse a esos jugadores o a los que salgan adelante en su cuadro, podría encontrarse en las semifinales con el griego Stefanos Tsitsipas o el italiano Matteo Berrettini, ambos entre lo que más vale y brilla del tenis mundial en la actualidad.

Djokovic tampoco lo tiene fácil, pues por su cuadro va también el español Carlos Alcaraz, el polaco de casi dos metros de altura Hubert Hurkacz, el noruego Casper Ruud, recientemente finalista en Roland Garros, o el estadounidense John Isner, en extremo peligroso por la habitual potencia de su servicio.

Otro estadounidense, Reilly Opelka, podría cruzarse en el camino del serbio, que ganó en las tres últimas ediciones de Wimbledon, de sus seis títulos, con los cuales se sitúa cuarto de todos los tiempos, detrás del suizo Roger Federer (8), el británico William Renshaw (7), el estadounidense Pete Sampras (8).

De los activos, solo tres jugadores saben lo que es ganar en Wimbledon, los ya mencionados Djokovic (2011, 2014, 2015, 2018, 2019 y 2021), Rafael Nadal (2008 y 2010) y el británico Andy Murray (2013 y 2016)

En el tenis no siempre ganan los primeros preclasificados, pero la posición como cabeza de serie, de acuerdo a su actuación personal dice mucho de lo que puede ocurrir en la cancha, pero el llamado deporte blanco no está exento jamás de las sorpresas.

Alguna vez en los Grand Slam logró imponerse alguien que entró por la clasificación, incluso por invitación, como el croata Goran Ivanisevic, a quien su condición de 125 del mundo no le daba para entrar en la competición en 2001 y luego de una invitación terminó por alzar el trofeo mayor.

Tenía 29 años el croata por entonces, pero lo perseguían las lesiones, su mejor tenis parecía haber quedado atrás y su saque -decían algunos- ya no era tan dominante, sin embargo entró a la competición y salió en busca de su cuarta final.

Hasta tres veces había perdido antes en el partido por el título, una en 1992 ante el estadounidense Andre Agassi, y otras dos ante Pete Sampras, en 1994 y 1998, y no quería que ocurriera lo mismo, a pesar de que nadie daba un duro por un triunfo suyo, en lo que fue considerada una de las grandes sorpresas de la historia del tenis y del deporte en general.

Para ganar, tuvo que dejar en el camino al español Carlos Moyá, el estadounidense Andy Roddick y el ruso Marat Safin, todos grandes estrellas del llamado deporte blanco. Y en la final le tocó el australiano Patrick Rafter, un especialista en el saque-volea, a quien se impuso en cinco sets por cinco sets 6-3, 3-6, 6-3, 2-6 y 9-7.

Ahora solo toca disfrutar de Wimbledon, para muchos el más atípico e ilusionante de los torneos de Grand Slam, tal vez porque se juega en una cancha mítica o sobre las más original de las superficies.