Los Yankees de Nueva York no ganan un título de Serie Mundial desde 2009, cuando se impusieron a los Phillies de Filadelfia. Desde entonces han pasado muchos años y muchos jugadores, al extremo de que nadie de la actual plantilla estuvo entonces. Y eso sabe mal a los dueños y a los fanáticos, que quieren ver al equipo ganar su vigesimoctavo anillo, una tarea que ahora mismo parece poco menos que imposible, sobre todo por la anemia ofensiva de Los Mulos.
Shohei Ohtani está haciendo historia en las Grandes Ligas. Ya ganó un premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana (MVP) y va camino a su segundo, pero nunca ha jugado más allá del campeonato regular. Su equipo, sus compañeros y la dirección de los Angelinos nunca le dieron la opción de llegar a la postemporada, y el japonés tiene entre ceja y ceja conseguir un anillo en el mejor béisbol del mundo. Para algunos, llegó el momento de tomar decisiones.
Durante mucho tiempo, los Angelinos se mostraron reacios a cambiar al mejor pelotero de dos vías de la historia del béisbol, el mismo que marcha segundo ahora en la Liga Americana en ponches propinados y es líder en jonrones conectados, en una muestra de talento a dos manos que no resulta nada habitual en el mundo del béisbol, y mucho menos en el moderno, donde hay tanta especialización.
OHTANI, UN COLOSO DEL DIAMANTE
Durante el partido del jueves ante los vecinos Dodgers de Los AÁngeles, la recta del japonés llegó hasta las 100 millas por hora de velocidad. Son pocos los abridores que llegan a esos extremos, aunque sí lo consiguen con relativa facilidad algunos relevistas, entre ellos Félix Bautista (Orioles de Baltimore) o Aroldis Chapman (Reales de Kansas City) por solo mencionar a dos con las rectas más poderosas de todo el circuito profesional.
Ohtani ponchó a 12 rivales en siete entradas. La cifra es asombrosa como todo lo que hace el japonés, que pudiera ser canjeado antes del 1 de agosto, fecha límite de cambios, si los Angelinos no están en condiciones de pelear por entrar en los play off. Los Yankees, por cierto, no son los mejores colocados para llevarse a casa al mejor pelotero del momento, y al único que pudiera tener un salario superior a los 5º millones de dólares por temporada muy pronto.
Antes que la mítica franquicia del Bronx están sus vecinos de Queens, los New York Mets, Los Dodgers de Los Ángeles e, incluso, los Padres de San Diego, cuya directiva se ha gastado muchos millones en la contratación de grandes jugadores en los últimos años, una de las razones por las cuales tienen en nómina, por ejemplo, a Xander Bogaert, Juan Soto, Manny Machado y Fernando Tatis Junior, entre muchos otros.
Pero los Yankees son los Yankees y desde tiempos inmemoriales han conseguido a casi todo el jugador que han pretendido, porque el uniforme de rayas tiene un tirón muy fuerte en el mundo del béisbol. Y posición tendría sin problemas el nipón en la plantilla: tal vez segundo abridor por detrás de Gerrit Cole -o quien sabe si primero- y segundo en el orden ofensivo, por delante o por detrás de Aaron Judge.
Un hipotético canje de Ohtani a los Yankees dejaría en mal lugar a Guancarlo Stanton, uno de los peores movimientos del equipo en su historia, y el peor de la última década, porque el jardinero-designado se pasa la mayor parte del tiempo lesionado, y la otra sumido en bajas ofensivas que ni la dirección ni los dueños están dispuestos a soportar por más tiempo, solo que tal vez no sepan que hacer con é, o no encuentren la fórmula para quitárselo de encima.
COGERLO ANTES DE LA FECHA LÍMITE Y LUEGO LLENARLO DE DINERO
Si finalmente los Angelinos dejan de ser contendientes por el título una vez más, a pesar de tener a dos de los cinco mejores jugadores del béisbol -porque en esa ecuación hay que incluir a Mike Trout- pudieran canjearlo y el equipo que lo adquiera habrá incorporado a un pilar de cara a la postemporada, lo mismo para un partido que para una serie definitoria, entre ellas la Mundial, pero habría que ver a dónde quiere ir.
Ohtani quiere un anillo. Muchos japoneses hicieron historia en las Grandes Ligas y volvieron a casa con un anillo, más allá de los premios individuales, y él no quiere ser diferente. Su intención es ganar, y el equipo que lo adquiera, pudiera tener ventajas de cara a una hipotética contratación para cuando se convierta en agente libre, al final de la temporada regular. Entonces sí habría que abrir la billetera y soltar plata.
Un amigo mío, gran conocedor del béisbol y toda esa telaraña que incluye los salarios, la edad, las condiciones físicas, las posibilidades de que llegue a una década o no en su nuevo contrato, está seguro de que, quien lo quiera, tendrá que buscarse no menos de 500 millones de dólares, en el que sería, por mucho, el contrato más alto de la historia. Y podría apostar que más de un equipo estaría dispuesto a ofrecérselos.
Esa opción -la de varios contendientes por hacerse con sus servicios- podría encarecer mucho más su nueva ficha, y habría que ver cuáles equipos están dispuestos a soltar el dinero. Los Dodgers pueden hacerlo, pero ganaron hace tan poco que no tienen presión adicional. Sí la tendrán los Mets, que se impusieron por segunda y última vez en 1986. O los Padres, que jamás han ganado un anillo y se han conformado con par de banderines de la Liga Nacional.
Los Yankees acumulan una sequía demasiado larga como para dejar pasar la oportunidad de hacerse con Ohtani, quien ofrecería triunfos desde el box, con el bate, y haría que se llenara el Yankee Stadium para cada una de sus presentaciones. Por ahora, todo es especulación, pero no descarten la idea de ver a Judge y Ohtani batear uno detrás de otro.