A finales de octubre de 2022, hace poco más de un año, Unai Emery anunció que dejaba el Villarreal. Fue un anuncio unilateral que sorprendió al mundo del fútbol, porque el técnico acababa de alcanzar unas semifinales de uEFA Champions League con el equipo castellonense y de eliminar nada menos que al Bayern Múnich. Solo el poderoso Liverpool de Jurgen Klopp le impidió lugar por el título.
¿Cómo era posible que un entrenador deje un equipo que acaba de estar entre los cuatro mejores de Europa para irse a un club inglés con historia, pero nada más, y con la intención de pelear en una liga donde abundan los colosos, como los dos elencos de Manchester (City y United), Chelsea, Arsenal, Tottenham, el mencionado Liverpool, incluso el sorprendente Newcastle, respaldado, como algunos otros, por fondos árabes?
Emery lo tenía claro. Estaba tan convencido que no se lo pensó mucho. Se lo dijo a la directiva, lo anunció en las redes y convocó una rueda de prensa. El sabía que el fútbol español iba a la baja y que salvo el Real Madrid, y si acaso el Barcelona, al resto no le iría nada bien, incluyendo al Villarreal, más vendedor que nunca, y con una plantilla con la cual no solo no iba a ganar en Europa, sino ni a repetir jamás lo conseguido el año antes.
UN ASTON VILLA COMO EL DE SIEMPRE
El dinero no hace un equipo de fútbol, como tampoco a una mujer guapa o a un hombre con porte excelente, pero ayuda mucho. Y sin mucho ruido, los villanos confeccionaron una buena plantilla y la pusieron en manos de Emery, que no es un improvisado en la profesión y que sabe lo que es competir contra rivales grandes, incluso entrenarlos, porque, entre otros clubes, entrenó al exigente Paris Saint-Germain.
Cuando Emery dejó de manera unilateral el Villarreal para irse al Aston Villa, sabía de antemano que el reto no era sencillo, pero lo asumió, como todo aquel que no le teme a los muros que tenga que derribar, y 14 meses después es el entrenador de moda en la Liga Premier, y viene de dos triunfos consecutivos contra dos de los grandes clubes de la Liga: Manchester City y Arsenal, además de colocarse tercero en la clasificación.
El Aston Villa ha jugado16 partidos hasta el momento, con 11 victorias, dos empates y tres derrotas. De 48 puntos en disputa ha conseguido 35, solo dos menos que el líder Liverpool, y a uno del escolta Arsenal, al que se impuso este fin de semana. Mientras el poderoso Manchester City, actual campeón, anda uno por detrás. Y, por cierto, llama la atención que los entrenadores de tres de los cuatro primeros clasificados son españoles: Arteta, Emery y Guardiola.
Por detrás aparecen Tottenham, Manchester United, y Nwecastle, en los puestos del quinto al séptimo. Incluso el Chelsea, que se ha gastado una fortuna en los dos últimos mercados, aparece duodécimo, como para certificar que lo del Aston ha sido poco menos que una proeza, cimentada sobre todo en casa, donde tiene un pleno de ocho triunfo en ocho partidos, con 25 goles a favor y solo cinco en contra.
A estas alturas, Los Villanos aparecen en las quinielas como uno de los favoritos al título, algo que no consiguen desde la temporada de 1980-1981, cuando sumaron su séptimo entorchado. Y vale recordar que en la centenaria competición inglesa, el equipo de Trinity Road, en Birmingham, fue el primero en ganar cinco títulos, y luego seis, una historia que nadie le puede quitar y que ahora pretende reverdecer.
LA MEZCLA PERFECTA: UN EQUIPO CON HISTORIA Y UN TÉCNICO AMBICIOSO
Después de aquel título de la temporada de 1980-1981, Los Villanos hicieron otras buenas temporadas, aunque sin poder ganar. En la campaña 1989-1990 terminaron segundos del Liverpool, y en la 1992-1993 escoltaron al campeón Manchester United. Los años siguientes fueron duros, tanto que en 2016 cayeron por primera vez en su historia a la segunda división, después de la creación de la Liga Premier.
Tres años estuvo el club dando trompicones en segunda división, hasta que en 2019 consiguió el ascenso. El sueño inicial pasaba por evitar un nuevo descenso, pero una vez afincado en la categoría, la directiva del club se propuso regresar a competiciones europeas, incluso volver a ganarla, como ya hicieron con la Champions League de 1981-1982, cuando vencieron en la final al Bayern Múnich alemán por cerrado 1-0.
Ese partido se jugó el 26 de mayo de 1982, ante 46 mil espectadores en el Stadium de Feyenoord, en Rotterdam, y se decidió por un gol, a los 57 minutos, del delantero inglés Peter White. Media hora después, el capitán villano Dennis Mortimer levantaba la Copa de Europa ante la mirada atónita de varias estrellas germanas que no se lo podían creer, como Karl-Heinz Rummenigge, Paul Breitner o Klaus Augenthaler, por citar solo a los más conocidos.
Ese fue uno de los títulos más inesperados en la historia de la máxima competición europea, sobre todo por el favoritismo del equipo bávaro, que tuvo a los tres principales artillero de la lid: Dieter Hoeneß (7), Rummenigge (6( y Breitner (5), en tanto Tony Morley fue el único jugador del Aston Villa con más de tres goles (4). Pero ya eso es historia, y el equipo de Birmingham está en camino de terminar entre los primeros de la Premier y de volver a Europa.
Su actual técnico ha conseguido en cuatro ocasiones ganar la Europa League, con el Villarreal y con el Sevilla, además de dominar en todas las competiciones francesas durante su paso por el PSG, aunque no pudo nunca ganar la Champions, a pesar de tener una plantilla poderosa, formada a base de los petrodólares de Qatar. Ahora, con el Aston Villa, entrenador y club tienen otro reto y en unos meses se podrá saber si la combinación es perfecta o no.