Carlos Alcaraz entró a la alta competición como una tromba. De pronto, aquellos que decían que luego de Rafael Nadal no habría otro español grande en el mundo del tenis, comienzan a tener dudas. El murciano se abre paso a fuerza de buenos golpes y una mente fría en el escalafón profesional. El trono del llamado deporte blanco cuenta con un nuevo aspirante.
Durante casi dos décadas Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic coartaron los intentos de cualquier pretendiente por llegar a la cúspide del tenis. Algunos consiguieron algún Grand Slam, otros se conformaron con los Masters 1000, pero el trono de la ATP fue casi patrimonio absoluto del llamado Big Three.
Apostar en tenis con 1xBetCuando el 3 de noviembre de 2003, el estadounidense Andy Roddick se convirtió en número uno del mundo, muchos apostaban porque su reinado no sería muy extenso. Y así fue: solo tres meses después Federer apareció en escena y desde entonces, y por muchos años, la hegemonía fue compartida por los únicos tres jugadores que han logrado ganar 20 o más Grand Slam.
Solo el británico Andy Murray logró hacer un paréntesis y convertirse en primero del mundo desde el 7 de noviembre de 2016 hasta el 20 de agosto del año siguiente. Incluso, tuvieron que pasar otros cinco años para que el ruso Daniil Medvédev apartara a Djokovic por unas tres semanas, del 28 de febrero al 20 de marzo del presente año, todo esto condicionado por la ausencia del serbio en el Open de Australia por aquella historia infinita de las vacunas contra el covid.
Ninguno de los tres grandes cedió. Y si lo hacía uno, como pasó con Roger en los últimos años, los otros mantenían la hegemonía. Djokovic se ratificó como un coloso en todas las superficies, pero siempre fue mejor en Melbourne, donde se cansó de ganar el Abierto de Australia.
Nadal convirtió en su casa la arcilla de Roland Garros, donde ganó hasta en 13 ocasiones el Abierto de Francia, en una de las hazañas más grandes de la historia de cualquier deporte. Y Federer hizo suya la hierba de Wimbledon, donde dejó su firma y la finura de su tenis. Luego, los tres y algún otro, dominaron en Flushing Meadows, en la mítica Nueva York, donde se juega el Abierto de Estados Unidos.
En estos años, otrora tenistas, renombrados conocedores del tenis o simples cronistas auguraron futuros prometedores, carreras fastuosas y puestos en la cima a muchos jugadores, pero ninguno pudo con el empuje y la clase de Nadal, Djokovic y Federer.
En esa lista estuvieron el mencionado Murray, el francés Richard Gasquet, el búlgaro Grigor Dimitrov, el griego Stéfanos Tsitsipás, el suizo Stan Wawrinka, el estadounidense John Isner, el canadiense Milos Raonic, el alemán Alexander Zverev, el argentino Juan Martín del Potro, y el japonés Kei Nishikori, entre muchos otros.
Salvo Murray y Daniil Medvédev, ninguno de los otros logró alcanzar el trono del tenis -léase número uno de la ATP- y de pronto aparece el jovencito Carlos Alcaraz y pone patas arriba Miami con un título en el que nadie creía, incluso con un mensaje a navegantes de que se siente capacitado para ganar un Grand Slam, ya desde 2022.
Lo que para muchos pudiera parecer una frescura, para otros es solo una muestra más de la confianza que se tiene el pupilo del otrora número uno del mundo Juan Carlos Ferrero. Próximo a cumplir 19 años, en mayo próximo, el natural de El Palmar suma victorias contra varios de los ubicados en el top ten del tenis mundial, ante los cuales ha demostrado que tiene calidad para seguir adelante.
En el Master 1000 de Miami se echó al público en un bolsillo con un juego impetuoso y arriegado, con subidas constantes a la red y dejadas espectaculares, además de por su capacidad de luchar cada punto como si fuera el último, en lo cual se parece mucho a su compatriota Nadal.
Alcaraz tiene un físico envidiable y al parecer una cabeza bien amueblada. Si ambos lo continuan acompañando, su tenis no solo le puede dar para ganar un Grand Slam, como prometió después de Miami, sino para disputar y adueñarse del número uno del mundo. Solo necesita tiempo y ese le sobra.
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